El innombrable vive en New York -
Capítulo 110
Capítulo 110:
“¿Quién dice que voy a renunciar a mi apellido?”, dije mirándolo con recelo.
“Espera ¿Qué?”, dijo quedando, parándose en seco.
“Olivia”, dijo James muy sorprendido al verme.
“¡James!”, dije muy alegre al verlo.
“Por Dios Olivia no sabía que tú eras… Bueno ya sabes, la jefa”, dijo balbuceando nervioso –
“Perdón debería de decirte Señorita Baldinelli”.
“No te preocupes”, dije sonriéndole.
“Gracias por esta oportunidad, te prometo que daré lo mejor de mí y no te arrepentirás de haberme contratado”, dijo muy feliz.
“Me han dicho que lo estás haciendo bien, así que no tengo por qué o preocuparme”, dije sonriéndole, James miró por encima de mi hombro y su expresión era de sorpresa.
“Buenos días, Señor Spinter”, dijo James.
“Buenos días”, dijo Leonardo con una media sonrisa.
“Leonardo él es James”, dije presentándolo
“Aunque creo que ya sabias eso”dije en voz baja y él sonrió.
“Mucho gusto”, dijo James estirando su mano para saludarlo, Leonardo tomó su mano.
“Por cierto, Señorita Baldinelli escuche de su compromiso con el Señor Spinter, felicidades a ambos”, dijo James sonriéndonos.
“Gracias”, dije.
“Gracias”, dijo Leonardo
“Deberías de venir a nuestra boda, te enviaremos la invitación”, dijo.
“Sería un gran placer poder estar allí”, dijo James emocionado.
Seguimos hablando con James hasta que lo llamaron porque debía hacer algo importante y se despidió de nosotros.
“¿Lo invitaras a la boda? ¿Y ese cambio tan drástico?”, dije mientras caminábamos de regreso al ascensor.
“Sabe de nuestro compromiso y eso me gustó”, dijo Leonardo.
Iba a responderle cuando mi celular empezó a sonar, era un número desconocido, pero contesté de todas formas.
“Buenos días, Señorita Baldinelli”, dijo Thomas.
“Buenos días, Thomas”, dije sonriendo de lado.
“Me gustaría reunirme con usted para hablar de lo de ayer ¿Tiene tiempo ahora mismo?”, preguntó.
“Si, de hecho, iba de camino a un restaurante a desayunar, le enviaré la dirección y nos reunimos allí”.
“De acuerdo”, dijo.
Colgué la llamada, vi la expresión de Leonardo quien me miraba atentamente a esperando que le contara algo.
“Iré a reunirme de Thomas”, dije.
“Iré contigo”, dijo.
“No”, dije mirándolo con recelo.
“No es una pregunta Olivia Baldinelli, te dije que iré contigo”, dijo copiando las palabras que le había dicho ayer.
Ahora sabía como se sintió Leonardo cuando me pidió que no lo acompañara, en mi caso sentía que si él iba conmigo a la reunión con Thomas tal vez no íbamos a poder llegar al acuerdo que yo quería Obtener las acciones de su empresa.
Al fin acordamos con Leonardo de que a pesar de que iba a ir al restaurante a conmigo él se iba a sentar en otra mesa lejos, iba a llamarlo por el celular y él iba a escuchar toda nuestra conversación por si algo salía mal.
A Leonardo no pareció gustarle mucho la idea, pero al final no le quedó otra opción más que aceptar mi única oferta.
Cuando llegamos nos separamos, yo me fui a una de las mesas que estaban en la terraza del edificio y él se fue a una de las mesas que estaban adentro para evitar que Thomas lo viera.
“¿Me escuchas bien?”, dije mientras ponía el celular en un lugar en un buen lugar para que no lo viera Thomas cuando viniera.
“Te escucho bien”, dijo Leonardo.
No paso tanto tiempo cuando vi entrar a Thomas al restaurante, él al verme camino hacia mi dirección, cuando llego me levanté para saludarlo y darle la mano.
“Perdón por la demora, ya sabes, esta cuidad es un caos con el tráfico”, dijo Thomas.
“Sí, lo sé”, dije.
“¿Ya has pedido algo para comer?” me preguntó.
“No hace falta, solo quiero saber porque me llamaste”, dije y él sonrió.
“Vaya quieres ir directo al punto, me gusta”, dijo sonriendo
“Al menos deberíamos de tomar algo ¿No crees? ¿Te apetece un café?”, preguntó mientras veía el menú.
“Si, está bien un café”, dije y él asintió.
Llamo a uno de los meseros y pidió solamente dos cafés.
“Tuve una gran discusión ayer con mi hija, ¿Si sabes que me has metido en un gran problema?”, dijo alzando una ceja.
“Usted mismo se metió en esto”
“Si te vendo las acciones de la empresa ¿Quién me asegura de que después de eso no publicaras el audio?”, preguntó recargando sus hombros en la mesa.
“Podemos hacer un contrato de confidencialidad en donde le prometo no volver a hablar le tema y a cambio usted me vende sus acciones”, dije y él me miro dudoso.
“¿No podríamos solucionarlo de otra forma? Mi empresa ahora mismo tiene más poder que Spinter Enterprises, si ambos nos unimos a tu empresa le iría mejor”, dijo seguro.
“Creo que mi acuerdo de ayer fue bastante claro, si ha venido a negociar creo que ambos estamos perdiendo nuestro tiempo aquí”, dije frunciendo el ceño.
“Aquí están sus cafés, uno con azúcar y otro sin azúcar”, dijo el mesero.
“El mío es sin azúcar”, dijo Thomas tomando la taza rápidamente.
El mesero puso la otra taza de café en frente de mí.
“Mira niña, si estás haciendo esto por Leonardo te aseguro que estas cometiendo un gran error”, dijo mirándome serio
“¿Acaso no recuerdas que ya te cambió una vez por negocios? ¿Qué pasará cuando le ofrezcan una oferta mil veces más grande de la que yo le hice?”, dijo con una sonrisa burlona
“Te diré lo mismo que le dije a él: El amor a veces puede ser pasajero y nada dura para siempre”.
Después de que él terminó de hablar no pude evitar reír, él frunció el ceño.
“Miré, no sé qué cosas le habrá dicho a Leonardo para convencerlo, pero conmigo no podrá hacer lo mismo”, dije riendo
“Y una vez más le repito: mi acuerdo fue bastante claro y si estamos aquí para negociar no seguiré perdiendo mi tiempo”, dije a punto de levantarme, pero él puso su mano sobre la mía para detenerme.
“Está bien”, dijo suspirando
“Lleguemos a un acuerdo”, dijo dándole un sorbo a su café
“Por favor siéntate de nuevo, ni siquiera has probado tu café”, dijo se con una sonrisa burlona.
Me volví a sentar y tomé la taza de café entre mis manos y le di unos sorbos al café.
“¿Mejor?”, dijo sonriendo de lado.
“Si”, dije seria.
“Te venderé el 45% de las acciones”, dijo serio.
“Lo quiero todo Thomas”- dije mirándolo a los ojos.
“Tendría que estar muy loco para venderte todas las acciones”, dijo riendo
“Con el 45% serias la segunda accionista más importante de la empresa”.
“Quiero al menos el 90%”, dije y él lanzó una gran carcajada.
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