El destino de la huerfana -
Capítulo 132
Capítulo 132:
“¿De verdad no te importa que Carmen esté aquí?”, en sus ojos vislumbré un serio gesto de inquietud y exhalé con fuerza, haciendo el ademán de suspirar dramáticamente, y me encogí de hombros.
Una guerra interior se desató a nuestro alrededor y los celos se reflejaron en mi rostro mientras intentaba racionalizar mis sentimientos.
“No lo sé. Sé que ella no puede interponerse entre nosotros. Sé que no sientes nada por ella… es sólo que… fue una época horrible, y ella fue una parte importante de todo aquello. Tal vez necesito acostumbrarme a que esté aquí. Sé que no tengo nada de qué preocuparme, que no puede hacer nada para lastimarnos, para separarnos”, dije molesta.
“No será ni la mitad de z%rra ahora que soy la Luna y sabe cuál es su lugar… y las consecuencias de faltarme al respeto”, gruñí las últimas seis palabras con ligereza, poniéndole veneno a la amenaza que había lanzado y él soltó una risita ante mi muestra de ferocidad.
“Cariño, qué mal genio, ouch”, me tocó e hizo un ruido de chisporroteo fingido antes de soplarse los dedos dramáticamente. Eso no hizo nada para amortiguar mi furia.
“Pues más le vale que tome nota, porque la voy a partir en dos si me molesta”, hice una mueca de fastidio y él levantó las palmas en un gesto de burla defensiva.
Sus ojos se iluminaron con una carcajada repentina, ya que su pasatiempo era burlarse de mí y eso siempre sacaba a relucir su lado más alegre.
“¡Qué miedo! Eres muy tierna cuando te pones un poco salvaje. ¿Quieres que nos besemos?”, con su humor y jovialidad, me desarmó guiñándome un ojo y se dispuso a atraparme, lo cual acabó con la tensión en el ambiente y me hizo soltar una carcajada.
Me inmovilizó en el podio, me puso boca arriba para poder tumbarse sobre mí y empezó a mordisquearme el cuello y la mandíbula, dirigiéndose a mi cara mientras yo chillaba y luchaba contra él en vano.
Era inútil, ya que era más fuerte, más rápido y completamente implacable cuando quería, además de que pesaba el doble que yo. Nunca fui rival en forma humana para este amante latino, pesado y macizo.
“¿Alguna vez logras pasar una hora sin la necesidad de acosarme?”, pregunto y lo aparté de mi cara cuando se acercó para besarme.
Luego me rendí por completo y le di un beso casto para calmarlo. Presionamos cara con cara y sonriendo al juntar nuestros labios. A pesar de que estos estaban pegados, él soltó una risita.
“¿Una hora? No puedo soportarlo ni diez minutos, cariño”.
Colton está ocupado la mayor parte del día supervisando los nuevos edificios y hablando con los centinelas que patrullan, entre otras cosas. Hemos caído en la rutina de atender nuestros deberes, por separado, a primera hora del día, y vernos en la comida, o después, para hacer algo juntos.
Supongo que hoy estuvo particularmente ocupado, ya que comí con Sierra, como siempre. Luego fui a ver cómo estaba la escuela y algunos de los talleres. No lo vi ni una sola vez.
Los lobos han retomado su vida. Las cocinas son usadas como comedor y panadería para alimentar a la aldea, hemos traído algunos animales para que pasten en las tierras circundantes, para satisfacer nuestras necesidades de carne, huevos y productos lácteos, aunque ocasionalmente los vampiros matan a algunos.
La mayor parte del tiempo hemos conseguido que los animales se queden dentro de los límites al anochecer, pero les gusta deambular.
Por la tarde, en la escuela hay talleres de arte y manualidades, teatro y otros pequeños pasatiempos para mantener ocupada a la gente. Saben que no pueden salir de los límites si quieren mantenerse a salvo, y muchos se han adaptado a la vida de una aldea pequeña sin problemas.
Diría que a pesar de la constante amenaza de nuestros vecinos con colmillos, hemos conseguido tener una existencia casi pacífica, y el límite de runas nos permite dormir bien, sin temor a una invasión.
Estamos en una burbuja de seguridad que nada puede penetrar, por lo que somos mucho más afortunados que las manadas que nos rodean.
En la montaña dominábamos no solo el vasto espacio, el valle, sino también los pueblos de humanos vecinos y todo más allá; nunca hubo necesidad de este tipo de prisión. Así que muchos han tenido que adaptarse, especialmente aquellos Santos que tenían una vida, un trabajo y una escuela en el mundo humano y ahora están confinados en nuestra burbuja pacífica.
Debo decir que no ha habido muchas quejas y que todos intentan seguir adelante sin contratiempos. La mayoría simplemente están agradecidos con Colton por traerlos a vivir a un lugar seguro y feliz.
Tratamos de que este refugio sea lo más seguro posible y mantener el alboroto al mínimo, para que los jóvenes y los mayores tengan una existencia libre de traumas.
En la lucha en la montaña ganamos varias de las manadas secundarias más feroces, pero también familias pacíficas que aman la tierra, muchas mujeres y niños; así que la mayoría quiere una vida tranquila y nunca enfrentarse a vampiros.
Ellos no sabrían cómo pelear a menos que sus vidas dependieran de ello, e incluso entonces, no creo que tengan muchas probabilidades. Al igual que mi familia, son granjeros, no guerreros.
Nuestros centinelas pertenecen a las manadas secundarias y tienen experiencia en la batalla. Juan perdió a algunos de sus mejores lobos, quienes seguían y respetaban a Colton.
Se equivocó al subestimar el derecho de Colton como alfa ese día, pues aquellos regidos por nuestras leyes y el orgullo de la manada, los más fuertes, fueron quienes lo siguieron. Ellos nos proporcionan seguridad y, sin ellos, no creo que seríamos ni la mitad de capaces de lidiar con nuestros enemigos con rapidez.
Cruzo el camino de grava hacia los árboles cuando vuelvo de las rondas del pueblo para supervisar los detalles.
Hago esto a veces para ver si puedo sentir algo ahí afuera, a veces para ejercitar un poco mis dones y desahogarme por los días que no he usado mis habilidades. Siento que desde que me convertí en Luna, tengo un mejor control sobre ellos, pero no los necesito mucho.
A veces, Colton me protege tanto que tener dones parece un desperdicio, ya que él es el señor protector y consentidor, y tengo pocas oportunidades de usarlos.
He luchado contra los vampiros con Colton a mi lado varias veces en seis meses, y tengo que decir que no usar mis dones también depende un poco de mí. Hemos matado a muchos y cada vez sentí horrible. No puedo explicarlo, aunque sé que sobreviviríamos nosotros o ellos, el enemigo, me sentían mal en el fondo.
Tal vez es porque una parte de mí es vampiro y de alguna manera me conecto con ellos en un extraño nivel psíquico. Cada muerte me ha pesado mucho desde que los derrotamos y todavía puedo recordar todas las caras y los olores de esas criaturas que maté.
Como oponentes, no son iguales que los Lychens. Son veloces, fuertes y pueden ser violentos. Me sorprendió descubrir que la mayoría de los vampiros poseen muy pocos dones únicos como nosotros; de hecho, casi ninguno.
Solo los más puros, los más antiguos, parecen poseer habilidades como las mías y, debido a su jerarquía, nunca las usan, ni dan la cara. Eso significa que hemos derrotado con poco esfuerzo a cada vampiro con el que nos hemos enfrentado.
Siempre pensé que representarían una amenaza mayor; pero son demasiados, y en una batalla entre las dos especies, en todo nuestro esplendor, tal vez serían más letales ya que nos superan en número.
Una vez que se dieron cuenta de que habíamos contrarrestado su arma con nuestra frecuencia, y que nos quedamos dentro de nuestra frontera, han estado menos ansiosos por invadirnos.
Esto indica que saben que son más débiles que nosotros. No tiene sentido para mí que todavía quieran iniciar una guerra.
No es de extrañar que hayan acudido a las brujas para tratar de conseguir un campo de juego nivelado. La disputa entre lobos y vampiros se inclina más a nuestro lado que al de ellos en todos los escenarios, e incluso con nuestra población menor, los hemos matado cada vez que intentan atacarnos.
No son rivales. Ahora tienen brujas entre ellos, aunque no tengo idea de lo que sucederá con eso, ni lo que significa. Sé muy poco sobre brujas y magia, solo la que he visto de Sierra y Colton, y ellos no son brujos pura sangre; se inclinan más hacia el lobo en la vida diaria y sus dones son complementos, no lo único que compone su ser, nunca he conocido a una bruja pura.
Me paro en el borde de la grava, frente a los árboles oscuros que constituyen nuestra pared natural, y extiendo las manos.
Observo el balanceo de los árboles mientras los muevo de derecha a izquierda con suavidad, y luego hacia atrás, cuando los empujo hacia afuera. Mis dones son tan naturales como respirar y sigo descubriendo mis límites cada día.
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