Capítulo 124:

Desde los primeros momentos en que liberé mis aptitudes, había aprendido a usarlas de una forma que era casi como un recuerdo olvidado. Incluso Colton admitía que, en ocasiones, yo podía ser mucho más útil que él.

Sin embargo, él estaba teniendo dificultades con sus dones de hechicería, reprimidos por tanto tiempo y en total desacuerdo con la forma en que fue criado, Era un guerrero y un luchador, pero su lado brujo representaba curar, nutrir y cuidar, al igual que su madre.

En resumen, evitar conflictos, lo que era un poco contradictorio con su carácter. En ocasiones, Colton tenía visiones, y a veces sueños, que no podía separar de la fantasía o de la realidad, mientras trataba de entender su significado y lo que debía hacer con ellos.

Sin duda era frustrante para él, sobre todo porque era un tipo al que le gustaba tener todas las respuestas a los problemas de la vida.

Él odiaba los acertijos y eso de leer significados a través de imágenes vagas, pero Sierra trataba de expandir su habilidad, aunque a veces Colton era demasiado rudo, y no estaba listo para sentarse y centrarse en su lado pacífico el tiempo suficiente como para lograr algo decisivo con él.

Recorrimos a toda velocidad las millas cubiertas durante la cacería, hasta que logramos vislumbrar la granja más adelante, en lo alto de una colina, tras las copas de los árboles que se apiñaban sobre el montículo.

Era como un refugio, dándonos la bienvenida y no nos detuvimos hasta sentir la cercanía de los demás, mientras llegábamos a casa y a nuestra red de seguridad.

‘¿Por qué crees que tendrían a una bruja con ellos?’, pregunté inocentemente mientras aminorábamos el paso a un trote y nos dirigíamos al claro que se abría ante nosotros.

Pronto apareció la nueva aldea que recientemente construimos para acomodar a nuestra gente, detrás de la granja. Fueron unos meses bastante ajetreados, creando el entorno adecuado para una manada en crecimiento. Justo cuando las casas surgieron detrás de las cercas altas, me sentí más tranquila y empecé a caminar.

Ahora estábamos lo bastante cerca como para que las otras patrullas de la manada siguieran dando vueltas, y ya no teníamos que vigilar nuestras espaldas. Nos encontrábamos en la seguridad de nuestro refugio.

‘Escuchaste a mi madre, ella nos contó que hace tiempo algunas brujas unieron sus fuerzas con los vampiros en esta lucha, por lo que se alegrarán de ver la derrota de los lobos. Algunas tienen motivos para sentirse agraviadas por nosotros’, dice Colton a través del enlace.

‘Supongo que esta es la primera en aparecer para demostrar que están en lo correcto. ¡Han sido meses de ataques esporádicos sin éxito! Tal vez por eso los vampiros creen que tener a una bruja de su lado les dará ventaja, en vista de que su arma ahora es casi inútil’, respondió Colton.

No dije nada, pero un escalofrío me recorrió la espalda y miré hacia atrás, a la densa oscuridad, tratando de sentir algo más allá de la línea de los árboles.

No había nada, aunque ellos nunca nos siguieron hasta aquí, pero la inquietud que detecté antes continuaba presente, y era casi como si nos estuvieran observando.

Me estremecí con un miedo sutil al pensar en lo que podría estar ahí fuera, y enseguida procuré que mi mente no se descontrolara, imaginando lo peor.

‘¡No!’, Colton tocó mi cara con su nariz después de leer mis pensamientos, apartándome de donde estaba mirando para interrumpir así mis cavilaciones.

‘¡Ven, entremos y vamos a asearnos un poco! Luego comeremos algo. Por ahora olvida todo esto, ya hablaremos con mi madre en la mañana. Estamos a salvo dentro de estos límites, incluso de las ‘brujas’, aseguró.

Su tono me hizo saber que también estaba preocupado por lo que acabábamos de sentir en el bosque, aunque seguía siendo el mismo de siempre, sólido y dominante, alguien que no se dejaba afectar por nada.

Hizo a un lado el problema actual y continuaría así hasta después de comer y dormir, ya que era entonces cuando lograba pensar mejor. Colton era madrugador y usaba los momentos de mayor tranquilidad para resolver las dificultades, pero por ahora, todos estábamos cansados y ya casi había amanecido.

Mientras algo en mi interior hacía sonar campanas de advertencia, la forma sigilosa de mi loba saltó a través del bosque y desapareció en la espesa maleza, a pocos metros de mí.

El follaje estuvo a punto de engullirme por completo, así que perdí la vista por un segundo y mi ritmo cardíaco se aceleró aún más. Un dejo de pánico me golpeó con fuerza en el estómago, al tiempo que un sentimiento de amenaza inminente creció en mi interior, a medida que avanzábamos.

Ignoraba qué podía ser, pero últimamente había aprendido a escuchar mi instinto. Sentí ella que me empujaba con su peludo cuerpo castaño.

Como lobo, Meadow era extrañamente similar a su forma humana, elegante, pero con curvas y un pelaje sedoso. Sus ojos eran rasgados y de color ámbar, y de alguna manera cuadraban maravillosamente con su rostro para hacerla tan atractiva como una Lycan.

No era tan grande como un macho, pero sí rápida y feroz, y a pesar de su esbelta constitución, la había visto arrasar con todo a su paso sin que se le alborotara un solo pelo en el proceso. Saber que es mitad cambia formas desvaneció cualquier duda que yo pudiera albergar sobre sus ligeras diferencias con los lobos normales. Eran sutiles, pero yo las veía.

Otros dos lobos surgieron entre las sombras y pasaron caminando. Uno de ellos, enorme y oscuro, se detuvo para deslizar su cuerpo a lo largo de Meadow, frotando su cabeza contra la de ella, mientras caminaba a su lado.

Era su pareja, de constitución semejante a la mía, solo que de color gris, e igualmente tosco. Vi cómo le daba un empujoncito muy sugestivo y ambos continuaron adelante en silencio, sin pensarlo dos veces. Colton resopló con humor ante aquel comportamiento. Para algunos, parecía que la niebla aún persistía.

Enseguida, él se apretó contra mí para que camináramos lado a lado, en estrecho contacto, y yo apoyé mi cabeza en su cuello para compartir su calor, mientras cubríamos la última parte del terreno. Me relajé un poco sobre su cuerpo firme mientras él tomaba algo de mi peso y me guiaba hacia adelante.

“¡Mira quién habla! No he tenido una sola noche de paz a tu lado, ni siquiera antes de que nos llegara la niebla”, me reí y le di un lengüetazo rápido, golpeando el borde inferior de su mandíbula.

“¿Qué puedo decir, si mi pareja es una z%rra y yo soy completamente irresistible? Como alfa, nadie me supera en ardor y testosterona, cariño” Colton era un presumido, aunque tenía razón.

Yo sabía que estaba hablando en serio, pero no podía evitar sonrojarme y sonreír por dentro cada vez que hablaba así, para luego acariciarlo con adoración. Todavía estaba demasiado enamorada de mi pareja, incluso después de meses de ser suya.

Aún recordaba la locura que nos invadió con la llegada de la niebla. Apenas teníamos tres semanas de relación cuando sucedió, y yo estaba al borde de la enajenación con la necesidad imperiosa de unirme a él hasta cincuenta veces al día.

Nunca supe hasta qué punto podían llegar el calor y el deseo después de aparearse. Tampoco había experimentado una niebla antes, por lo que fue muy perturbador.

Nunca supe si conseguimos permanecer fuera de nuestra habitación por más de tres minutos al día, porque nada podía satisfacer el ansia ni el impulso incontrolable de aparearse constantemente.

No importaba cuántas veces lo hiciéramos, o qué tan placentero había sido, el alivio duraba unos cuantos segundos y de nuevo estaba gimiendo por tenerlo encima de mí.

Desde luego, Colton estuvo muy feliz de complacerme, dado que estaba en peor estado que yo. Los machos aparentemente lo sienten con más fuerza, ya que el proceso sirve para hacerlos procrear y esparcir su semilla, permitiendo así la continuidad de cada línea de sangre.

Afortunadamente, la niebla solo duraba dos semanas y se desvanecía lentamente cuando finalizaba la temporada de apareamiento, por lo que el ansia constante de estar en su cama, envolviéndome alrededor de él, pasó lentamente a un nivel más manejable.

Aunque no del todo. Sabía que nunca dejaría de desearlo y de anhelar su toque cada segundo de cada día.

Rara vez nos habíamos separado desde nuestra unión hacía tantos meses y yo había crecido y florecido con su amor, para convertirme en la Luna que nunca pensé que podría ser. Realmente creo que era lo único que necesitaba en mi vida para encontrarme una vez más y florecer bajo su tierno cuidado.

La gente me trataba con afecto y respeto, y yo a cambio me iba transformando en una madre para todos. Al lado de un líder nato como Colton, había aprendido a hacerme obedecer sin infundir temor, porque como alfa, él no se parecía en nada a su padre. Al contrario, escuchaba a su gente, caminaba entre ellos y actuaba como si no fuera muy diferente.

Era un hombre pragmático, capaz de involucrarse todos los días en los trabajos de construcción y la supervisión de cada detalle.

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