El innombrable vive en New York -
Capítulo 115
Capítulo 115:
[Jamás creí en segundas vidas, pero ahora deseo más que nunca que esta no sea la última vez en la que te pueda volver a ver. Te amo mucho hermano, fuiste y siempre serás el mejor regalo que la vida me pudo haber dado]
…
“¡Mami mira que gran avión!”, dijo Belty muy sorprendida al ver el avión privado en el que vamos a viajar.
Después de una larga semana con muchas reuniones al fin pude encargarme de todas las cosas importantes que quedarían pendientes, los otros directores de la empresa se harán cargo de algunos asuntos que ya no requieren de mi presencia así que no tendría ningún problema por no estar en la empresa.
Todos nos subimos al avión y a los pocos minutos empezó a despegar, Abigail no se despegaba de la ventana para ver como el avión se elevaba del suelo.
“En el futuro quiero manejar un avión”, dijo Betty mientras seguía viendo por la ventana.
“Sería una gran idea, tú podrías manejar los aviones cuando nosotros quisiéramos ir de vacaciones”, dijo Iván.
“¿Enserio?”, dijo ella con un gran brillo de esperanza en sus ojos.
“Por supuesto”, dijo Iván sonriéndole.
“¿Tío Iván puedo preguntarte algo?”, dijo la niña, Iván asintió con la cabeza
“¿Por qué Olivia es más bonita que tú si son hermanos?”, dijo haciendo que yo empezara a reír a carcajadas.
“Betty eso fue muy cruel”, dijo Jessica apretando sus labios para no reírse.
“Perdón”, dijo Betty con las mejillas rojas de la vergüenza.
El viaje a Hawái sería muy largo, serían al menos 15 horas de viaje, salimos por la noche exactamente a las 8:00 pm para llegar a las 6:00 am hora de Hawái y así aprovechar nuestro tiempo en Hawái desde el amanecer.
La mayor parte del tiempo pasamos hablando. Era muy gracioso ver que durante el tiempo que Ángel estaba dormido Betty estaba despierta hablando con nosotros, pero de repente ella se durmió porque tenía sueño y a los pocos minutos se despertó Ángel.
“Me acosté el asiento en el que iba sentada y cerré los ojos para según yo solamente tomar una corta siesta” sentí como alguien me movía con delicadeza,
“¿Mm?”, dije arrugando los ojos para que no entrara la luz del sol por mis ojos.
“Ya llegamos”, dijo Leonardo en susurro.
Abrí los ojos de golpe y miré mi ventanilla, ya estábamos descendiendo poco a poco podré ver la isla de Hawái, me puse el cinturón de seguridad porque dentro de poco se empezaría a sentir un poco la turbulencia al aterrizar.
Después de que el avión aterrizara todos nos bajamos del avión, en el aeropuerto ya nos esperaba un auto, allí Leonardo condujo hasta el hotel en donde nos íbamos a hospedar.
“¿Iván iremos a la playa? ¡Di que sí!”, dijo Betty muy emocionada mientras caminábamos hacia el lobby del hotel.
“Si iremos, solo dejaremos las maletas en las habitaciones”, dijo Iván riendo al ver lo emocionada que estaba la niña.
Iván se acercó a la recepción para que le dieran las llaves de las habitaciones, mientras que nosotros estábamos parados detrás de él esperando.
“La reservación era de 3 habitaciones”, dijo Iván.
“Lo siento, tal vez mi compañera que hizo las reservaciones se equivocó, porque a su nombre solo tengo una reservación de dos habitaciones”, dijo la recepcionista.
“Entonces queremos una habitación más”, dijo Leonardo acercándose.
“Está bien”, dijo la recepcionista mientras empezaba a buscar en su computadora.
“Quiero ir a la playa”, dijo Betty impaciente.
“Ya iremos Betty, tranquila”, dijo Jessica riendo.
“Lo siento, pero ya no tenemos más habitaciones disponibles”, dijo la recepcionista.
Todos nos miramos unos a otros como esperando a que alguien tuviera una mejor idea, me aclaré la garganta y empecé a hablar.
“Entonces nosotras nos quedaremos juntas junto con los niños y ustedes dos se quedarán en la otra habitación”, dije.
“¿Segura?”, dijeron todos al unísono.
La verdad no estaba segura, quereria estar con Leonardo y compartir habitación con él, pero tampoco podía dejar sola a Jessica con Iván porque sería un poco incomodos para ambos, supongo.
“Si, está bien”, dije sonriéndoles a todos.
Iván acepto las dos llaves de las habitaciones y luego caminamos hacía el ascensor que nos llevaría al piso en donde estaban las habitaciones. Cuando la puerta del ascensor se abrió caminamos hacia nuestras respectivas habitaciones
“Estas son”, dijo Iván viendo el número de ambas puertas
“Estas son sus llaves”, dijo entregándome una
“¿Solo dejamos las maletas en las habitaciones, nos cambiamos y salimos a caminar?” pregunte.
“Está bien”, dijo Leonardo.
Todos entramos a nuestras habitaciones, Betty estaba tan emocionada que literalmente se quitó en medio de la habitación toda la ropa que tenía encima y fue a buscar en las maletas su traje de baño.
“¡Estoy lista!”, dijo cuando ya estaba con su traje de baño.
Jessica le puso un vestido a Betty y le puso unas sandalias porque la niña pensaba salir así descalza.
Yo entre al baño y empecé a ponerme mi bikini y encima me puse un vestido amarillo floreado, me puse bloqueador solar por todo el cuerpo, me puse unos lentes y tomé un sombrero de playa.
Cuando salí del baño Jessica también ya estaba lista, llevaba un short, una blusa floreada blanca y unos lentes de sol oscuros.
Todos salimos casi al mismo tiempo de las habitaciones, entramos al ascensor y llegamos hasta el lobby del hotel, después salimos del hotel para ir a la playa.
Jessica llevaba en un coche a Ángel y Betty iba caminando a su lado, Leonardo y yo nos adelantamos mientras que detrás de nosotros caminaban Iván y Jessica.
“¿Te imaginas vivir aquí para siempre?”, preguntó Leonardo mientras caminábamos de la mano.
“No me importaría quedarme perdida en una isla como esta”, dije viendo como detrás de nosotros se veían las grandes montañas verdes.
“Estar aquí me hace replantearme la idea de si realmente quiero seguir viviendo en Nueva York”, dijo y yo lo miré sorprendido.
“A mí no me gustaría vivir en Nueva York”, dije,
“¿En dónde te gustaría vivir?”, preguntó Interesado.
“El tiempo que estuve en Francia me gustó, es un ambiente más relajada y la cuidad tal vez es menos ruidosa pero creo que tampoco sería mi lugar favorito, creo que mi lugar favorito sería una casa alejada de toda la cuidad, en medio del bosque, un lugar en donde por las mañanas pudieras caminar y sentir el aire fresco de los arboles inundando tus pulmones”, dije sonriendo
“Aunque con nuestros trabajos dudo que podamos vivir en un lugar así, tenemos que estar constantemente viajando a la empresa”.
“Me gusta tu idea”, dijo sonriendo de lado
“A pesar de que no podríamos estar allí todo el tiempo, podríamos comprar una casa de vacaciones en un lugar así”, dijo viéndome.
“¿Enserio?”, dije emocionada.
“Sí, también me gustaría vivir en un lugar así alejado de todo el mundo, solo tú y yo”, dijo tomando mi rostro y dándome un beso en los labios
“Te imaginas levantarnos temprano, salir a caminar y ver el amanecer, ver como la luz del sol penetra entre las hojas de los arboles hasta que poco a poco la oscuridad del bosque desaparece”.
Con cada palabra que Leonardo decía me imaginaba todo en mi mente, definitivamente estaba segura de dejarlo todo y desaparecer con este hombre a una casa desértica en medio de la nada.
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