El destino de Tiana -
Capítulo 34
Capítulo 34:
POV: Tiana
“¡Deja de llamarme!”, grité al teléfono en cuanto contesté.
“Tiana, por favor, escúchame”. Tenía un tono de súplica en su voz.
No era propio de él.
“¿Por qué haría eso?”, le reclame.
“Porque te echo de menos”, respondió en voz baja.
“Disculpa, ¿Qué?”. Parpadeé de manera exagerada.
“Quiero verte, Tiana, por favor. Hay muchas cosas que necesito explicarte. No me hagas ir al palacio real. Sabes que lo haré si no me dejas otra opción..”.. Su voz sonaba temblorosa.
“No tengo tiempo para esto, Jordan”.
“Por favor, llámame pronto”. Nunca antes lo había escuchado rogar por nada. Además, sonaba
Salimos del palacio de los hombres lobos juntos por primera vez. También era la primera vez que saldría de su territorio desde que había llegado, por lo que estaba emocionada.
Viajamos en un Rolls Royce Phantom, ambos fuimos en la parte trasera y el conductor en su respectivo asiento.
Observé la vista a través de la ventana, feliz por este pequeño descanso. No obstante, sentía como si estuviera dejando mi hogar, sí, ya me parecía seguro llamarlo ‘mi hogar’.
Me sentía a salvo aquí y esto era más que suficiente, ¿Verdad?
Jordan había llamado de nuevo y por supuesto que no contesté. Había sonado desesperado en esa llamada y sabía que no debía importarme, pero solo esperaba que estuviera bien.
No sentía nada por él y debía odiarlo por haberme humillado, pero debió haber sido muy difícil para un Alfa rogar de esa manera. Si no hubiera estado desesperado, no habría sonado así.
Había sido muy autoritario en su primera llamada, tal vez ahora estaba actuando con cautela porque sabía que se estaba metiendo con el príncipe Alfa y no tenía ninguna posibilidad contra él.
Ryder parecía perdido en sus pensamientos durante todo el trayecto. A veces, hubiera deseado tener un poco del don de Elsie para poder leer su mente, aunque sea por un segundo.
Entonces me recordé a mí misma que sería imposible. Nadie podía leer su mente porque era un príncipe Alfa, después de todo, él también tenía sus propios dones especiales.
El conductor se detuvo en un ambiente tranquilo que estaba decorado con mucho cuidado. Por el olor y el frío en el aire, supe que estábamos en la playa. Tendríamos una cena privada al lado del mar. ¿Así que el príncipe Ryder podía ser todo un romántico?
Él bajó primero para abrirme la puerta y quise reírme. ¿Dónde había quedado toda su arrogancia? No tenía que fingir para mí.
Me tomó de la mano y me llevó por un camino hasta que pude ver el escenario frente a nosotros y me quedé hipnotizada. Había una larga pasarela decorada con bombillas dentro de frascos transparentes circulares a cada lado que conducía a un toldo de gran tamaño.
Dentro, había dos sillas, una frente a la otra a cada lado de una pequeña mesa circular. Alrededor del toldo, había varias bombillas amarillas rodeadas de pequeños pétalos rojos.
Era la vista más hermosa del mundo y, sin lugar a duda, era la cosa más romántica que había presenciado.
Me giré y lo vi sonriéndome.
“¿Te gusta?”, preguntó.
“Es hermoso”, respondí emocionada y volví a admirar la maravillosa vista que tenía frente a mí.
Debió haberle costado mucho decorar todo así.
Me preguntaba por qué pasaría por tantos problemas para tener una cita conmigo. No pude evitar que el rubor se extendiera por mis mejillas.
No quería dejarme llevar, pero era difícil no hacerlo. Tampoco quería creer que él sentía algo por mí, pero ¿Entonces por qué había pasado por el estrés de hacer algo así?
“Ven”. Comenzamos a caminar hacia el toldo.
Si esto era un sueño, no quería despertar.
Arrastró una silla hacía atrás para que me sentara y luego hizo lo mismo en la suya. Sobre la mesa, había una botella de vino, copas, así como otros cubiertos acomodados a la perfección. No podía ocultar lo impresionada que me sentía ni lo feliz que esto me hacía sentir.
Era mi primera cita real y resultó ser más de lo que jamás hubiera imaginado. Además, este hombre hermoso parecía demasiado bueno para ser verdad.
Llenó nuestras copas y un hombre con delantal se acercó a tomar nuestro pedido. No había visto a nadie más llegar aquí, tal vez había estado demasiado absorta por la vista como para darme cuenta o tal vez se había asegurado de estar bien escondido.
“¿Por qué?”. Solté de repente la pregunta que tanto me molestaba.
Ryder se recostó sobre su silla y levantó una ceja, actuando como si no supiera de lo que estaba hablando.
“¿Por qué?”. Preguntó.
“Sabes a lo que me refiero, Ryder. Cuando llegué al palacio, pensé que nunca podría salir de tu habitación. Siempre andas tenso y eres muy arrogante, por poco pensé que me odiabas, pero, ¿Ahora haces esto?”. Señalé a mí alrededor y me recliné en mi silla.
Comenzó a reír despacio y, poco a poco, se volvió más fuerte.
“Tiana”. Alargó la T de mi nombre.
Después, dejó su copa sobre la mesa y empezó a deslizar el dedo índice por el borde.
“Me intrigas, mujer”, comentó.
“Dime, ¿Cómo era tu vida en la Manada Eclipse antes de llegar aquí?”.
Me di cuenta de que había cambiado de tema, pero le seguí la corriente y me encogí de hombros.
“No era nada especial”, respondí con desdén.
“Oh, no te creo. Parece haber una razón por la que a Jordan le está costando tanto aceptar que ahora eres mía”.
Sin importar cuán gentil trató de sonar, pude escuchar la ira y la posesividad en su última oración. Dios mío, ¿Jordan había intentado algo estúpido otra vez?
Aparté la mirada.
“Entiendo que eres hermosa y dulce”.
Sus labios se curvaron en una sonrisa.
“Pero debe haber pasado algo más que hizo que te abandonaran. Sea lo que sea, estoy agradecido”. Estiró la mano y me acarició las mejillas, pero me alejé como si sus dedos quemaran y esta reacción lo hizo sonreír mucho más.
“Sé que no eres una Omega, así que dime qué pasó o enviaré a alguien ahí para que investigue por mí”. Me amenazó.
Sabía que podría hacer algo asi. Además, necesitaba saber la verdad en caso de que Jordan intentara hacer algo.
El camarero llegó con nuestros platos y esperé a que se fuera antes de hablar. Era obvio que se trataba de un humano.
Me aclaré la garganta.
“Jordan y yo éramos amigos de pequeños..”.. Tragué saliva con fuerza.
“Él tenía un hermano gemelo, Jayce. Los tres éramos muy unidos, pero yo era más cercana a Jayce”. Hice una pausa cuando vi que frunció el ceño.
“¿Tenía?”, pregunto.
“Si”. Asentí.
“Él murió”.
Esperó a que continuara, pero primero tenía que recomponerme. Este tema siempre me afectaba y no quería arruinar esta cena. Sin embargo, tenía que contárselo. Le expliqué cómo sucedió todo hace más de doce años.
Le dije que habíamos estado en el bosque antes de que comenzara una tormenta y que unos Renegados nos habían atacado de la nada. Mientras hablaba, contenía las lágrimas que estos recuerdos siempre me causaban.
Escuchó con atención y se inclinó sobre la mesa para sostener mi mano y tranquilizarme mientras yo seguía. Este era un nuevo lado suyo que no sabía que existía.
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