El destino de la huerfana -
Capítulo 38
Capítulo 38:
Era una necesidad, ya que nos recuperamos de la guerra anterior, con nuestra gente destrozada por la pérdida, por lo que fuimos más flexibles al aceptar otra manada como la de nuestro líder. La mayoría de nuestros propios alfas nunca regresaron para pelear por el derecho a gobernarnos.
La idea de Santo, de convertirse en el único líder y unirnos a todos, parecía ridícula, ya que tendría que unir a una gran cantidad de personas como nosotros que existían en este mundo. Estoy segura de que hay otros líderes de manadas que se creen aún más superiores a él.
Otros dominantes con mucha más habilidad y dones, y en la naturaleza de los alfas no está el ceder sin luchar.
Tiemblo, mi cuerpo se estremece debido a todas las idead que me llegan, ante lo aterrador que ahora se ve nuestro futuro y Colton aprieta su agarre sobre mí, tranquilizándome de la mejor manera que puede.
Tratando de calmarme y siendo esa roca que nunca pensé que necesitaría antes de encontrar su toque. Exhalo pesadamente, sumergiéndome en el calor de su cuerpo y trato de estar en paz.
“Necesitamos implementar de forma inmediata medidas efectivas para proteger nuestra montaña de otro ataque. Los grupos con líderes, serán asignados a aquellos que aún no cuenten con uno, Somos la manada reinante en Radstone, y ahora todos nos buscarán, para liderarlos y protegerlos”, explica.
“El entrenamiento comenzará con las primeras luces del amanecer para todos quienes tengan la edad suficiente para pelear, así que deben alimentarse. Duerman. Ya hemos enviado pequeños destacamentos para recorrer los perímetros y se ha ordenado a cada uno de los pueblos que haga lo mismo”, continúa explicando.
“Tendremos guardias en todo momento, vigilando, y evaluaremos un sistema para mejorar todo esto, estableceremos simulacros sobre cómo reaccionar en caso de que suene una alarma. En las próximas semanas, trasladaremos a todas las manadas de los alrededores al lado sur de la montaña, aquí, entre nuestra gente, por su propia seguridad”, termina de explicar.
“Tenemos mucho que hacer, habrá agitación y caos, pero debemos mantenernos centrados. Esta ha sido una primera ofensiva y no sabemos cuándo pretenden volver”, comenta al final.
El silencio comienza a volverse insoportable cuando sus últimas palabras caen en el aire a nuestro alrededor, y la gravedad de nuestra situación pesa sobre todos nosotros.
Algunos de estos hombres y mujeres son sobrevivientes de la primera guerra contra los vampiros y ya pagaron por ello, pero la mayoría de nosotros sólo éramos niños, o lo suficientemente jóvenes como para quedarnos atrás.
Perdimos a muchos, y aunque la gran mayoría se han recuperado a lo largo de los años, no estamos listos para luchar. Hemos tenido una paz relativa durante años, y no tengo idea de cómo diablos vamos a superar esto.
El llevarnos a todos a un mismo lugar para vivir, desde las otras manadas hasta aquí, provocaría que la tierra de Santo se convirtiera en un caos. Estamos dispersos alrededor de las faldas de las montañas y somos muchos.
No hay suficientes casas para acomodarnos a todos en este único lado sombreado, bajo su mando y siendo vigilados. Por no hablar de los niños, sus escuelas y sus animales en las granjas exteriores. Esto sería una locura.
Comienzo a sentir un dolor en mi abdomen al darme cuenta de que todo lo que conocía antes, mi idea de una vida vacía, en realidad fueron los mejores años de mi triste existencia.
Ahora estaríamos despertándonos en una nueva era, sin embargo, en mi corazón deseo el poder volver a ser esa rechazada indigna, en una casa llena de indeseados, en el lado oscuro de nuestra pacífica montaña.
Si pudiera regresar, lo haría. Nunca volvería a quejarme, nunca anhelaría una vida diferente, porque lo que nos espera, no podría ser peor.
Luego de que Juan terminara de hacer su anuncio, los Santos comenzaron a salir de la habitación lentamente, en una ola de murmullos y ruidos mientras discutían acerca de lo que se habló y hacia dónde nos dirigiríamos desde aquí.
Se podía percibir el cómo aumenta la tensión, la inquietud y el nerviosismo, a medida de que te dabas cuenta de que esto era real y que la vida, tal como la conocíamos, estaba a punto de cambiar drásticamente. Colton me guio hacia un costado, apartándonos de la puerta para dejar pasar a las personas, y agarra a un hombre que pasa, el cual me resulta muy familiar.
“Matteo, lleva a Alora a nuestra habitación y esperen por mí allí. Haré una asamblea para la manada, quiero hablar con todos ustedes. No tardaré mucho; mi padre me necesita”, ordena y él asiente con la cabeza hacia el frente de la habitación, donde Juan aún permanece oculto por la gente que se mueve y al instante me siento enferma por la ansiedad.
Ser dejada a cargo de alguien y permanecer separada de Colton me recuerda que, a pesar de todas las cosas por las que estoy enojada con él, aún me siento segura cuando estoy junto a él.
Él es mi red de seguridad y la única persona en el mundo que se preocupa por mí de alguna manera. Su fuerza, su tranquila confianza y su aire de control, es la calma de mi nerviosa vacilación y solo me reafirma, que necesito su presencia más de lo que quiero admitir.
“Amigo, no creo que sea una buena idea. Carmen y Alora en la misma habitación… ella hará…”, dice y es interrumpido.
“¿Me estás cuestionando?”, el tono de Colton cambió instantáneamente a un profundo gruñido, mostró rápidamente su disgusto a través de su enfado y un aire agresivo lo rodeó mientras Matteo miraba hacia otro lado tímidamente. Sabiendo de que había sobrepasado sus límites.
El cuestionamiento, de cualquier tipo, de un comando nunca era bien recibido por ningún alfas, en especial cuando se trataba de uno de su propia manada secundaria, lo cual a su vez me demuestra que Colton es mucho más paciente conmigo que incluso su más cercano.
“No, mi alfa, pido disculpas”, respondió Matteo en un fluido español, bajando la cabeza y demostrando su arrepentimiento.
Mostró el respeto exigido, obviamente luego de ser reprendido, ya que su líder es Colton, por lo que se disculpó y se dirigió a él como alfa. En nuestro mundo tenemos una regla principal. Nunca cuestiones a tu alfa, bajo ningún motivo, y nunca desobedezcas.
Olvidé cómo era vivir alejada de cualquier manada real y solo tener que seguir las reglas básicas en el hogar. Estar aquí me recordaba cómo solía ser cuando mi familia estaba viva, y todos seguíamos a Samuel Whyte antes de que su familia fuera eliminada y jamás regresara.
Me hacía repensar sobre la negativa de Colton de desafiar a su padre, lo cual me dejó pensando en un nuevo ángulo de una frustrante situación. Asimilando la realidad, de que solo porque viví fuera de las restricciones y reglas de nuestra norma social durante una década, no significa que él también lo hubiese hecho.
Colton y Matteo integraban un subgrupo, un grupo más pequeño dividido del principal y gobernado por un único dominante. ¡Colton! Así es como los manadas grandes como la Santos hacían que todo funcionara sin problemas.
Eran llamadas manadas Beta o Subs, y al igual que la jerarquía de liderazgo, incluso las manadas secundarias se clasificaban en orden de importancia y mando.
Como unidades más pequeñas en un ejército más grande, con oficiales de alto rango, y Colton estaba entre los cinco primeros. Dentro de las manadas beta pertenecientes a la manda de su padre, era la número uno.
El orden dependía de la habilidad, la experiencia y el cómo se desempeñaran en una batalla, y la manada secundaria de Colton tenía todo para defendernos desde hace diez años. Todos ellos probaron la guerra real en nuestras tierras. Incluso siendo tan jóvenes.
Es por eso que entrenaban juntos todos los días y son algunos de nuestros soldados más capaces cuando es necesario. Nunca debo olvidar que aunque Colton aún no es el Alfa Santo, lo es por derecho propio y en su propia manada secundaria, y tampoco debo subestimar la importancia de sus responsabilidades.
No es solo un deportista de secundaria de diecinueve años con la mirada puesta en una futura corona, ya es un comandante que está cumpliendo con su deber y cuidando de su manada.
“Síguelo, él te mantendrá a salvo. Es tan cercano a mí como un hermano”, Colton se inclinó, jalándome hacia él para que pudiera hablar en voz baja, casi tocándonos nuestras narices, con ese tono más suave ondeando a través de mí y rompiendo mis defensas.
Esa dulce mirada, que ahora sé que solo está reservada para mí, y de mala gana me empuja hacia Matteo hasta que una mano aterriza en mi hombro. Me estremezco ante el contacto de un toque desconocido, pero trato de ocultarlo.
“Al resto de la manada no le va a gustar esto”, señala Matteo, levantando una ceja hacia Colton, pero se encuentra con una mirada en blanco, lo cual me dice que es debido a una comunicación mental.
Diga lo que diga Colton, Matteo vuelve a apartar la mirada y me toca suavemente para señalar la puerta por la que las personas están saliendo.
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