El destino de Tiana
Capítulo 81

Capítulo 81:

POV: Tiana

Le di la espalda y alcé mi cabello con una mano para que me desabrochara el vestido. Sus dedos se detuvieron en el tirante de mi sostén, acariciaron suavemente mi piel y desabrocharon el vestido por completo.

Pero antes de que pudiera darme la vuelta, él abrazó mi cintura y me atrajo hacia su cuerpo. Mi trasero empezó a frotarse contra su excitación.

Ryder plantó suaves besos por mis hombros hasta que sus labios descansaron en el hueco de mi cuello, por lo que un g$mido escapó de mis labios.

“Quiero tomarte ahora mismo”, murmuró.

Su cálido aliento abanicó mi piel.

“Ryder..”..

Mi respiración agitada me impedía hablar.

Para mi gran decepción, él se alejó inmediatamente.

“Te tendré toda la noche”, afirmó.

Sus palabras enviaron un estremecimiento de emoción por todo mi cuerpo.

Me duché y me vestí a toda prisa, aunque todavía tenía miedo de volver a encontrarme con el Rey.

Elegí un vestido simple pero elegante. Cada vez que me reunía con el Rey, me aseguraba de seleccionar cuidadosamente mi vestimenta. A la realeza le importaba mucho la apariencia.

Ryder me estaba esperando abajo, y esbozó una cálida sonrisa cuando me vio.

“¿Qué hice para merecer semejante perfección?”, susurró en mi oído.

Un rubor tiñó mis mejillas.

“No me halagues”, murmuré.

Ryder agarró mi mano derecha y me condujo hacia el exterior. Intentó hablar conmigo para tranquilizarme, asegurándome que su padre no me mordería. Yo sabía que no lo haría, pero sus palabras dolerían más que cualquier mordida.

Pude sentir la presencia del Rey antes de verlo en la distancia, por lo que instintivamente me aferré a Ryder mientras nos acercábamos. Sus brazos envolvieron mis hombros de manera protectora.

“El futuro Rey y su Luna”, saludó alegremente el Rey Balthazar, dándole la mano a su hijo.

Eso era nuevo. ¿Ahora me consideraba la Luna de Ryder?

“Su Alteza”, respondí.

“Yo no te invité”, dijo él.

Estaba tan avergonzada que mi corazón se hundió, pero los ojos del Rey estaban fijos en Ryder. “Te dije que quería pasear con ella a solas”, agregó levantando una Ceja.

“Prefiero quedarme a su lado. Casi siempre está lejos de mí, y no puedo confiártela a ti”, explicó

Ryder fríamente. El Rey se había estado refiriendo a su hijo. No estaba segura de sí me sentía aliviada, temerosa o un poco de ambas.

El Rey Balthasar lanzó una risa. No creí que fuera capaz de generar ese sonido.

“No seas ridículo, hijo. No me atrevería a dañar a la próxima Luna”, contestó alegremente.

Ryder entrecerró los ojos. Yo no hice lo mismo por respeto a él, pero sospechaba de su repentino cambio de actitud.

“Vengan, caminemos juntos”, agregó haciéndonos un gesto.

Los brazos de Ryder cayeron de mis hombros, pero yo no aflojé mi agarre.

“La ceremonia de apareamiento se dará en unos días”, comenzó el Rey.

“Me alegra mucho pasarles la corona a ustedes, Ryder, Tiana. Necesito descansar, me lo merezco”.

Me volví hacia mi pareja con escepticismo, pero él se encogió de hombros.

“¿Dudas de mis palabras?”, preguntó el Rey de repente.

“¿Crees que no quiero que te conviertas en Luna?”.

“Oh, no, claro que no”.

Hice una pausa y tragué saliva mientras buscaba las palabras adecuadas para no molestarlo.

“Es solo que pensé que usted no me aprobaba”.

Él se rio de nuevo.

“Te consideré débil, pero sabía que eventualmente estarías lista. Desde el momento que te vi, supe que no eras una loba común. Sin embargo, necesitaba que te volvieras más fuerte, y recibirte con los brazos abiertos no habría servido de nada”, explicó.

Me mordí el labio inferior.

“No puedo desobedecer las órdenes de la Diosa de la Luna, y mentiría si dijera que no me gusta el efecto que tienes sobre mi hijo”.

Intercambié una mirada con Ryder, quien se encogió de hombros.

“Te contaré todo lo que necesitas saber sobre la ceremonia de apareamiento”.

El Rey procedió a darnos una conferencia sobre su llegada al poder y todo lo que había cambiado después.

Nos explicó el proceso del ritual y todo lo que debía hacerse antes y ese mismo día. Ryder y yo nos dedicamos a tomar notas mentales. Empecé a relajarme en presencia del Rey Balthasar hasta que ya no me aferraba tanto a Ryder.

El Rey era tan hablador que me preguntaba sobre mi vida pasada, e incluso me sugirió que me tomara unas pequeñas vacaciones tres días antes de la ceremonia para cuidarme y verme lo mejor posible el día de la ceremonia.

También comentó que mi pareja tendría que luchar contra los hombres más fuertes y cualquiera que se atreviera a desafiarlo por su título. Aquella idea me hizo temblar.

Sabía que era una tradición para el Rey entrante, pero no había pensado mucho en eso hasta que lo mencionó. No creía ser capaz de quedarme de brazos cruzados mientras lo veía pelear. Estaba aterrada. ¿Y si se lastimaba en el proceso?

“No me pasará nada”, me aseguró Ryder a través del enlace mental. Nuestras emociones estaban entrelazadas, así que era consciente de mi miedo por él.

“Además, sé que tú también quieres pelear conmigo, Ryder”, declaró el Rey. No tardé en notar la actitud de ambos. Ryder se puso rígido y se detuvo junto a su padre.

“Cierto”, afirmó.

Los ojos del Rey se endurecieron, y ambos se miraron.

“No puedes desafiar al Rey saliente a una pelea. Pero si me lo pides, estaré a la altura de las circunstancias”, respondió su padre burlonamente.

Oh, no me gustaba su tono de voz.

“Pero piénsalo bien, hijo. Sería una tontería darles a nuestros enemigos la más mínima idea de que no nos llevamos bien”, agregó con disgusto

Ryder se posicionó a mi lado, como una estatua, protegiendo sus pensamientos para que yo no pueda verlos.

Los siguientes días pasaron a toda velocidad.

Había mucho que hacer en poco tiempo, y no habría podido cumplir mis tareas sin ayuda de Elsie. Yo no sabía nada sobre organización, pero quería que todo saliera perfecto. Me rehusaba a cometer un desliz.

Ryder tenía muchísimo trabajo, así que pasábamos poco tiempo juntos. Muchas noches no regresaba a la cama, pues estaba trabajando, y tampoco me permitía ayudarlo porque sabía que yo también estaba bastante exhausta. A menudo, me dormía en su oficina y me despertaba en su cama.

La habitación real del castillo había sido despejada para nosotros, ya que el Rey se había mudado al edificio posterior, que había sido construido para su retiro.

Nuestras pertenencias habían sido trasladadas a la habitación real, por lo que sería nuestra última noche aquí. Louis se trasladaría a nuestro actual dormitorio una vez que nosotros nos fuéramos.

Extrañaría mucho este lugar.

La ceremonia de apareamiento y de traslado de poder se llevaría a cabo dentro de unas horas. Nunca en mi vida había estado más feliz.

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