El destino de Tiana
Capítulo 19

Capítulo 19:

POV: Tiana

“¡Tee!” Me reí por su tono de voz.

“Me tenías preocupada, por todos los cielos. ¿Te va tan mal ahí?”

Bueno. No podía decirle con exactitud cómo me sentía, pero estaba segura de que no echaba de menos la Manada Eclipse ni un poco.

“Estoy bien, Layla. Dime, ¿Cómo estás?”, respondí.

Quería contarle todo, pero también estaba preocupada por ella.

“No, dime cómo son las cosas en el palacio de los hombres lobo. He escuchado muchas historias al respecto y quiero saber cómo te están tratando”.

“Confía en mí cuando digo que estoy bien. Al menos no me tienen encadenada ni nada por el estilo”.

Me reí entre dientes.

Así era como me había imaginado que me tratarían en este lugar.

“Jordan ha estado haciendo un alboroto por lo que te pasó”, comentó.

Sentí un escalofrío atravesar toda mi espalda. Ese hijo de p%ta me había hecho mucho daño y todavía tenía que recuperarme.

“¿A qué te refieres con un alboroto?”.

Cruce un brazo debajo de mis pechos.

“No me dijiste que él era tu compañero ni que te había rechazado, Tee. Pensé que nos contábamos todo entre nosotras”. Se quejó.

Lleve la palma de mi mano a mis cejas y las masajeé con suavidad.

“Lo siento. Es solo que no quería hablar de eso y sé que siempre te preocupas mucho por todo. Sentí que lo superaría más rápido si no hablaba al respecto”. Confesé.

Se quedó en silencio por un tiempo.

“¿Cómo lo descubriste?”, añadí.

Por alguna extraña razón, temía la respuesta a esta pregunta,

“Como te dije, ha estado haciendo un alboroto. Dice que su padre te entregó, aunque sabía muy bien que le pertenecías. En resumen. Discutieron. Y dijo que te quería de regreso y que iría al palacio a recuperarte si su padre no te traía de vuelta o hacía algo al respecto”.

“Ese hijo de puta me rechazó de la manera más dolorosa posible. Me llevó al lugar donde Jayce murió”. Dije.

Cerré los ojos a medida que los recuerdos volvían y las lágrimas comenzaban a acumularse en mis ojos.

“Tee, lo siento mucho. Me hubiera gustado que me lo dijeras”.

“Supongo que no estoy muy orgullosa de que me hayan rechazado”. Parpadeé y respiré hondo.

“No es tu culpa que tu compañero hay sido un idiota. Además, ¿Quién sabe? La Diosa de la Luna podría ser tan generosa de bendecirte con un segundo compañero”. Comentó Layla

Esto era algo que me gustaba de Layla, su optimismo.

“Ya lo hizo, pero quizás él tampoco me quiere”. Le dije un poco triste.

“¡¿De verdad?!”. Su voz sonó más fuerte que antes

“Dime, ¿Quién es? ¿Y qué quieres decir con que quizás no te quiere?”.

“¿Podemos hablar de eso en otro momento? ¿Por favor?”.

Había muchas cosas con las que necesitaba ponerme al día con las chicas y sentía que, ahora que tenía mi móvil, tendría suficiente tiempo para conversar con Layla.

No obstante, ella parecía negarse a colgar.

Después de un rato, suspiró rendida.

“Está bien. Envíame un mensaje de texto cuando estés libre y te llamare de inmediato”.

“Vale”.

Acepté antes de colgar y volver con las chicas

Lo había pasado cinco minutos con las chicas comencé a sentirme un poco extraña. Noté un cambio en atmósfera, y luego sentí un aleteo en el estómago de emoción y miedo.

Mi loba había regresado. Ella nunca me había hablado.

Comencé a entrar en pánico y de inmediato.

Percibí su dulce aroma solo dos segundos que la puerta se abriera de golpe y él aparece pie frente a mí. Nos miró a todas, pero a mí en particular, y su presencia llenó la habitación, lo que hizo que las chicas giraran sus cuellos hacía él.

Bajé la mirada al suelo por verlo al rostro.

Detrás de él, venía la Princesa Elsie, pero él caminó hacia mí y levantó mi barbilla con un dedo para que lo mire a los ojos. Sentí un escalofrío que me invadió todo el cuerpo y desvié la mirada de inmediato.

“Vuelvan a sus deberes”. Dijo Elsie, les habló a las otras para que no se opusieran.

Tenía miedo de que se hubiera metido en problemas por mi culpa.

Él todavía no había dicho ni una sola palabra, quería borrar la sonrisa del rostro con una bofetada.

“¿Quieres que también te eche de mi casa?” Dice.

“Puedo y lo haré si decides ir en contra de mi autoridad y desobedecerme”, gruñó con el mismo poder y tono de mando en su voz.

Intenté decir algo y quedé mirando la pared detrás de él.

“Estaba cansada de estar encerrada en esa habitación. No me enviaron aquí para ser tratada así, merezco mi libertad tanto como los demás”

Sabía que me habían enviado aquí como una forma de tributo y podían hacer conmigo lo que quisieran. Podía sentir como su ira crecía

El Príncipe dio otro paso al frente.

Comenzó a acariciar mis mejillas y ahora me era difícil respirar.

Sentía que mis piernas cedieron al instante.

La última vez que había estado tan cerca él fue cuando me desmayé el primer día.

Esperaba no hacer el ridículo esta vez.

De repente, se acercó más y acarició mi barbilla. Mis piernas comenzaron a temblar y me habría ido si no hubiera estirado el brazo y agarrarme de la cintura con sonrisa en oso. Era un desgraciado.

Sabía que él me tenía sobre mí y no había duda alguna de la mirada de triunfo en su rostro, También sentía que su ira comenzaba a desvanecerse poco a poco y solté un suspiro de alivio.

“Y yo decido que hacer”.

Haciendo énfasis en si por enésima vez

Él me odiaba por decir estas palabras.

Detestaba que me viera como una propiedad

“¿De verdad creíste que podías salir sin que yo lo supiera? Incluso Elsie debe saber que era imposible”, dijo con la mandíbula apretada y sus manos todavía en mi cintura.

“De acuerdo. Sé que no debí haberlo hecho, pero no me dejaste otra opción”. Elsie se apresuró a defenderme.

“Eres demasiado duro con ella y papá sabe que la tienes encerrada en tu habitación. No tardará en comenzar a hacer preguntar”

Sus ojos se enfriaron al escuchar a Elsie y me soltó con cuidado.

“No me importa lo que él sabe o no sabe. Puedo hacer lo que quiera con lo que me pertenece”.

Repitió estas palabras que tanto le encantaban, pero estaba agradecida que me hubiera soltado para poder recuperar el aliento.

“Prepara la cena”, le ordenó a Elsie.

“Lo conocerá de manera oficial, pero no como un regalo o un tributo o lo que sea sino como mi compañera”, dijo con firmeza y no pude evitar ver la sonrisa en el rostro de la princesa.

Yo no sabía que decir.

Además estaba asustada y quería reclamar como de costumbre. No pensaba que pudiera conocer al Rey hombre lobo, mucho menos como la compañera de  su primogénito. ¡Estaba muy sorprendida que incluso quisiera llamarme en público y frente a su padre!

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