Capítulo 866:

Sabrina sintió una oleada de alivio al oír las palabras de la niñera.

De repente, un pensamiento cruzó la mente de Sabrina y se volvió hacia Tyrone con una mirada seria. «Tyrone».

«¿Sí?», respondió Tyrone, mirándola con curiosidad.

«Tengo la impresión de que nuestra pequeña nos va a dar mucho trabajo cuando crezca», dijo.

«¿Por qué dices eso?», preguntó ella, con un tono ligeramente divertido.

«Bueno, piénsalo de esta manera. Ayer por la mañana, los resultados de mis análisis seguían siendo normales. Sin embargo, al caer la noche, ¡el cordón umbilical ya le había rodeado dos veces el cuello! Ese pequeño acróbata no paraba de dar volteretas sobre mi vientre y, en un solo día, ¡acabó envolviéndose dos veces!».

Sin poder contenerse, Tyrone estalló en carcajadas y dijo: «¿Sabes qué? ¡Tienes toda la razón!».

Mientras Sabrina observaba cómo la enfermera alimentaba a su recién nacido, una nueva duda se formó en su mente.

«¿Puede decirme cuándo empezaré a producir leche?».

«No te preocupes», la tranquilizó la niñera. «Suele tardar de uno a tres días. Prepararé sopa de carpa para esta noche; debería ser suficiente. Sin embargo, si no hay ningún cambio mañana por la mañana, tendremos que probar un enfoque diferente.»

«Oh…» Sabrina asintió, notando que Tyrone la observaba atentamente.

«¿Por qué me miras así?», preguntó, con un deje de alegría en la voz.

Era bastante probable que el «enfoque diferente» se refiriera a un masaje de pechos. Al pensarlo, sus mejillas enrojecieron ligeramente.

Entonces Tyrone se inclinó cerca de su oído y le susurró: «Si no pasa nada, puedo darte el masaje».

La escena surgió en la mente de Sabrina, sin que nadie se lo pidiera, haciendo que su cuello se sonrojara. Al instante siguiente, alargó la mano y le pellizcó la cintura.

«¡Eres un auténtico pervertido!», exclamó, aunque un rastro de diversión tiñó su tono.

Doce horas después de la operación, con la ayuda de la niñera y de Tyrone, Sabrina consiguió levantarse de nuevo de la cama.

Después de otro viaje al baño, se movió lentamente por la habitación durante cinco minutos, sintiendo cómo su cuerpo se recuperaba poco a poco.

Cuando se acercaba el anochecer y el reloj marcaba las seis, Sabrina se sentó a disfrutar de un nutritivo plato de sopa de carpa. Justo entonces, una voz dulce e infantil la sobresaltó.

«¡Sabrina, he venido a conocer a tu bebé!».

Momentos después, la pequeña Jennie irrumpió en la habitación, con su mochila rebotando sobre los hombros y su ilusión brillando.

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Nota de Tac-K: Pasen una muy agradable tarde queridas personitas, Dios les ama y Tac-K les quiere mucho. (─‿‿O)

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