El destino de Tiana -
Capítulo 48
Capítulo 48:
POV: Tiana
Me giré hacia la ventana.
“¿Y ahora qué?”, espeté.
“Nada. Te llevaré de regreso”. Respondió mientras lanzaba sus manos al aire en señal de sumisión.
No obstante, sus últimas palabras fueron suficientes para llamar mi atención, por lo que me volví para mirarla.
“¿De regreso a dónde?”.
“Al palacio de los licántropos”. Contestó ella.
“No, no”, dije entrando en pánico.
Quería regresar, pero mi propio orgullo no me dejaba. Ryder sabría que había ganado, que no podía estar dos días sin él, y eso lo haría muy feliz.
Por mucho que lo deseara a mi lado, no quería darle esa satisfacción y tampoco estaba lista para el castigo que tenía planeado para mí.
“No te ves bien, Tee. Lo siento, pero si te pasara algo, ¿Cómo viviría conmigo misma? Quiero decir, mírate”, explicó mi amiga sacudiendo la cabeza.
“Perdiste peso en dos días, te ves pálida y tu memoria está fallando. Parece como si estuvieras perdiendo la cabeza, y no puedo verte así”.
“Mira, no te asustes, ¡Sí?”. Aseguré con un tono más fuerte de lo que esperaba.
Sin embargo, dudaba que me hiciera caso, ya que Layla aún se veía imperturbable. Lancé un suspiro.
“Es difícil para mi”, confesé con un nudo en la garganta.
Negué con la cabeza.
“No puedo afirmar con certeza cuales son los planes de Ryder. ¿Y si me encierra apenas llegue para que nunca más pueda verla luz del día?”, Layla negó con la cabeza.
“No conozco al príncipe Alfa, pero dudo que pueda hacerte eso. Eres su pareja y es obvio que se preocupa por ti. ¿Por qué otra razón pasaría tanto estrés para encontrarte? ¿Tienes idea de lo que sería de mí si algo te pasara? ¿O de mi familia?¿Cómo podría vivir conmigo misma?”.
“No me pasará nada”, aseguré.
“No creo lo mismo”, siseó ella.
“¿Que? ¿Crees que moriré sino lo veo”“, pregunté con los ojos en blanco.
“Si, el vínculo de pareja es fuerte” respondió ella con brusquedad.
“He escuchado lo difícil que es para las parejas estar alejadas, pero me parece que tu caso es aún más grave. Estás emparejada con el príncipe Alfa. Dios mío, no sería extraño”.
“Por favor, Layla, vámonos”, insistí negando con la cabeza.
“Nada me pasará”.
“¿Y si Jordan te encuentra primero? ¿Qué pasará?”.
“Esa es una de las razones por las que dejamos la manada de Luke. Ahora nadie sabe dónde estamos: y si a estas alturas el príncipe no me ha encontrado, ¿Que te hace pensar que Jordan lo hará?”. Pregunte con una ceja alzada.
Layla suspiró. Tenía muchas razones para estar preocupada. Esa mañana, me había sentido demasiado asustada como para mirarme en el espejo, justo antes de escaparnos de la manada Lucero.
Se suponía que esperaríamos a que Luke regresara, pero nos dimos cuenta de que sería arriesgado. De todos modos, ya debería haberse enterado porque estaba de guardia y todo el mundo me estaba buscando.
Si le dieran mi descripción, y con el hecho de que ya sospechaba que no era una licantropa ordinaria, no tardaría mucho en descubrir la verdad.
No sabíamos dónde radicaba su lealtad.
Tal vez no me delataría por dinero, pero cualquiera temería la furia del Príncipe Alfa, en especial una manada como la suya que todavía luchaba por ganar reconocimiento.
Nadie quería estar en la lista negra de la realeza, mucho menos del futuro Rey Alfa.
Por eso salimos lo más temprano posible. Tuve que utilizar mi disfraz, por supuesto. De lo contrario, me habrían descubierto en el acto. Era una foránea que se ajustaba exactamente a la descripción de la pareja del príncipe.
Layla le dejó un mensaje a Luke.
No había duda de que él también nos buscaría. Ignoraba cuáles serían las repercusiones en su relación y no queria ser la razón por la que se peleara con su novio. Sin embargo, a
Layla no parecía importarle. Estaba segura de que, pasara lo que pasara, resolverían sus problemas.
Además, de todos modos, no estaba realmente interesada en él.
Ya era tarde y habíamos salido esa misma mañana.
No nos detuvimos en ningún lugar en particular solo manejábamos y hacíamos paradas para comprar comida indigerible, llenar el tanque y pensar adónde ir, entonces a Layla se le ocurrió llevarnos a una manada donde supuso que estaría a salvo, pero ahora no recuerdo el nombre.
Agarré mi teléfono y lo encendí. Aunque no fuera una buena idea, necesitaba llamar a Elsie.
No había hablado con ella en todo el día y tal vez estaba muy preocupada.
“Necesito hablar con Elsie para saber lo que está pasando en el palacio”, expliqué.
Layla asintió con una sonrisa. Todavía le fascinaba que yo fuera amiga de la Princesa licántropa.
“¡Tee!” exclamó ella ansiosamente.
“Hola, Elsie. Lamento no haberte llamado en todo el día..”.
Pero ella no me dejó terminar.
“¿Dónde diablos estás? Tienes que volver”, sentenció frenéticamente.
“Te prometo que estoy bien”, respondí para intentar explicarle.
Sin embargo, ella volvió a interrumpirme,
“No, no suenas bien. Ustedes dos deberían parar con todo esto. No sé en qué estaba pensando cuando le hice esto a Ryder, pero fue una pésima idea”, comentó jadeando.
Nunca la había escuchado tan asustada.
“¿Qué quieres decir? No le hiciste nada a Ryder, y te prometo que yo estoy bien..”.
“¡Sé qué fuiste de la manada Lucero!”, exclamó.
Apenas era capaz de hablar con claridad. Estaba desconectada, ni siquiera podía mantener la compostura. ¡M!erda!
Intenté enfocarme en mi conversación telefónica pero fue difícil, como un golpe bajo.
“No pude contenerme más, Tee. Ya le dije tu paradero”.
Se fue a la manada Lucero hace unas horas.
Todo empezó a verse borroso. En un minuto. Ambas entrabamos en pánico: y al siguiente, Layla estaba regresando a la manada Lucero. Después, debí haberme quedado en trance con la diosa Luna por un largo tiempo.
De repente, sentí unas manos fuertes en mi espalda que me levantaban. No estaba segura de dónde nos encontrábamos ni de quién eran esas manos, pero se sentían demasiado cómodas, por lo que me acurruqué más cerca y permití que la persona que me llevara adonde quisiera.
No podía abrir los ojos porque estaba demasiado cansada y sus brazos se sentían muy bien. Me tomó varios segundos en procesar a quién le pertenecían esos brazos y porque me sentía tan cómoda en ellos.
Cuando mis ojos se abrieron, me encontré con los suyos instantáneamente. Contuve el aire por un poco más de un segundo.
Eran ojos verde esmeralda, los mismos que me habían estado persiguiendo desde hacía varias semanas, Los recuerdos del primer día que nos vimos regresaron. Mi loba esta terriblemente alerta, moviendo la cola y jadeando.
Él estaba enojado, muy enojado, pero no me importaba.
Ahora me encontraba en sus brazos y quería permanecer en ellos para siempre. Había sido una tonta al huir. Demonios, apenas había podido sobrevivir dos días sin él. ¿Cómo consideré vivir lejos?
Debi haberlo escuchado y no hablarle a Susan. Ahora estaba en serios problemas, pero me preocuparía por eso más tarde.
Jadeé y me retorcí en sus brazos mirando alrededor por primera vez. Lo que vi no me gustó.
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