El destino de Tiana
Capítulo 41

Capítulo 41:

POV: Ryder

“Lo sé y es mi decisión. Encontré otra cosa en lo que debería concentrarme. Creo que estos asesinatos no comenzaron hace apenas unos meses, pueden haber estado ocurriendo durante muchos años. Quizás tan solo se tomaron un descanso y decidieron cambiar su patrón”, explique.

“Dime más”. Ordenó y reprimí el impulso de reírme en su rostro.

Él nunca había mostrado mucho interés en este caso, entonces, ¿Qué podría haber cambiado ahora?

“Todavía no puedo entrar en detalles, pero si estas interesado, mañana redactaré un informe para ti”, respondí.

Pasó su peso de un pie al otro, luego dejó caer sus hombros y caminó hacia su silla mientras sus ojos verdes miraban fijo a los míos, desafiándome como siempre. Su cabello rubio peinado a la perfección aún lucía brillante a pesar de su edad.

Mi papá siempre había sido un demonio, pero la muerte de mi mamá lo había empeorado.

No había perdido sus encantos hasta ahora y, cada vez que lo miraba, recordaba lo mucho que nos parecíamos y que lo más probable era que me vería como él cuando tuviera su edad.

“¿Quieres seguir discutiendo con tu padre por una mujer?”, preguntó con una pequeña sonrisa maliciosa.

Lo miré confundido. Sabía a qué se refería, pero nuestros problemas no habían comenzado desde la cena con Tee.

Habíamos estado en desacuerdo durante mucho tiempo porque yo no dejaba que me manipulara. Podía usar sus trucos en Louis y seguir ladrando sobre lo mucho que le gustaría que fuera más como mi hermano, pero no me importaba lo que él quería.

En realidad, estaba empeñado en hacer lo contrario de lo que sea que él quisiera.

“No me mires así”. Llenó su vaso de una botella de wiski que estaba en su escritorio y bebió otro sorbo.

“No sé de qué estás hablando, padre”. Respondí desafiante.

Se rio con suavidad, mostrándome esta sonrisa diabólica que me ponía nervioso cuando era un niño.

Nadie sabía que estaba contando los días para darle una paliza cuando quisiera asumir la posición de Rey hombre lobo.

“Oh, claro que lo sabes, hijo”. Se reclinó sobre su silla con una sonrisa maliciosa que duró en sus labios por poco más de un segundo.

“Te conozco, hijo, y te he visto en tu peor momento”. Comentó.

Me recosté en mi propia silla y cruce las piernas debajo del escritorio.

“No, padre”, lo corregí.

“Crees que me has visto en mi peor momento, pero no lo has hecho”.

Volvió a soltar otra risita.

“De tal palo, tal astilla”.

Enarcó una ceja hacia mí y su aura de Alfa inundo toda la habitación.

“Pensé que ya sabrías que no tiene caso que presumas tu poder frente a mí, padre. Tal vez aun no soy un Alfa, pero es solo cuestión de tiempo antes de que tome esa posición y ambos sabemos que pelearía contigo si fuera necesario”. Respondí a su reto.

Colocó su vaso sobre su escritorio.

“Veo que ya has pensado sobre eso”. Sonrió.

“Me haces difícil no hacerlo”, respondí.

Se quedó en silencio por un momento, jugando con su barba, que solo tenía algunos mechones grises. Mi papá no se había vuelto a casar como todos pensaban que haría. Después de todo, todavía lucía bastante bien y muchas mujeres querrían ocupar el lugar de mi difunta mamá, pero él no lo permitió.

Rara vez lo veía con una mujer desde que había fallecido mi madre.

Lo único que admiraba de él era cuánto la amaba y adoraba, aunque nadie le reprocharía si decidiera seguir con su vida. A decir verdad, quería que lo hiciera. Tal vez entonces no se entrometería en mis asuntos.

“Espero que te des cuenta de que no soy tu enemigo”, dijo con un tono sarcástico, como si la idea de pelear conmigo le pareciera divertida.

“Bueno, actúas como uno”, respondí de inmediato.

Nos quedamos sentados en silencio durante un minuto eterno, mirándonos antes de que él por fin hablara.

“Quiero dar un paseo con ella mañana”, dijo para mi sorpresa y enarqué una ceja.

“Con tu compañera”, añadió sin ninguna emoción.

Estas palabras sonaron muy pesadas viniendo de sus labios. Luego revisó el pequeño calendario sobre su escritorio y sacudió la cabeza.

“Creo que mañana no, tengo mucho que hacer. Quizás el día siguiente” se apresuró a agregar.

Lo observé sin permitir que mi sorpresa se reflejara en mi rostro. Una parte de mí quería decirle que no y advertirle que se mantuviera alejado de mi compañera, y que se concentrara en otras cosas que necesitaban su atención en el palacio. Sin embargo, no podía decirle esto al Rey hombre lobo, así que lo deje pasar.

Me preguntaba qué quería decirle a mi compañera.

Por alguna extraña razón, una gran parte de mi quería que se llevaran bien.

Él había sido como un completo idiota con ella cuando se conocieron y yo había intentado convencerme a mí mismo que no me importaba su opinión sobre ella, pero me gustara o no, mi padre era mi familia y quería que Tiana formara parte de ella.

Tras haber escuchado su historia y todo lo que había vivido en los últimos años, podía entender por qué se había vuelto tan terca. El saber lo que su manada le había hecho pasar me hizo sentir resentimiento hacia ellos.

En este momento, no solo había heredado el malentendido familiar que teníamos con los lobos occidentales, sino que me habían hecho desarrollar otra forma de odio hacia ellos después de lo que su manada le había hecho a mi compañera. Asentí.

Estaba comenzando a sentirme de una manera extraña y necesitaba irme de aquí ahora mismo. Echaba de menos su aroma y solo quería olerla, no le había contado sobre Adeline porque no quería abrir viejas heridas ni que viera mi lado más vulnerable, pero ella merecía saber la verdad.

Unas horas atrás, no estaba seguro de querer hablarle sobre Adeline, pero, ¿Que tenía que perder?

Sin importar cuán gruesa creyera que era mi piel, ella estaba entrando en lo más profundo de mi interior y cada segundo lejos de ella se sentía como una hora.

Sin importar lo mucho que lo intentara, no había manera de evitarlo.

Me puse de pie y asentí de nuevo a mi padre antes de salir de su estudio. Podía sentir su sonrisa mientras me iba, pero no miré hacia atrás y fui directo a mi casa. Ignoré por completo todos los saludos del personal cuando pasaba.

Cuanto más me acercaba a mi habitación, más tenía la sensación de que algo andaba malo más bien que algo faltaba. Para mí alivio, Thomas estaba parado en la puerta cuando llegue y al igual que con los demás, ignoré su saludo y entré sin perder el tiempo.

Mi corazón se aceleró cuando no la vi dentro de mi habitación. Bolt se puso paranoico de inmediato y no necesite revisar el vestidor o el baño para saber que ella no estaba aquí.

Salí corriendo y sujeté a Thomas de la camisa. Ella podía estar en cualquier otra parte del palacio, pero mi instinto me decía lo contrario.

“¿Dónde está?”, resoplé.

La mirada de pánico en su rostro me dijo lo que temía.

Él no sabía dónde estaba.

¿Cómo pudo hacerlo? ¿Cómo es posible que haya salido del palacio sin que nadie la viera? A menos que una persona la hubiera ayudado a escapar. Y si descubría quién lo había hecho, no tendría piedad con esa persona.

Además, castigaría a Tiana cuando la encontrara. Al parecer, le había dado demasiada libertad.

Debí haberlo sabido. Por Dios, ¿Cómo pude darle tanto privilegio? ¿Y si le pasaba algo malo? ¿Y si estaba en peligro en este momento? ¿Cómo viviría conmigo mismo si ella se hacía daño o si jamás volvía a verla?

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