Capítulo 103:

“¿Crees que realmente está bien?”, dijo en voz baja Leonardo.

“No lo sé”, dije preocupada.

“¡Papi!”, dijo la pequeña Betty corriendo hacia Leonardo.

Ambos nos miramos sorprendidos, él ni siquiera se movió y me miró a mi como pidiendo ayuda y yo tampoco sabía qué hacer

“Hola Betty”, dije y ella se separó de Leonardo y me miró y después regreso su vista a Leonardo y se acercó asustada.

“¿Quién es él?”, dije Betty acercándose a mi asustada.

“Él es mi novio Betty”, dije riendo

“Se llama Leonardo”.

“Hola Betty”, dijo Leonardo saludándola con una gran sonrisa, pero ella se escondió detrás de mí.

A los pocos minutos Jessica entró a la sala con dos botellas de agua.

“En serio lo siento por lo que ocurrió antes, pensé que eras Ángel”, dijo rodando los ojos.

“Ya veo”, dije asiento con la cabeza

“Pasaba por tu casa para darte una noticia”, dije tratando de olvidar el tema y que el ambiente no se volviera incómodo

“Primero, quiero presentarte a Leonardo”, dije.

“Soy Leonardo Spinter”, dijo él levantándose para darle la mano y saludarla.

“Mucho gusto, yo soy Jessica”, dijo ella tomando su mano para saludarlo.

Ella miro el anillo en la mano de Leonardo y luego vio mi mano y su sonrisa se ensancho

“No me digas que te vas a casar”, dijo mirándome con un gran brillo en sus ojos.

“¡Si!” chille de la emoción.

Ambas nos levantamos y nos abrazamos emocionadas como si fuéramos dos adolescentes que les acaban de pedir que sean la novia del chico más guapo de la escuela.

“¡Qué emoción Olivia! ¡Me siento tan feliz por ti!”, dijo dándome un beso en la mejilla.

“Gracias”, dije tomándola de las manos.

“Nunca te había visto tan feliz”, dijo sonriéndome

“Lo felicito, ha hecho muy feliz a mi amiga”, dijo ella mirando a Leonardo.

“Queríamos almorzar en un restaurante, pero desafortunadamente nos encontramos con Erick”, dije haciendo una mueca y ella rio

“¿Por qué no pedimos pizza? Nosotros invitamos”, dije sonriéndole.

“¡Pizza!”, dijo la pequeña Betty emocionada.

“Claro”, dijo Jessica.

Después de que termináramos de comer la pizza Betty olvido toda la vergüenza que sentía al hablar con Leonardo y me lo arrastro hasta su casa del árbol que estaba en el patio trasero de la casa.

Mientras ellos dos jugaban, nosotras estábamos sentadas en el porche del patio viendo como ellos jugaban. No pude evitar sonreír con ternura al ver como Leonardo se llevaba muy bien con los niños

“Sobre lo que sucedió antes… Lo siento, las cosas no están bien con Ángel”dijo Jessica dando un gran suspiro. ,

“¿Sucedió algo malo?”, pregunté.

“Me engaño con otra chica”, dijo mientras podía ver como sus hijos se cristalizaban.

“Que imbécil”, dije enfadada.

“eso fue hace tres meses, todavía viene de vez en cuando a querer quitarme a Betty”, dijo apretando sus labios

“¿Puedes creer que me quiere quitar a Betty y se la quiere llevar con su nueva mujer?”, dijo mientras algunas lágrimas salían de sus ojos.

“Maldito imbécil”, dije apretando mis puños

“¡No permitas que lo haga! ¡Es un estúpido!”, dije haciendo que Leonardo me mirara y me hiciera mala cara por estar diciendo malas palabras en frente de la niña

“Lo siento”, dije bajando la voz.

“No sé qué hacer, los padres de la chica son abogados, ya me han amenazado con quitarme a Betty y a mi bebe”, dijo sollozando.

“Enserio, no sabes cuánto lo odio”, dije cerrando los ojos con fuerza

“¿Han iniciado algún proceso para divorciarse?”, pregunté y ella negó con la cabeza.

“Quiero hacerlo, no quiero estar más con él, pero tengo mucho miedo de que a raíz de nuestro divorcio pueda quitarme a mis hijos”, dijo, yo tomé sus manos.

“No lo hará, confía en mí, pero sepárate de ese maldito imbécil lo antes posible”, dije.

“Unos minutos antes de que ustedes vinieran él se acababa de ir, vino a decirme que quiere que deje la casa y que me ve solo como una simple ama de casa, le juro que me gustaría golpearlo en el rostro, lo odio”, dijo apretando sus puños.

“Entonces quiere quitarte a tus hijos y también quiere sacarte de casa”, dije y ella asintió

“Sí tan solo lo tuviera enfrente de mi para golpearlo”, dije bufando

“¿Te ha dicho algo más?”

“Quiere que abandone la casa en un mes”, dijo tratando se secarse las lágrimas, aunque era inútil porque más lágrimas seguían saliendo de sus ojos.

“¿No has contratado algún abogado para que te defienda?”, pregunté preocupada y ella negó con la cabeza.

“Desde que nos separamos ni siquiera ha traído comida para la casa, he empezado a trabajar para comprar comida, pagar los estudios de Betty, siento que me volveré loca con tantos gastos, ni siquiera puedo contratar un abogado”, dijo llorando.

Me acerqué a ella y la abrace y ella siguió llorando, Leonardo me miro preocupado en me pregunto desde lejos

“¿Está todo bien?” y yo solo asentí con la cabeza.

“¿Sabes qué?”, dije alejándome un poco de ella para verla a los ojos

“Que Ángel y su novia se vayan a la m!erda, empaca todas tus cosas y la de tus hijos, vendrás conmigo”, dije y ella me miró sorprendida.

“¿Qué?”, dijo incrédula.

“Ángel está tomando ventaja porque piensa que estas sola pero no es así, te conseguiré un abogado que te separé de ese maldito imbécil y lo dejes para siempre”, dije y ella cubrió su rostro por la sorpresa.

“Olivia sé que tienes buenas intenciones, pero es mucho para mí”, dijo.

“Es lo menos que puedo hacer después de lo que hiciste aquel día por mi cuando me encontraste llorando, no tenía a donde ir y tú me acogiste en tu casa”, dije tomándola de las manos.

“Olivia, pero lo que harás es mucho más que ese simple favor”, dijo ella preocupada.

“Para mí no fue un simple favor, para mi significo mucho”, dije mirándola a los ojos

“Por favor, Jessica, déjame devolverte el favor”.

“Olivia yo…” la interrumpí.

“Por favor, Jessica, no aceptaré un no como respuesta”, dije haciendo un puchero.

“Enserio que pareces un ángel”, dijo abrazándome

“Te juro que te lo pagare”.

“Tranquila”, dije mientras acariciaba su cabeza, cuando nos separamos ella me miraba muy conmovida

“Ven vamos”, dije levantándome y jalándola del brazo para que ella se levantara.

“Pero y a donde iremos, no tengo a donde ir”, dijo preocupada.

“¿Alguna vez has estado en Nueva York?”, pregunté.

“No”.

“Pues entonces comenzaras a vivir en Nueva York”.

Jessica nos dio una razón a Leonardo y a mí por la cual debíamos regresar a Nueva York, a pesar de que estábamos disfrutando de nuestro tiempo juntos en Nashville.

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