El bebe del millonario
Capítulo 15

Capítulo 15:

“Estoy segura que ella sería una buena madre para Alba”.

“Deja de insistir, no voy a cambiar de opinión”.

Piero podía ser muy relajado, pero su madre tenía una habilidad especial para sacar a cualquiera de sus casillas.

Las cosas parecían a punto de salirse de control, así que se dio la vuelta dispuesta a recuperar a Alba.

“Eres demasiado obstinado. Tienes que pensar en tu hija, ella va a necesitar una mamá”.

Estaba a punto de dar un paso hacia adelante cuando Piero habló.

“Nerea y yo estamos saliendo”.

Se quedó congelada. Sus ojos fueron de Piero a Marena tratando de descifrar si acaso había escuchado mal.

Marena la miró como si esperara que ella negara lo que su hijo acababa de decir, pero incluso si no hubiera estado en shock, jamás lo habría hecho.

Siempre se apoyaban, sin importar qué.

Piero se acercó a ella y pasó una mano por su cintura.

“Nosotros estamos saliendo desde hace algunas semanas. Esta no es la manera en la que esperaba decírtelo, pero no me gusta que hables de salir con alguien cuando ya estoy en una relación. Te voy a pedir que de ahora en adelante no digas nada más”.

¿Por qué le gustaba demasiado la idea de que fuera verdad?

Marena soltó un suspiro y asintió.

Nerea se alejó de él, necesitaba un poco de espacio, y empezó a llevar la comida a la mesa.

“Déjame ayudarte”, dijo Piero poniéndose a su lado.

Él le lanzó una mirada de disculpa.

Piero colocó a una muy dormida Alba en su cesta antes de sentarse junto a ella.

Decir que el desayuno fue incómodo era quedarse corto. Marena no dejó de mirarla en ningún momento. Pero si creía que la iba a intimidar, estaba equivocada.

“Volveré dentro de algunos días”, dijo Marena despidiéndose de su hijo con un beso en la mejilla

“Cuídate”.

“Tú también”.

“Nerea”, dijo la mujer asintiendo en su dirección.

“Señora”, respondió haciendo el mismo gesto.

Esperó a escuchar la puerta principal cerrarse antes de hablar.

“Creí que me congelaría en cualquier momento”, bromeó intentando aligerar la tensión.

Aun así, era difícil ignorar la tensión en el ambiente, Piero estaba de brazos cruzados con la espalda recargada en la pared.

“Nerea, yo…”

“Metiste la pata y en grande. ¿En qué estabas pensando cuando le dijiste que estábamos juntos? Tu madre llamará a tu padre y él se lo dirá a Ava. Antes de que nos demos cuenta, nuestras familias pensarán que estamos saliendo.”

“¿Eso sería tan malo?”

Nerea apagó cualquier esperanza antes de que esta echara raíces en su corazón.

“Por supuesto que sí. No pienso engañar a mis papás”.

“Tienes razón, no debí ni siquiera sugerirlo. Has hecho mucho por mí y no tengo derecho a pedirte más”.

Piero se acercó a ella y le tendió una mano. Ella dudó solo un segundo antes de tomarla. Él tiró de ella y cuando estuvo de pie, la abrazó. Después de un tiempo, se alejó y lo miró a los ojos.

“Tengo idea de cómo podrías compensármelo”, sonrió Nerea.

“¿Por qué siento que no me va gustar ni un poco lo que tienes en mente?”

“Porque eres demasiado desconfiado. Quién iba a decir que volverte en padre, también te convertiría en un hombre aburrido.”

“¿Así que es eso lo que crees?”

Piero se acercó a ella con las manos extendidas.

“¿Qué haces?”, preguntó con desconfianza.

“Aléjate”.

Dio algunos pasos hacia atrás, pero no llegó muy lejos.

Un gritó escapó de su boca cuando Piero la alcanzó y comenzó a hacerle cosquillas.

“¿Así que aburrido?”, preguntó él con una sonrisa presumida.

“Eso mismo”, dijo en medio de carcajadas que trataba de disimular para no despertar a Alba.

“Tu sentido de conservación me preocupa”.

Piero intensificó la tortura, al punto que empezó a soltar lágrimas.

“Está bien, está bien”.

“Era difícil hablar cuando estabas respirando con dificultad y te costaba mantenerte en pie”.

“No eres aburrido. Detente”.

“Eso es lo que creí”.

Piero se detuvo y le guiñó un ojo.

Su sonrisa desapareció. Él estaba demasiado cerca. Sus ojos se deslizaron hacia sus labios y pensó en el extraño sueño que había tenido la noche anterior.

Se preguntó si su sabor sería igual que el de sus sueños.

“Nerea”, musitó él con la voz ronca.

Una mano fue hasta su mentón y la sujetó con firmeza

“Voy a besarte”

Era una mala idea, pero aun así no lo detuvo cuando él cerró la distancia que los separaba y colocó sus labios sobre los de ella. Al principio empezó como una dulce caricia, luego se volvió en algo más salvaje. Era difícil describir la forma en que se sentía sus labios contra los de ella y su lengua luchando por conquistarla.

Nerea estaba lejos de recordar todas las razones por las que aquello era un error, Piero la dejó ir cuando respirar se hizo necesario y colocó su frente junto la suya.

“¿De qué se trata?”, preguntó él con la respiración agitada mientras le acomodaba un mechón de cabello detrás de la oreja.

Nerea lo miró con confusión.

“¿Cómo puedo compensarte?”, aclaró él.

Solo entonces despertó de su ensoñación.

“Olvídalo”, susurró.

“Ni hablar. ¿De qué se trata?”

“Pensé que sería bueno ir a dar un paseo, pero no es necesario que lo hagamos”.

Lo que no dijo en voz alta, es que ahora más que nunca necesitaba poner algo de distancia entre ellos para pensar en lo que acababan de hacer.

Piero miró sobre su hombro hacia la cesta de su hija y luego hacia ella.

Confiaba en que estuviera lo suficientemente asustado como para querer salir, pero su respuesta le sorprendió.

“Me parece una idea perfecta”.

Él dio un par de pasos hacia atrás.

“Yo… Alistaré la pañalera de Alba”, anunció y salió de prisa.

.

.

.

Consejo: Puedes usar las teclas de flecha izquierda y derecha del teclado para navegar entre capítulos.Toca el centro de la pantalla para mostrar las opciones de lectura.

Si encuentras algún error (contenido no estándar, redirecciones de anuncios, enlaces rotos, etc.), por favor avísanos para que podamos solucionarlo lo antes posible.

Reportar