El innombrable vive en New York -
Capítulo 102
Capítulo 102:
“Yo también ayude”, dije haciendo un puchero
“Bueno… solo puse las fresas ¡Pero ayude!”, dije y él rio.
“¡Que vivan los prometidos!”, dijo Iván levantando su copa para hacer brindis.
“¡Que vivan los prometidos!”, dijeron los demás haciendo el brindis.
“La noche anterior tuve una pesadilla con este día”, dijo Leonardo.
“¿Qué soñaste?”, pregunté.
“Soñé que me decías ´No`, tus palabras resonaban en toda la habitación y en mi cabeza que cuando desperté tenía un gran dolor de cabeza”, dijo.
“¿Cómo te habría dicho que no?”, dije dándole un beso,
“Lo sé, soy tan guapo y atractivo”, dijo bromeando y yo le di un golpecito en el hombro, el rio.
“Jamás me imagine que harías esto, enserio ¿Cómo haces para ocultar el nerviosismo?”, pregunte sorprendida.
“No lo sé, tal vez es un don”, dijo encogiéndose de hombros
“Aunque realmente estaba muy nervioso, hoy cuando tu papá de dijo que saldríamos pensé que ya sospechabas de mi plan”.
“No, para nada, pensé que papá te quería llevar a conocer un poco a cuidad o irían a pescar”, dije.
“¿Ir a pescar?”, preguntó riendo
“No sé, no me imagine nada de esto”, dije riendo.
“¿Dónde te gustaría que fuera nuestra boda?”, preguntó.
“Hagámosla en donde todo inició, en Nueva York”, dije y él me sonrió.
…
“Todavía no puedo creer que hayas hecho todo lo posible para que nuestras familias estuvieran juntas”, dije antes de que nos subiéramos a la camioneta.
“No fue tan difícil, literalmente solo le dije a tu hermano que te quería pedir matrimonio y me dijo que tomaría su avión inmediatamente”, dijo él riendo mientras encendía el motor de la camioneta.
Leonardo empezó a conducir hacia el lugar en donde íbamos a almorzar, gracias a que mi papá y él habían estado saliendo últimamente ahora él conocía muy bien la cuidad y ya no se perdía.
“¡Ah!” exclame emocionada.
“Me asustaste Olivia”, dijo mirándome por el rabillo del ojo.
“¡Tienes que conocer a Jessica! ¡Es una gran amiga de la infancia, ella tiene que ser una de mis damas de honor en la boda!”, dije haciendo un puchero.
“¿También vive en Nashville?”, preguntó y yo asentí
“Si quieres podríamos visitarla después de almorzar”.
“¡Si!”, dije emocionada.
Leonardo siguió conduciendo mientras la curiosidad me seguía matando, le había preguntado a donde íbamos, pero solo se limitaba a decir ´Te gustara`
Prefería que no mencionara la frase ´Te tengo una sorpresa` porque después no paraba de pensar en eso tratando de adivinar que es.
Cuando llegamos al restaurante me quede un poco sorprendida, era un nuevo lugar que acababan de construir porque jamás lo había visto en la cuidad.
Leonardo me dijo que solo había visto imágenes de este restaurante en internet y que le había gustado y por eso decidió traerme aquí.
“Es muy lindo este lugar”, dije cuando entramos al restaurante.
“Lo elegí por su estilo vintage rustico”, dijo Leonardo tomándome de la mano.
Uno de los meseros nos guio hasta una mesa vacía para dos, vimos el menú y ordenamos nuestra comida.
“En seguida estará su comida”, dijo el mesero antes de alejarse de nosotros.
“En serio que no dejas de sorprenderme Leo”, dije.
“Me encanta escuchar cuando me dices Leo y no Leonardo”, dijo tomando mi mano sobre la mesa, cuando sus dedos tocaron mi anillo de compromiso me miro sorprendido
“¿Qué hace una señorita comprometida aquí sola?”, dijo mirándome con una sonrisa maliciosa.
“Yo…” fui interrumpida.
“Olivia Baldinelli, que gran sorpresa”, dijo la voz de Erick.
Mire hacia la dirección de dónde provenía la voz y ni siquiera disimule y rodé los ojos.
“Erick” me limite a decir, él me sonrió con su típica sonrisa arrogante.
“Qué casualidad verte aquí, justamente viniste a mi nuevo restaurante”, dijo.
“Sí, que gran casualidad”, dije sonriendo falsamente,
Leonardo apretó un poco mi mano y sabía perfectamente lo que quería cuando le vi una enorme sonrisa en su rostro
“Erick él es Leonardo”, dije presentándolos.
“Leonardo mucho gusto, soy Erick, el ex novio de Olivia”, dijo extendiendo su mano y sonriendo.
En este momento quisiera levantarme y golpearlo para que quitara su estúpida sonrisa.
“Mucho gusto”, dijo Leonardo
“Leonardo Spinter, el prometido y futuro esposo de Olivia”, dijo haciendo que apretara mis labios para no reírme.
La estúpida sonrisa de Erick poco a poco se desvaneció y trato de disimular, pero no le salió tan bien.
“Vaya, pero esto si es una gran coincidencia”, dijo Erick riendo
“No podrás creerme, pero yo también estuve a punto de casarme con ella”
“Ni en tus sueños me habría casado contigo Erick”, dije riendo
“Por cierto ¿Qué tal esta tu hijo?”, dijo con un tono sarcástico, él solo me fulmino con la mirada y eso fue lo único que falto para que se fuera y nos dejara en paz.
Leonardo y yo nos miramos y empezamos a reírnos a carcajadas, las demás personas nos comenzaron a ver como si estuviéramos locos mientras que nosotros solo disfrutábamos del ridículo de Erick.
¿Es que acaso Erick pensaba que yo había quedado destrozada y que venía a buscarlo a él?
“¿Sabes qué? ¿Por qué no vamos a la casa de tu amiga y pedimos una pizza allí?”, dijo Leonardo riendo.
“Me parece bien”, dije levantándome.
Leonardo dejo un billete sobre la mesa, suficiente para pagar lo que habíamos ordenado, salimos del restaurante y esta vez yo me subí al lado del chofer para manejar a la casa de Jessica.
Cuando llegué a la calle en donde está la casa de Jessica el espacio frente a su casa estaba ocupado así que tuve estacionarme unos metros más adelante.
Ambos salimos del auto y caminamos hacia la casa de mi amiga. Cuando estuvimos frente a su puerta toque la puerta y escuche unos pasos apresurados acercarse a la puerta.
“¡Te dije que no te quería volver a ver maldita sea!”, dijo Jessica abriendo la puerta muy enfadada, ella al verme parada frente a su puerta me miro muy sorprendida y se tapó la mitad del rostro
“¡Dios mío Olivia! ¡Lo siento tanto, no te decía eso a ti!”
“¿Está todo bien? ¿Acaso he venido en un mal momento?”, dije haciendo una mueca, ella dio un gran suspiro.
“Creo que si has venido en un mal momento”, dijo bufando.
“Bueno entonces tal vez debería de irme…” ella me interrumpió.
“No, por favor entren”, dijo viéndonos a ambos, ella se apartó de la puerta y ambos entramos un poco tímidos
“Por favor siéntense en la sala ¿Quieren algo para tomar?”, preguntó ella.
“Agua estaría bien”, dije.
“Está bien”, dijo antes de irse a la cocina.
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