El destino de la huerfana -
Capítulo 136
Capítulo 136:
Entonces supongo que estoy de acuerdo en que Colton le muestra un poco de amabilidad. Es posible que me sienta rara al principio, pero estoy segura de que. A medida que suceda con más frecuencia, podría normalizarlo y dejar de preocuparme.
No dudo a quién pertenece el corazón de Colton; me ha demostrado durante los últimos seis meses cuánto me ama, y no tengo absolutamente nada de qué preocuparme si su ex vuelve a su vida. Es mío y siempre lo será.
Nuestro vínculo es lo más fuerte de este mundo. Solo hay que ver a Sierra; aunque no quiera su vínculo, este no muere.
“Bueno, has tenido tiempo para pensar en ello desde esta mañana, ¿No? No la evitaré, aunque creo que es mejor no pasar demasiado tiempo con ella. Solo han transcurrido unos meses y no quiero que te sientas insegura o que ella malinterprete las cosas”, dice Colton.
Colton acaricia mi cuello con destreza y mis rodillas se debilitan mientras me rodea con un afecto sensual, en un intento por hacer que el tema sea menos tenso.
“¿Cuál es su historia? Siempre creí que era mimada y engreída, pero no sé… ahora parece tan vulnerable. Es como si estuviera viendo a una chica diferente y me pregunto si tal vez siempre fue así y nunca lo noté”, cuestiono.
Empujo mi trasero contra su ingle para hacerle saber que los besos en mi cuello se sienten más que bien.
Baja un poco los hombros de mi vestido para acceder a más piel y sus labios recorren mi nuca con suavidad. Me enciende; cierro los ojos y tengo que luchar contra el gemido profundo que intenta salir de mi garganta, al tiempo que me rindo al hormigueo y la piel de gallina que siento por todas partes.
“Carmen siempre ha sido difícil de descifrar… en cierto modo es un enigma. Su padre se vinculó por conveniencia, no por amor, lo que supongo que comenzó todo el lío de su familia. Su madre no es exactamente una de las mujeres más fuertes o capaces, pero su línea de sangre es una de las más antiguas”, explica.
“Su unión hizo que mi padre se fijara en él. Marco quería un hijo, pero Tawna le dio una niña, y desde entonces han sido una familia disfuncional y fracturada. Por cosas que mi padre ha dicho sé que él no se esfuerza con su familia; siente que lo agobia y lo hace quedar mal”, termina de explicar.
“Hmmm”, respondo a medias, demasiado concentrada en su aliento arrastrándose por mi oreja. Mi cabello se eriza mientras él roza mi lóbulo con sus labios.
“Carmen no se relaciona con los demás debido a su padre. Siempre fue solo esa niña en las sombras, que se esforzaba por ser vista y aceptada, pero la manada la evitaba. Todo el mundo sabe que su padre es el beta del mío, por lo que tenían miedo de acercarse a ella. Supongo que con los años desarrolló una capa exterior dura, para demostrar que realmente no le importaba, que ella era mejor que todos y que nos menospreciaba”, dice Colton.
“Su actitud, su comportamiento insolente… solo ocultaban el hecho de que ella realmente no tiene a nadie. Pero no es una mala persona, no cuando llegas a conocerla mejor. Se siente sola e insegura y mantiene a todos a distancia”, Colton continúa, tanto con sus palabras como con su suave asalto a mis sentidos; sus manos rozan mi cintura y mi abdomen y de alguna manera se las arregla para estrecharme aún más.
“¿Tal vez necesita un amigo? Alguien que pueda ver quién es, a pesar de esas barreras”, trato de concentrarme en el tema, pero él me lo está dificultando.
“Salí con ella durante dos años y nunca pude quitarle esa máscara. Supongo que yo era la persona más cercana a ella, además de su madre. Vi destellos de su verdadera personalidad, pero nadie puede entrar; dudo que alguna vez alguien logre hacerlo”, lo que dice hace que me duela el corazón, e instantáneamente se apagan mis hormonas chisporroteantes cuando pienso en la realidad de su existencia.
Yo era como ella; estaba sola, mantenía a la gente a distancia y solo miraba hacia el pasado; fue la época más triste de mi vida.
“Me siento mal por lo que pasó, por cómo terminó, que la lastimé y me alejé de todo. Creo que haber sido la mayor decepción en la vida de su padre la marcó. Nunca dudé en irme con mi nueva manada y dejarla atrás. Yo pensaba en ti, no se me ocurrió preguntarme cómo sería su vida allí. Supongo que no pensé que sin mí y la manada secundaria ella estaría sola de nuevo”, el tono de Colton coincide con mi nuevo pesar.
Detiene sus caricias y simplemente me estrecha con fuerza. Sus brazos rodean mi cintura y se acurruca contra mi cuello y mi hombro.
“¿Alguna vez pensaste en marcarla? Dos años es mucho tiempo para estar emparejados sin marcar”, pregunto con curiosidad, no porque quiera torturarme sino porque siempre me pregunté qué lo detenía; ahora que lo pienso, quiero saberlo.
Es normal en una pareja que el macho tome la iniciativa y sugiera emparejarse; no es usual que las hembras lo hagan ni que opinen, hasta que se les pida. Tal es la antigua naturaleza de nuestro acoplamiento. Es un mundo donde los hombres aún gobiernan y las mujeres se someten.
Él obviamente se preocupaba por ella, pero nunca intentó aparejarse con ella.
“Honestamente, tan mal como suene esto; no. No sé por qué, pero sentí que estaba conteniendo la respiración y algo dentro me decía que no era el momento adecuado. No me di cuenta de que mi instinto me decía que era la mujer equivocada, solo pensé que no estaba listo para estar atado a alguien, que éramos jóvenes e inmaduros, y yo tenía muchas responsabilidades”, dice.
“En retrospectiva, me preocupaba mucho por ella, pero no creo que la amara. Simplemente no lo supe hasta que llegaste tú y me sentí de esta manera. Contigo, la necesidad de marcarte fue un anhelo constante dentro de mí, desde el momento en el que nos unimos”, me termina diciendo.
“Lástima que hayas tardado tanto”, le replico, aligerando un poco el ambiente y tratando de Ignorar los celos cuando mi hombre admite que se preocupa por otra mujer.
Me siento estúpida por eso, pero mi lindo chico frunce el ceño y veo sus hoyuelos y una media sonrisa cuando acerca su rostro al mío para mirarme a los ojos, lo cual me ayuda a calmar mis sentimientos.
“Nena, las mejores cosas llegan para los que esperan”, él sonríe ante mi fingida indignación y toca la punta de mi nariz con la suya.
“Nunca has oído que si te duermes pierdes… casi te quedas sin pareja, amigo”, le empujo el brazo y él me aprieta las costillas y me da un beso en la nariz, por si acaso.
“¡Nunca! Te habría buscado por siempre. No iba a perderte, incluso sí me tomara años encontrarte. De eso estaba seguro”, Colton me gira en sus brazos, así que termino presionada de frente contra su cuerpo se%y.
Él se inclina para besarme. Sus labios rozan los míos sensualmente mientras sus manos encuentran su camino debajo de mi cabello. Me atrae para una sesión completa de besos con lenguas y muchas sensaciones que me hacen encoger los dedos de los pies.
Me encanta que sus besos me derritan y que enciendan cada sensación en mi piel, y me provoquen hormigueo y piel de gallina. Es su forma mágica de calmar mi estado de ánimo y despejar mi estrés y preocupación casi al instante.
“Deberíamos volver a trabajar”, señalo cuando me suelta y frota su nariz contra la mía.
La intimidad entre nosotros es lo que más amo en el mundo; es una burbuja donde puedo absorber todo lo que él es y mi mundo se siente completo. Lamentablemente, la vida real tiene responsabilidades y deberes y aún no estamos ni cerca de la hora de cenar.
“O… podríamos subir y tomar una siesta… del tipo enérgico”, me guiña un ojo y yo pongo los ojos en blanco.
“Honestamente, si hubiera sabido que tu libido era hiperactiva, habría reconsiderado marcarte”, me río cuando lo empujo.
Me gusta el hecho de que me jale hacia él, siempre ansioso por tocarme. A Colton no le gusta que nos separemos por mucho tiempo; la necesidad de estar a mi lado y abrazarme lo abruma, y supongo que me pasa lo mismo.
La impronta te da ésta loca necesidad de estar juntos cada segundo o de lo contrario no se siente bien. Cuando estamos cerca, o en el mismo espacio, debemos tocarnos o simplemente sentimos que algo está mal.
“No es mi culpa. Mi compañera me tiene muy distraído y creo que no funcionó bien… o es la vampiresa en ti, seductora y deslumbrante con tus dones especiales, lo que me hace querer c%gerte cinco veces al día”, comenta.
“Hmmm”, respondo secamente.
Él hace esta broma de vampiros con bastante frecuencia. En los libros de magia que hallamos en los pasillos debajo de la granja, encontramos mucha información acerca de vampiros que encantan a los humanos para que sientan la necesidad de tener se%o con ellos.
Mientras estaban bajo su hechizo, los vampiros podían saciar no solo su sed de sangre sin que los humanos se resistieran, sino también sus instintos sensuales y se%uales. Aparentemente, los vampiros son tan calientes como los lobos y eso explica por qué existen híbridos como yo.
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