Capítulo 16:

“Me he quedado sin opciones, Lorey”.

Instantáneamente siento que algo en mí se rompe y sollozo al oírlo usar el cariñoso nombre cariñoso utilizado por mi familia, desde hace mucho tiempo.

Me muevo para alejarme de él, deslizándome por el tronco para que no pueda ver mis lágrimas. Manchan mi rostro con su invasiva aparición, otra señal de mi debilidad y defectuoso linaje. Tiendo a llorar cuando todo comienza a salir mal.

‘Entonces, ¿Por qué me has traído a este lugar para esto? ¿Por qué no me lo has dicho cuando he regresado a mi habitación y evitarme toda esta agonía?’, le dije mentalmente, desafiando su decisión de no vincularse conmigo, incapaz de decir lo que necesito verbalmente mientras me alejo de él y empiezo a correr.

Soy consciente de que marcharme era una reacción instintiva, pero ya no tenía espacio en mí interior para ese tipo de dolor en este momento, y no quería quedarme y soportar lo que estaba por venir.

No era capaz de manejarlo, necesitaba regresar a mi habitación y no volver a permitir que se acercara lo suficiente como para sentirlo de nuevo.

El sólo me quería en ese lugar por una razón… tenía que declararme su rechazo para que fuera definitivo. Que se joda.

‘Espera Lorey. Por favor. No te vayas’, ignoro sus súplicas mentales, que fluyen hacia mí desesperadamente, mientras lucho por respirar a la vez que empiezo a correr y trato de poner distancia entre nosotros.

Corro a toda velocidad, rozando el paisaje a mi paso y sorteando los árboles caídos fácilmente, Solo atrapada en mi necesidad de huir y concentrado en olvidar todo lo demás.

Vuelvo a ponerme a cuatro patas cuando mi cuerpo anhela transformarse y liberarme, pero logro controlarlo y lo sacudo de mi cabeza. No quiero estar en forma de lobo sintiéndome angustiada. Ese tipo de pérdida de control podía llegar a ser devastador y prohibido.

Corro con la visión borrosa, casi quedando ciega con mis propias lágrimas y jadeo cuando de repente, soy jalada hacia atrás, a mitad de un salto, y caigo sobre una capa de musgo en el suelo del bosque con un ruido sordo, rodando y aterrizando a cuatro patas y al instante me pongo a la defensiva.

Respiro con dificultad mientras me enfrento a mi perseguidor agresivamente, un nuevo tipo de instinto salvaje que nunca antes había experimentado, lleno de ferocidad.

Me calmo al instante cuando me enfrento a Colton, sus ojos color ámbar brillando, quien de la misma forma está preparado para la batalla. Permanecemos alejados, jadeando, mirándonos fijamente, a solo unos pies de distancia, más cerca de lo que deberíamos estar y llenos de puras emociones dolorosas.

“¿Piensas que esto para mí es muy fácil? ¿Qué me curare de todo haciendo esto?”, suplicó Colton desesperado.

“Tenía mi vida planeada. Elegí una pareja que amaba y pensé que sabía lo que me esperaría en el futuro. Pero jamás imaginé que esto sucedería y ahora paso cada segundo de mi vida deseándote, necesitándote y pensando en ti, hasta el punto de volverme loco”, expresó.

“El amor que tenía por Carmen murió en el segundo que te imprimí, y tampoco puedo entender nada de esto. Esto no es una cura… es una necesidad. Es por el bien de nuestra existencia, de nuestra manada. Nadie seguirá a un Alfa o respetará a alguien encadenado a un lobo avergonzado a su lado”, dijo.

Nuevamente la ira se apoderó de mí mientras los celos retorcían mi corazón ante la mención de su nombre, ante aquellas palabras que salían de su boca, haciendo que re pusiera irracionalmente furiosa con él una vez más.

Era capaz de sentir el desamor y el más puro odio salir por cada poro ante aquella situación.

“Solo deja que me vaya. Esto no tiene sentido y el que me digas esta cosas no ayudará. Sólo lárgate y déjame en paz. No quiero volver a tenerte cerca de mí nunca más. Ya lo entendí… así que recházame, dilo y termina con esto. Salva a tu preciosa manada y su honor y váyase al infierno. ¡De todos modos, nunca fui parte de ustedes!” le gruño.

Limpio el desastre en mí empapado rostro con el dorso de mi mano, agresivamente, llena de falsa valentía y actúo como una chica fuerte haciendo mi mejor esfuerzo.

Literalmente me trago mis lágrimas y me atraganto con el ácido que sube por mi garganta. Me coloco de pie para elevarme sobre él, quien permanece agachado, adoptando un aire de ‘Ya no me interesa’ y deseando que termine de una vez.

“Tampoco quería que esto ocurriera. Iba a marcharme, tenía un plan y estaba a miles de kilómetros de todos ustedes. Especialmente de los de tu tipo. ¡Dios!… nos has despreciado durante una década, nos has tratado con desdén y nos has rechazado a las sombras de ese maldito orfanato. Escupo sobre tu familia y todo lo que representan”, dije.

“Eres la última persona en este mundo con la que querría imprimarme, por lo que puede irte… ve a marcar a tu pareja y sigue tu destino porque estoy segura de que no soy yo. Ve a estar con tu elegida y déjame encontrar a alguien que sea para mí”, continúe diciendo.

“Sé que mi corazón sanará de lo que sea que esto haya sido, más rápido de lo que puedas imaginar, y tu podrás dejar de pretender que no la quieres. ¡Yo tampoco te quiero!”, dije con ira y angustia, sin poder seguir ocultando el dolor que me estaba desgarrando.

Me volteo, esta vez para alejarme lentamente, demasiado exhausta para algo más e incapaz de seguir corriendo mientras el cansancio se apodera de mí. Toda mi energía se agota al crear aquella fuerte capa exterior para mostrarle que ya no me interesa nada más.

“Te amo. No importa lo que haga para tratar de romperlo; no puedo parar, y me mata la idea de que estés con alguien más. Ella ya no existe, Lorey. Solo somos nosotros. Nos imprimamos y nos conocimos en una fracción de segundo, lo que de otra manera hubiese significado el haber estado toda una vida juntos. Siento que te he amado por tanto tiempo, sin importar lo loco que suene eso”, sus palabras me detienen en seco e inhalo con fuerza.

Me siento aturdida al ver que simplemente fue y lo dijo, pero triste de que haya puesto en palabras el cómo se llamaba la agonía que había estado sufriendo.

¡Amor! Y el por qué, debido al hecho de que se sentía como si hubiese estado en mi corazón desde el día en que nací. La imprimación en verdad te arruinaba.

Me hizo amar a mi compañero tan pronto como sucedió, porque te hace revivir cada segundo vivido anteriormente, en tu cabeza, dentro de tus propios recuerdos, con esa persona vinculada aunque no te pertenezca.

Tengo su vida en mi cabeza; por lo tanto, lo conozco íntimamente desde hace muchísimo tiempo, Es una locura, y él estaba en lo correcto. No podíamos romperlo porque nunca pudimos controlarlo.

El destino había hecho aquello, nos dio una mano y una cruel broma y al destino no le gustaban los desafíos. Sin embargo, el saber que él se sentía de la misma manera que yo no lo hacía más fácil. No cambiaba nada.

“Eso no significa nada. Tu padre tenía razón al decirnos que nos alejáramos y rompiéramos el vínculo. Jamás seré lo que tu padre y la manada necesitan, y tú nunca podrás ser el compañero que necesito. Por lo que, no deberíamos hacer esto de nuevo, solo nos está torturando más de lo que hemos soportado. Ya no me importa, por lo que puedes decir las malditas palabras”, expresé.

No sé de dónde viene eso, aquella perra fría e indiferente, mientras las palabras salían de mi boca.

Era exactamente lo contrario a lo que mi corazón anhelaba y me giro hacia él para dejarle en claro que no estoy jugando, manteniendo mi expresión el mayor tiempo posible para no mostrarle cómo esto me está matando. Mis palabras mueren en mis labios cuando nuestros ojos se encuentran, y Colton se ve tan abiertamente roto y desesperado como yo.

“No puedes engañar a tu compañero, Lorey. Puedo sentirlo, aun cuando lo que dices suene honesto. Soy lo que necesitas y tú eres lo que necesito. El destino lo hizo de esta manera… cuando quitas todo lo demás y solo estamos nosotros, aquí y ahora, sin nadie más en quien pensar… nos necesitamos el uno al otro para sentirnos cuerdos”, dijo.

“Para detener esta eterna agonía y vacío que ambos llevamos dentro. No necesitamos fingir que no es así. Nunca debería de haber mentiras entre nosotros”, terminó diciendo.

Ambos permanecimos en un desesperado silencio mientras él también se colocaba de pie, elevándose sobre mí por al menos un pie, pero aun manteniendo una distancia de al menos tres pies.

Sin dudarlo, cierra la brecha entre nosotros, me tira hacia él por la cintura, gentilmente, su toque quema mi piel, incluso a través de mi ropa y se me hace difícil negar que lo necesito. No puedo luchar contra eso.

Acerca su frente hacia la mía, juntándolas para que su aliento acaricie mi rostro, impulsivamente, cierro mis ojos e inhalo su aroma. Nuestra conexión sólo nos indica que estamos destinados a estar de esa manera.

Es familiar, seguro y hogareño… Donde la piel se toca, suceden cosas increíbles y la energía que surge entre nosotros es incomparable.

.

.

.

Consejo: Puedes usar las teclas de flecha izquierda y derecha del teclado para navegar entre capítulos.Toca el centro de la pantalla para mostrar las opciones de lectura.

Si encuentras algún error (contenido no estándar, redirecciones de anuncios, enlaces rotos, etc.), por favor avísanos para que podamos solucionarlo lo antes posible.

Reportar