El destino de Tiana
Capítulo 33

Capítulo 33:

POV: Tiana

Tragué saliva mientras nos mirábamos el uno al otro sin decir ni una sola palabra por lo que me pareció una eternidad. Aunque todavía lucía cansado, le estaba costando dormir y parecía que quería decirme algo, pero se quedó en silencio.

Estaba observando mi rostro.

“¿Quién es Adeline?”, pregunté de repente.

Se quedó helado, un profundo ceño apareció en sus rasgos duros y una vena comenzó a palpitar en su cuello. Soltó mi cintura, retrocedió y el ambiente se tensó de un momento a otro.

Sabía que había tocado un tema que no debía y me sentí preocupada. ¿Qué tenía esa mujer que siempre lo enfadaba tanto? ¿Por qué no me contaba sobre ella? ¿Por qué sentía que, cada vez que creía que estamos progresando, chocábamos contra un muro y luego volvíamos al punto de partida?

“No quiero hablar de ella”, respondió con una expresión seria y pude sentir como otra ola de ira comenzó a crecer dentro de mí.

“¿Por qué no?”.

“No tientes tu suerte, Tee”, me advirtió.

“Sé que fue tu primera compañera. Lo más probable es que sigas enamorado de ella..”..

Suspiró y se giró hacia el otro lado, dejando una gran distancia entre nosotros.

“Buenas noches, Tee”, se despidió en voz baja.

Me mordí el labio inferior. ¿Por qué le costaba tanto abrirse conmigo? Si todavía le gustaba su primera compañera, entonces no era justo para mí que me mantuviera aquí.

Se suponía que debía tener una conversación apropiada con él, pero parecía que nunca iba a ser posible, Siempre terminaríamos discutiendo.

Ahora, me sentía muy ansiosa por saber qué había pasado entre él y Adeline, o por qué siempre se ponía sensible cuando estuchaba su nombre.

Me dormí después de un rato y, cuando me desperté, vi que él seguía en la cama. Era algo inusual, siempre se levantaba temprano, nunca había despertado con él a mi lado y verlo dormir me hizo mostrar una sonrisa verdadera.

Debió haber girado hacia mí mientras dormía. Estaba de lado con la cabeza apoyada sobre su mano izquierda en la almohada mientras que la otra descansaba debajo de su mejilla izquierda.

Lucía en paz. Había dejado atrás esos rasgos duros y arrogantes de un Príncipe Alfa.

En cambio, se veía gentil, casi como un bebé, y me atrevería a decir que lucía más lindo mientras dormía. Mi corazón se aceleró y comencé a sonrojarme sin darme cuenta.

El Príncipe Alfa era mi compañero y lo estaba viendo dormir a mí lado. Quizás las cosas no iban tan bien como me hubiera gustado, pero me di cuenta de que todo había cambiado. Mi primer compañero ni siquiera se dignaba a mirarme y mucho menos hubiera permitido que durmiera en su cama.

Lo observé dormir por unos minutos cuando, de repente, sus ojos se abrieron y se encontraron con los míos.

Ay, me atrapó. La vergüenza me inundó.

“¿Qué estás mirando?”. Sonrió, revelando sus hoyuelos.

Me mordí el labio inferior mientras mi respiración se quedaba atrapada en mi garganta. ¿Cómo alguien podía ser tan guapo? Ni siquiera podía encontrar una falla en su apariencia, todo en él era perfecto.

Parpadeé y me encogí de hombros. Al menos no estaba de mal humor esta mañana.

“Nada”, respondí y me dispuse a levantarme, pero me tomó de los brazos y tiró de mí hacia la cama.

“Quédate conmigo unos minutos”, me ordenó.

Apreté los dientes, él sabía cómo excitarme e irritarme al mismo tiempo. ¿Por qué no podía ser amable para variar? Traté de no quejarme y tan solo obedecí.

Era difícil, pero lo intenté

“Buena chica”, me halagó y acomodó un mechón de cabello detrás de mis orejas.

No podía verlo al rostro porque tenía miedo de mirar sus ojos por demasiado tiempo. En cambio, levanté la mirada al techo y fingí que no me afectaba que estuviera tan cerca de mí.

“Quiero tener una cita contigo, una de verdad”, dijo de pronto y volteé a mirarlo sorprendida.

Lo decía en serio. Me quedé boquiabierta, pero cerré la boca a toda prisa y fruncí las cejas.

“¿Por qué?”, pregunté.

Tal vez no era una buena respuesta a lo que me acababa de decir, pero necesitaba estar segura de que lo decía en serio.

Además, quería saber por qué quería tener una cita conmigo de repente.

“¿Necesito una razón para invitar a mi compañera a una cita?”. Enarcó una ceja y su expresión hizo que mi estómago se agitara.

‘¡Contrólate, Tiana!’, me dije a mí misma.

Me reí con burla, pero no dije nada. Nunca había tenido una cita y no sabría qué decir o cómo actuar. Aunque todavía quería tener una conversación apropiada con él y una cita no sería una mala idea.

A decir verdad, me sentía bien al respecto.

Me giró hacia él y me miró a los ojos. Su mirada se suavizó con cada segundo que pasaba. Sentí un fuerte tirón, como dos imanes que se atraían y, tras unos segundos, cerramos la distancia entre nosotros.

Sabía que mirarlo a los ojos sería un problema, pero no pude evitarlo. Me rodeó la cintura con sus brazos.

Ahora me sentía más cómoda a su lado. En mi primera noche aquí, me había alarmado tener que dormir con él y, aunque solo habíamos discutido durante los últimos días, me estaba acostumbrando a estar en su cama a su lado.

Me besó en los labios con gentileza. Fue un roce muy suave y luego se apartó por completo para salir de la cama.

“Hoy, a las ocho de la noche”, dijo antes de desaparecer en el baño.

Cerré los ojos y resistí el impulso de gruñir, cambiaba su estado de ánimo muy rápido. Nunca había conocido a ningún hombre tan misterioso como este príncipe Alfa.

Muchas veces quería estrangularlo, pero mi necesidad por tenerlo superaba cualquier otro sentimiento que tenía hacia él.

Mientras tanto, podía sentir que mi loba se hacía más fuerte en mi interior y estaba ansiosa por tener mi primera transformación. Quería entrenar con los demás, además de mis deberes escolares normales.

Menos mal que íbamos a tener una cita más tarde, tal vez por fin se abriría ante mí y podría hablar sobre el entrenamiento con él.

Lo escuché moverse dentro la ducha mientras imaginaba cómo se veía. Tragué saliva y sacudí la cabeza para despejar estos pensamientos. Unos minutos después, salió solo en calzoncillos y con pequeñas gotas de agua sobre su pecho.

Me obligué a mí misma a mirar hacia otro lado, pero no sin antes notar la sonrisa en su rostro.

“Deberías considerar bañarte conmigo alguna vez”, dijo con una leve risa y fruncí el ceño.

“Nunca”, respondí aunque la idea no sonaba nada mal.

“¿Estás segura, Tee?”. Apoyó un brazo sobre su cintura, pero fui tan inteligente como para no mirar en su dirección.

“Segura”, respondí con firmeza. Se rio de nuevo y comenzó a vestirse.

“No lo dices en serio, Tiana”.

Era muy arrogante y tenía exceso de confianza.

Se puso unos pantalones azules simples y una camiseta gris con cuello en V.

“Te veré en la noche, Tee”, susurró antes de irse.

Suspiré aliviada y miré el reloj de pared. El desayuno sería dentro de veinte minutos y después seguirían mis clases. Otro tutor me ayudaría hoy, así que salí de la cama y me di un baño antes de bajar a comer.

Estaba saliendo de la habitación cuando escuché que mi móvil comenzó a sonar. Corría buscarlo con la esperanza de que fuera Layla, pero fruncí el ceño al ver que no era ninguno de mis contactos.

Reconocí este número, era el de Jordan. Al parecer, no se había dado por vencido.

.

.

.

Consejo: Puedes usar las teclas de flecha izquierda y derecha del teclado para navegar entre capítulos.Toca el centro de la pantalla para mostrar las opciones de lectura.

Si encuentras algún error (contenido no estándar, redirecciones de anuncios, enlaces rotos, etc.), por favor avísanos para que podamos solucionarlo lo antes posible.

Reportar