Capítulo 116:

Sentarnos y abrazarnos por las noches frente al fuego de la chimenea, salir a caminar por las mañana y disfrutar de la soledad y tranquilidad del bosque.

“¡Es por aquí tortolitos!” escuche la voz de Jessica a lo lejos.

Leonardo y yo nos detuvimos y los miramos a ellos y después miramos hacia el frente, literalmente estábamos solamente dándole una vuelta al hotel y ni siquiera caminábamos hacia la playa, él y yo nos empezamos a reír y caminamos hacia donde estaban los demás.

Seguimos un camino en donde a ambos lados había rosas rojas, cuando salimos de ese camino llegamos hasta la playa, Betty casi inmediatamente corrió hacia el mar y empezó a jugar en la orilla del mar.

“Iré a acompañar a Jessica”, dije y Leonardo me tomo de la mano.

“Míralos, están bien ellos”- dijo Leonardo rodando los ojos hacia ellos, mire disimuladamente hacia ellos y realmente se veían muy felices hablando

“Creo que mejor nos deberíamos de divertir”, dijo guiñándome un ojo mientras se quitaba la camisa.

Cuando se quitó la camisa dejo a la vista su abdomen musculoso, él sonrió pícaramente al ver como yo lo miraba sin ninguna discreción alguna.

Me acerqué a una de las sillas de playa que había cerca y me quité el vestido quedando solamente con mi traje de baño.

Me senté en la silla y empecé a ponerme bloqueador solar por todo el cuerpo, Leonardo se acercó y se sentó a mi lado.

“¿Te ayudo?”, preguntó y yo asentí.

Tomó el bote y empezó a ponerme en toda la espalda mientras yo seguía poniéndome la crema en las piernas y brazos.

Leonardo siguió aplicando la crema en mi espalda, pero lo hacía de una forma inusual, como si buscara otro tipo de reacción en mí.

“Leonardo…”, dije en tono amenazante.

“Está bien”, dijo riendo.

Termino de poner la crema y ambos caminamos hacia la playa.

“¿Quieres venir con nosotros?”, dijo Leonardo acercándose a Betty quien estaba tirada en la arena haciendo un castillo de arena.

“¡Si!”, dijo ella emocionada.

Betty se levantó y tomó la mano de Leonardo, sonreí con ternura al ver aquella escena, Leonardo llevando de la mano a una pequeña niña como si fuera su pequeña hija.

Nos adentramos un poco en el mar, cuando Betty ya no alcanzaba a tocar el suelo Leonardo la levanto en sus brazos para que también estuviera con nosotros.

Debido a que estábamos con Betty teníamos que hacer todo lo que ella nos ordenara, Leonardo la tomaba de una mano y yo de la otra, cuando se acercaba una ola ambos la elevábamos para que saltara, era reía de la felicidad cuando lograba saltar sobre las olas.

Pasamos el resto de la mañana entre risas de la pequeña niña, al final hasta la pequeña Betty aprendió a nadar,

Ya casi había pasado nuestra semana de vacaciones aquí en Hawái, ni siquiera podía creer que después de todo este viaje nos esperaba una boda a Leonardo y a mí.

Ayer por la noche en uno de los restaurantes que estábamos cenando tuvimos la oportunidad de ver un volcán en erupción.

Según lo que no dijeron algunos de los meseros que viven en la isla, los volcanes suelen hacer pequeñas erupciones bastante seguido en la isla y es todo un espectáculo verlos por la noche.

Literalmente la lava saliendo del volcán da la impresión como si fueran fuegos artificiales que están en la punta del volcán.

“¿Puedes enviarme las fotos que tomamos ayer?” le dije a Leonardo mientras bajábamos al lobby por el ascensor.

“Pensé que ya lo había hecho”, dijo.

“No lo has hecho”, dije un poco insegura.

“¿Segura?”, dijo pensando

“Deberías de revisar”, dijo.

En ese momento se abrió la puerta del ascensor y ambos salimos, saqué mi celular y empecé a ver el chat de Leonardo para verificar si él me había enviado las fotos.

Él me tomo de la mano guiándome a donde iríamos mientras que yo estaba distraída viendo el celular, tal y como él había dicho ya me había enviado las fotos, sin embargo, no estaban todas.

“No están todas…” me detuve al ver que estábamos en el estacionamiento del hotel

“¿Vamos a algún lugar?”, pregunté confundida.

“Hoy no nos acompañaran los demás”, dijo con media sonrisa mientras caminaba hacia una moto.

Era una moto Harley Davidson, sobre la moto estaban dos cascos negros, él tomo uno y me miro con media sonrisa.

“¿Qué te parece si nos escapamos en nuestro último día en Hawái?”, dijo con una sonrisa cómplice.

Ni siquiera dije nada más y caminé hacia él para subirme a la moto.

“No sabía que podías manejar motos”, dije un poco sorprendida.

“Cuando estaba en la universidad solía correr en algunas carreras callejeras”, dijo con media sonrisa

“¿Alguna vez te has subido a una moto?”, preguntó.

“Si, una vez que me escapé con mi novio de secundaria”, dije en broma y el me miro con rostro de pocos amigos, yo solo reí

“Mi hermano tenía una moto antes y siempre lo obligaban mis padres para que me fuera a dejar al instituto, tú no sabes lo codiciado que era mi hermano por el simple hecho de tener una moto”, dije haciendo que ambos riéramos.

Tomé el otro casco y él me ayudo a ponérmelo, ambos nos subimos a la moto y Leonardo encendió el motor, hizo sonar fuerte el motor de la moto a propósito.

“¿Adónde iremos?”, dije recostando mi cabeza en su espalda mientras lo rodeaba con mis brazos en su cintura.

“Ya lo veras”, dijo antes de empezar a acelerar a gran velocidad la moto.

En ese momento me tuve que sujetar más fuerte a él, no podía negarlo, sentí miedo al principio porque tenía muchos años de no subirme a una moto, pero después mis miedos desaparecieron y dejé de apretar tanto a Leonardo.

Él manejaba por una carretera angosta de dos carriles, al lado derecho solo había una gran cordillera y al lado izquierdo podía apreciar el mar azul.

Mientras tomaba un poco más de confianza fui soltando poco a poco a Leonardo hasta que me sentí libre como para estirar los brazos en el aire.

A pesar de mis constantes preguntas a Leonardo preguntándole hacia donde nos dirigíamos, él no me respondió nada, el camino que habíamos tomado poco a poco se fue haciendo una cuesta hacia arriba, ahora lo único que podíamos ver a ambos lado era naturaleza.

No sé cuánto tiempo paso cuando él redujo la velocidad de la moto hasta que se detuvo completamente frente a una gran casa moderna, casi toda la casa tenía grandes ventanas en las que no se podía ver nada hacia dentro.

“Llegamos”, dijo quitándose el casco.

Él me tomó de la mano para ayudarme a bajar de la moto, después se bajó él.

Me quité el casco y sacudí un poco mi cabeza para acomodar mi cabello,

“¿En dónde estamos?” pregunte en voz baja.

En este lugar lo único que se escuchaba era el sonido de las hojas de los árboles golpeándose unas con olas.

“Estamos a cuarenta minutos del hotel”, dijo caminando hacia la casa

“Rente esta casa solo por esta noche, sola para vos y yo”, dijo abriendo la puerta principal de la casa

Ambos entramos a la casa, todo estiba completamente oscuro, él se acercó a una de las paredes en donde estaban los interruptores de la luz y encendió las luces de toda la casa.

Tal y como se veía por fuera, la casa tenía un diseño muy moderno, todas las paredes eran blancas y la mayoría de la decoración era negro y da gris para hacer juego con toda la casa.

.

.

.

Consejo: Puedes usar las teclas de flecha izquierda y derecha del teclado para navegar entre capítulos.Toca el centro de la pantalla para mostrar las opciones de lectura.

Si encuentras algún error (contenido no estándar, redirecciones de anuncios, enlaces rotos, etc.), por favor avísanos para que podamos solucionarlo lo antes posible.

Reportar