El destino de Tiana -
Capítulo 18
Capítulo 18:
POV: Tiana
Elsie no me llevó a la habitación donde nos habían recibido, sino que fuimos a un lugar fuera del castillo.
Resulta que las chicas estaban en un edificio al lado del castillo, no estoy segura de qué estaban haciendo, pero las vi sentadas alrededor de una mesa grande, y cada una tenía asignada a una compañera: Nora es la primera en verme y de inmediato se pone de pie y corre hacia mí.
“Volveré por ti en una hora”, me susurra Elsie al oído antes de que se vaya y le doy las gracias.
“¡Tiana!” grita Nora mientras me abraza.
Rose y Sadie ya habían notado mi presencia y también caminan hacia mí, las abrazo a las tres, y todas nos reímos juntas.
“Vaya, te ves mejor que la última vez, Princesa”. Bromea Sadie.
Yo sacudo la cabeza y le hago un gesto para que guarde silencio.
“No hay nada que ocultar, todos lo saben y quieren conocer a la pareja del futuro Rey”. Agrega Rose.
Mis ojos se abren de par en par, estoy atónita.
“¿En serio?, ¿Cómo se enteraron?”.
Mis palmas empiezan a sudar.
“Tranquila, esas cosas se difunden fácilmente”, dice Sadie, riéndose mientras me pongo pálida.
“De todos modos, ¿Qué están haciendo aquí?”. Pregunté, mirando alrededor de la habitación.
Sadie tiró de mis manos y comenzó a llevarme afuera mientras que las otras dos nos seguían.
No podía poner en palabras lo grande y hermoso que era el palacio de los hombres lobo. Este edificio en particular no era tan grande como el del Príncipe Ryder y estaba dividido en varias secciones magníficas.
Por lo visto, tenía dos pisos de altura y quería explorar más áreas, pero no contaba con mucho tiempo. Deseaba pasar el tiempo poniéndome al día con ellas y contándoles mis propias experiencias.
También necesitaba hablar con Layla.
Cuando salimos de la habitación. Me llevaron a un área mucho más pequeña que era como un mini salón donde había premios y medallas esparcidos por todas partes, además de unas cinco sillas individuales.
“Creo que venir aquí fue lo mejor que nos pudo haber pasado”, comentó Rose sentándose en el primer asiento y yo hice lo mismo.
Sadie tomó asiento en la silla más cercana a mí mientras que Nora decidió permanecer junto a la ventana con los codos apoyados en el marco.
“Nos asignaron a diferentes puestos de servicio y nos dieron un recorrido por todo el palacio”. Contó Nora emocionada.
“Pero tengo dos días libres a la semana y no solo eso. Incluso tenemos tutores personales para nuestras tareas escolares y todo”.
Oh, esto explicaba lo que habían estado haciendo cuando las había visto.
“Y también nos pusieron en diferentes grupos para entrenar. Resulta que el palacio de los hombres lobo no es un lugar para los débiles. Tenemos diferentes instructores, dependiendo de qué tan fuertes sean nuestros lobos, pero el entrenamiento es tres veces por semana para todos”.
“Vaya, suena genial”, respondí muy sorprendida.
“Bueno, fue idea del Príncipe Ryder. Los que estuvieron aquí antes que nosotras no tuvieron los mismos privilegios”. Sadie intervino.
Sentí que mi estómago se revolvió al escuchar su nombre.
¿Todo el mundo sabía que ahora tenía una compañera? Quería preguntarles, pero Nora habló antes de que yo pudiera.
“Dime, ¿Cómo se siente?¿Ser la compañera del Príncipe Alfa sensual”, preguntó con un brillo en los ojos.
Rose interrumpió antes de que yo pudiera responder.
“Tienes mucha suerte, Tiana”, comentó y tragué saliva.
“Es algo muy importante. Cuando te marque, reconvertirás en la reina”, agregó Sadie.
La idea me hizo temblar tanto que las demás se dieron cuenta.
“¿Estás bien? No pareces demasiado emocionada al respecto. Yo estaría a sus pies si él fuera mi compañero”, añadió Nora.
“Eres la mujer más afortunada sobre la faz de la tierra en este momento”.
Deseaba sentirme tan afortunada como lo hacía sonar.
El Príncipe Ryder me atraía de todas las formas imaginables.
¡Demonios!
Incluso aparecía en mis sueños cuando dormía y todavía no podía sacar de mi mente la imagen de él cuando salió de la ducha. No obstante, me parecía que tal vez no se sentía atraído por mi o que solo quería utilizarme como a un juguete.
Creía que era imposible que quisiera algo serio conmigo. No había ninguna posibilidad, no iba a funcionar.
Sabía que a muchas chicas les hubiera gustado fabricar alguna fantasía alrededor de esto. Pero esta no era una película. No era compatible con un Príncipe como Ryder.
Veníamos de dos clases sociales diferentes, él era un Príncipe hombre lobo y no uno cualquiera, sino el primogénito y futuro Rey. ¿Mientras que yo qué? Era una doña nadie. Una prisionera bajo su techo.
Tenía que salir a escondidas de su habitación y ni siquiera me imaginaba cómo reaccionaría si se enteraba.
“¿Tiana?” Rosie dijo mi nombre y clavé mi mirada en ella.
“No quiero ser su prisionera. Además, no hay forma de que un hombre como él me marque o quiera ser mi compañero”, dije con desdén.
Luego me levanté de mi asiento y caminé hacia la ventana frente a mí. No podía explicarles porque sabía que no lo entenderían.
Parecían emocionadas por mí, pero no era necesario que se sintieran así. Tampoco era necesario que me acostumbrara a la idea de que era su compañera.
En lo que a mí respectaba, solo era su esclava y no pasaría mucho tiempo antes de que me echara a la calle.
Yo no había podido dormir la mayor parte de la noche, pero él se había quedado dormido como si no se hubiera dado cuenta de que había otra persona en su cama. ¿Así se suponía que yo era su maIdita compañera?
“Además, el Príncipe no me quiere”. Agregué.
“¿No? ¿Por qué piensas eso?”. Preguntó Rose.
“Es demasiado obvio y no hay ninguna posibilidad de que me acepte. Prefiero no hablar de eso”, respondí y cambié de tema.
Las tres parecían preocupadas, pero no insistieron.
Sadie tan solo asintió.
“Bueno, creo que a mí me gusta el Príncipe Louis”. Comentó.
“Desearía que notara mi presencia, pero parece que ni siquiera se ha dado cuenta de que existo”. Suspiró y Rose puso los ojos en blanco.
Después, todas nos reímos.
“Mientras tanto. Por fin vimos al Rey Alfa en persona”, chilló Nora entusiasmada.
“¿Cómo es?”, pregunté.
“Es una versión más vieja del Príncipe Ryder..”..
Mientras hablaba, sentí que mi móvil comenzó a vibrar en mi bolsillo.
Había olvidado por completo que lo había puesto en este lugar. Dejé escapar una sonrisa cálida cuando vi el nombre de la persona que me estaba llamando. Era Layla. Me disculpe con el resto y salí de la habitación para contestar.
“¡Layla!” la saludé emocionada.
La escuché soltar un suspiro de alivio antes de gritar.
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