El destino de Tiana
Capítulo 26

Capítulo 26:

POV: Tiana

No estaba segura de sí sentirme aliviada o no, pero mi cuerpo reaccionó a su toque como de costumbre y miré sus palmas sobre mi piel expuesta antes de volver a mirarlo a los ojos.

No parecía estar de buen humor. Esperaba no haber cruzado la línea de nuevo. Quizás se había enterado que tenía mi móvil. ¿O tenía algo que ver con el caso en el que había estado trabajando? Sin importar que fuera, no me gustaba la expresión en su rostro.

“¿Cuál es tu relación con Jordan?”, pregunto con voz ronca.

Esta pregunta hizo que mi corazón se acelerara aún más.

Luché por recuperar mi voz durante unos segundos y, cuando lo logré, ni siquiera sabía qué decir. Ese hijo de p%ta me había amenazado con recuperarme por todos los medios posibles y sabía que iba a mantener su palabra.

“Respóndeme, Tee”, insistió con rudeza.

En lugar de darle una respuesta directa, retorcí mis brazos para alejarme de su agarre, o al menos traté de hacerlo.

Después de un tiempo, me di cuenta de que era una pérdida de tiempo, así que dejé de intentarlo. Me soltó con una sonrisa en su rostro solo cuando me detuve, pero yo ya había entendido el mensaje.

Me alejé de él y fruncí el ceño.

“¿Por qué preguntas?”, respondí con rebeldía, lo que lo molestó más.

Se puso de pie y golpeó la pared con fuerza. Me estremecí por el fuerte impacto. Tenía que haberle dolido, pero no parecía herido en lo más mínimo. Estaba furioso y, si antes pensaba que parecía molesto, ahora lucía furioso.

Sus ojos verdes se habían vuelto negros y sus rasgos duros lo hacían parecer el diablo en persona.

Podía ver una vena palpitando en su cuello y tenía los puños apretados como si estuviera buscando algo que golpear. Estaba asustada por el fuerte poder e ira que emanaban de él, pero incluso con toda esta rabia proveniente de él, no tenía miedo de que me lastimara o me causara algún tipo de daño.

La primera vez que lo había visto tan enojado fue la noche anterior durante la cena cuando intercambiaba palabras con su padre. Sin embargo, esta vez Jordan había cruzado la línea y solo lograría meterse en problemas.

“Te preguntaré una vez más, ¿Cuál es tu relación con ese hijo de p%ta?”, repitió con una voz que no reconocí como suya.

“Fue mi primer compañero”, respondí, evitando mirar en su dirección.

“¿Tu primer compañero?”. Arrugó la nariz y sentí que su ira comenzó a despejarse poco a poco, pero no tenía duda de que seguía enojado.

“¿Todavía te gusta?”, preguntó.

Volteé hacia él de inmediato, parpadeando con una mirada seria.

“¿Disculpa?”.

“Esa es una pregunta simple, Tiana. ¿Te gusta o todavía tienes algún sentimiento por él?”.

“¡Nunca me podría gustar un hombre como Jordan! ¡El maldito me humilló!”, grité.

Observó mi rostro y luego se rascó la barba.

“Lo mataré si se acerca a ti”, afirmó.

Ahora yo me puse de pie.

“Princi..”.

Me miró e interrumpió.

“¿Cuántas veces tendré que decirte que me llames por mi nombre?”.

Su ira volvió y aparté la cabeza, incapaz de mirarlo a los ojos.

Se colocó a mi lado en cuestión de segundos.

“Lo mataré si se acerca a lo que es mío”, repitió, haciendo énfasis en la última palabra.

La posesividad en su voz era muy evidente como siempre y, aunque me enojaba, también me excitaba por alguna razón.

Su tono de voz era aterrador y no dejó lugar a duda de que en realidad mataría a Jordan si tuviera que hacerlo, pero era lo último que yo quería.

Todavía vivía con la culpa de haber matado a su hermano y, si bien lo odiaba por lo que me había hecho y por cómo me había tratado mientras estaba en su manada, nunca hubiera deseado que muriera, mucho menos a manos de mi compañero.

La noche que me enteré que Jordan era mi compañero, pensé que sentía algo por él. Estaba muy emocionada y, cuando me rechazó, habría hecho cualquier cosa para retenerlo a mi lado, pero solo era el efecto del vínculo de compañeros.

Él no me había hecho sentir ni una fracción de lo que ahora sentía por Ryder. Desde el momento en que inhalé su aroma, la fuerte atracción que sentí hacia él fue diferente de lo que había sentido por Jordan. Era más fuerte e inexplicable.

“No puedes hacer eso. Ryder”, le dije y sus ojos se oscurecieron de nuevo, pero no iba a retractarme.

“Estuve despierto durante toda la noche, trabajando en un caso que afecta a todos los lobos occidentales, ¿y con qué me encuentro en las primeras horas de la mañana? Un maldito correo de un tal Jordan Walker que dice ser el siguiente Alfa de la Manada Eclipse, dice que te quiere de vuelta y está dispuesto a cambiarte con otra doncella de su manada porque, según él, eres su compañera y hubo una confusión”. Explico.

“Además, como si eso no fuera suficiente, se ofrece a venir a buscarte mañana por la mañana si le doy mi permiso”. Suspiro.

Me quedé atónita al escuchar que Jordan sí hablaba en serio. Esta vez, yo fui quien se enojó y dejó salir su frustración.

“No es mi compañero”.

Viví toda mi vida como una esclava en esa manada olvidada por la Diosa de la Luna porque me acusaron de algo que no hice.

Ese hijo de p%ta supo que yo era su compañera dos años antes que yo, pero esperó hasta mi cumpleaños número dieciocho para rechazarme de la manera más humillante posible.

Ahora, no puede tan solo aparecer y pensar que puede controlar mi vida. Su padre me mandó lejos en la primera oportunidad que tuvo y…

No había terminado de hablar cuando Ryder me tomó entre sus brazos y sostuvo mi cabeza contra su pecho. No me había dado cuenta de lo furiosa que estaba hasta que hizo esto. Estaba temblando de rabia y enojo, y tenía mis puños apretados.

En cualquier otra ocasión, este tema me habría hecho llorar y habría sentido lástima de mí misma, pero ahora estaba tan enojada que solo quería desahogar me.

Sentí que mi loba comenzó a hervir de ira. Había estado sintiendo más su presencia desde la noche anterior. Ella no había estado enojada antes.

Por lo general, la emoción de estar cerca de nuestro compañero era lo que la hacía salir de su escondite, pero en este momento, estaba furiosa a más no poder.

Ryder podía ver a través de mis emociones con mucha facilidad y, al igual que la primera vez que me vio llorando, se preocupó. Si habla una cosa que había aprendido sobre él, era que no le gustaba verme molesta o triste.

Tal vez él había logrado hacerme enojarme muchas veces, pero ahora podía sentir que intentaba calmarme y no le costó mucho hacerme sentir mejor, había muchas cosas que quería sacar de mi pecho, pero sabía que este no era el momento adecuado.

“No tienes nada de qué preocuparte”, susurro en mis oídos mientras seguía acariciando la parte trasera de mi cabeza.

“Le dejé muy en claro que ahora eres mi compañera, no la suya, y él sabe que no debe pelear conmigo”.

Comencé a soltarme de su abrazo para poder mirarlo a los ojos, Mi corazón seguía acelerado, pero no porque estuviera enojada, sino por lo cerca que estaba de mí y por lo que acababa de decir.

“¿Le dijiste eso?”, pregunté al mismo tiempo que mis ojos comenzaban a ponerse llorosos.

Lo había dicho con mucho orgullo. Nunca hubiera imaginado que alguien me defendería así, mucho menos un Príncipe Alfa. Ni siquiera mis padres me querían, había sido una marginada durante los últimos doce años de mi vida, pero el Príncipe Alfa si me quería.

“Por supuesto”, dijo con un tono serio sin ninguna emoción.

Luego me soltó y se dirigió al vestidor.

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