El destino de la huerfana -
Capítulo 94
Capítulo 94:
Demostró lo loco que estaba al creer que reinaría y lideraría cuando la primera vez mi madre lo había bajado de ese pedestal. Había sido tan fácil derribarlo y reemplazarlo. ¿Esa ocasión no le había enseñado nada?
Cuando él tenía todo listo para conseguir una segunda oportunidad de hacerse con la corona, el destino intervino y desde entonces nada había sido una coincidencia.
El transformarme, imprimarme y atarme a un Santo solo semanas antes del primer ataque vampírico fue su forma de incorporar un lobo blanco, con la esperanza de restablecer el equilibrio, a la batalla porque sabía lo que se avecinaba.
Todo tenía sentido; cada pieza del rompecabezas encajaba. Además, yo siempre había estado destinada a terminar en los brazos de Colton, en medio de todo, Yo era el destino intentando restaurar una profecía que Juan seguía intentando destruir.
Volví a prestar atención a lo que él había dicho. Mi cabeza era una maraña de emociones, pero la lógica del panorama general encajaba perfectamente. Entonces, señalé algo de lo que dijo que había llamado mi atención.
“¿Qué quisiste decir con eso de que quería atarte a sus seguidores?”, ni siquiera sabía cómo podría hacerlo.
“Carmen. Ella es la hija de su Beta, él siempre ha tratado de persuadirme para que me juntara solo con los lobos que él aprobaba. Odiaba el hecho de que mi círculo interno no estuviera formado por los hijos del suyo. Tuvo que aceptarlo, pero Carmen, ahora, al reflexionar, me doy cuenta de que no dejaba de presionarme con hembras de ciertas casas y de que solo quiso que marcara y sentara la cabeza una vez que tú representaste una amenaza”, dijo.
Y llegamos justo a lo que más me afectó y me hizo odiarlo profundamente.
Él lo dijo con toda naturalidad, como si no acabara de apuñalarme en el pecho con un objeto sin filo para luego retorcerlo. Simplemente lo admitió. Que estaba unido a Carmen, y que su padre así lo había querido. No lo dijo explícitamente, pero dijo lo suficiente para que yo lo interpretara así.
Me quedé callada y me di la vuelta mientras las lágrimas se agolpaban en mis ojos y esa sensación de ‘lo sabía’ me hacía sentir estúpida. Lo que dijo aplastó esa tonta y molesta luz brillante de esperanza, que siempre se asomaba sin importar lo que dijera.
Quizá era el destino tratando de poner la balanza en su sitio, pero Colton no formaba parte de ese plan, porque de ninguna manera le permitirían ser tan imbécil y hacer algo tan hiriente y estúpido si fuera mi amor eterno.
¿Cómo iba a serlo si le había permitido que la marcara y que me volviera a destruir? Uno no se recuperaba de una traición al vínculo de pareja.
“Entonces, ¿Tu padre está en guerra no solo con los vampiros, a los que provocó, sino con su manada, aunque su intención es gobernarlos a todos? ¿Y ahora la mitad vive en la mansión que perteneció a tu madre, una mitad bruja? Una mansión que sabías que tenías, pero que no necesitabas”, cuestiono.
“¿Todo mientras yo estaba afuera buscando a tu madre, que tiene la clave para que tengamos algún tipo de dones poderosos para arreglar las cosas?”, divagué, tratando de poner todo en orden y evitar toda mención de lo imbécil, egoísta, hiriente, tramposo y estúpido que era.
“Sí, suena correcto… la familia de mi madre ya casi no existe. No es que los conociera, y solo supe que heredé esta mansión porque ella me la dejó, con una mujer de su confianza, como regalo para mi cumpleaños número dieciséis. El lugar estaba vacío, nunca vivió allí, así que tuvimos que limpiar un poco”, explica.
“Supongo que era bruja, ya que estaba completamente intacta y nadie parecía poder entrar hasta que yo intenté abrir la puerta. Es raro, pero… ¡Una maldita bruja! La parte más extraña es… no me sorprendió. Es como si lo supiera y a la vez no lo hiciera. No puedo explicarlo”, me dice.
A medida que hablaba, se transformaba poco a poco en ese atleta universitario, dejando entrever al Colton normal, pero eso no disminuía mi dolor.
Dejé que mis ojos se desviaran hacia él, manteniendo mi frialdad exterior y tratando de no dejar que todo lo que estaba pensando fluyera hacia él mientras me centraba en los temas críticos de esta conversación.
Dejé de pensar en él y en mí, mientras intentaba digerir sus palabras y el otro pequeño problema que me había estado afectando se escapó.
“Al menos no es un vampiro… no puedo decir que eso fue una buena noticia”, respondí sarcásticamente, un poco más nerviosa de lo que pretendía, observando ese ligero cambio en su expresión y sin ser capaz de descifrarlo.
Frunció un poco el ceño y su mandíbula se tensó un poco, pero no tuvo ningún tipo de respuesta dramática. Ni odio instantáneo ni retrocedió con disgusto.
“Es lo que eres, eso no cambia quién eres. Es algo que tenemos que comprender, supongo”, espeta.
No me miró y me di cuenta de que no le hacía tanta gracia como parecía, pero tampoco se asustó ni me llamó monstruo. Para ser sincera esperaba una reacción más fuerte y esto me parecía decepcionante. Yo me lo había tomado peor que él.
“Tu círculo interno no me aceptará cuando se enteren”, puntualicé como si eso hubiera estado alguna vez en mi plan maestro, pero supongo que en parte lo estaba.
Quiero decir, todo estaba patas arriba, y mi plan de marcharme y huir solo me había traído de vuelta a donde empecé, entre la gente que había dejado atrás.
Ya no tenía ni idea de lo que me deparaba el futuro, sobre todo si los lobos también estaban en guerra. La manada parecía mi destino, aunque él no lo fuera.
“¿Por qué no? ¿Crees que les importará? Tú eres Alora, y yo soy Cole… no les importará que seamos mestizos. Así no son ellos… así es mi padre. Ni nosotros ni mi círculo son los únicos híbridos ocultos en la manada Santo. En el reino de mi padre abundan los secretos porque es un imbécil y yo tardé demasiados años en darme cuenta y verlo con claridad”, dice furioso.
Sujetó el volante gruñendo de nuevo como si sus propias palabras hubieran tocado una fibra sensible, y me di cuenta de que lo de su padre le estaba afectando más que cualquier otra cosa. Quizá descubrir lo de su madre fue la gota que derramó el vaso.
Sin embargo, me aferré a esa pequeña información, sorprendida, y busqué al instante el archivo con los recuerdos de Colton, pero sabía que ni siquiera sabría qué buscar en los diecinueve años de memorias, y en su lugar empecé a buscar nombres en un intento de averiguar qué miembros eran mestizos.
“¿Quién? ¿Qué secretos?”, espeté, abrumada por demasiados escenarios y pensamientos.
Lo malo de tener la cabeza llena de recuerdos ajenos era que a veces eran demasiado vastos para saber que tenías una respuesta sin que te guiaran en la dirección visual correcta. Tenía tantas cosas en la cabeza sobre él que ni siquiera había abierto y explorado. Nunca me había detenido en ninguna conversación sobre los híbridos de la manada.
Colton suspiró, golpeando el volante mientras avanzábamos y se encogió de hombros. Como si esto no fuera nuevo para él y actuando como si realmente no fuera nada del otro mundo.
Para él, pero yo había pasado toda mi vida diciéndome que era una impura rechazada, solo para descubrir que Santos había estado entrelazado con una todo el tiempo.
¿Qué demonios?
“Los gemelos son híbridos, ángeles para ser exactos. La madre de Meadow era una cambia formas, no una licántropo, pero sí una loba. Es feroz porque como tú tiene múltiples dones. Mi padre se aseguró de que nadie supiera que su manada se unía con razas impuras”, explica.
“No podía hacer nada contra ellos, ya que todos son Santo de sangre y él nunca avergonzaría a su propio linaje ni admitiría que la mayoría de la manada proviene de uniones mestizas. Hay cientos de especies sobrenaturales, los lobos son como perros hiperse%uales, que se c%gen cualquier cosa”, dijo con una sonrisa burlona y una pizca de orgullo por el hecho de que los de su especie se acostaran con cualquiera.
Solo un hombre estaría orgulloso de eso.
“¡Eww, Colton!”, golpeé su brazo, escociéndome los dedos, asqueada y un poco ofendida con esa última frase.
Era poco admirable para una especie a la que también le gustaba aparearse de por vida, cuando se elegía a la persona indicada.
“Es verdad y es el mayor secreto de todos. La niebla no solo hace que queramos cog%rnos entre nosotros… sino que aplica para cualquiera y lo ha sido durante siglos. Estoy bastante seguro de que mi padre ni siquiera es cien por ciento licántropos. Él no puede rastrear sus raíces más que cualquier otra persona”, explica.
“Los libros de historia son un invento, cada alfa eliminó las partes que considera vergonzosas. Son patrañas… como él eliminando profecías. Apostaría a que el hecho de que los lobos Santo sean de todas las tonalidades es una señal de que somos una especie mixta. Los licántropos originales siempre fueron marrones. Marrones con ojos ámbar… la mayoría de los Santo los tienen grises”, termina explicando Colton.
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