El bebe de mi jefe
Capitulo 92

Capitulo 92:

«¿Vendrán tus padres a cenar con nosotros?»

«Sí, estarán aquí en la noche”, confirmé.

Aurora y yo habíamos terminado de cocinar justo antes de que Amalia, Max y Ángel llegaran.

Cuando los recibimos, les ofrecimos chocolate caliente, pues la noche estaba muy fría.

«¿Dónde están Oliver e Ivy?», preguntó Aurora al dejarse caer a un lado de su sobrina.

«Mis padres no vendrán”, respondió Amalia encogiéndose de hombros.

«¿Cómo es eso?», preguntó mi suegra con confusión.

«Papá le regaló a mi madre una estadía en un spa fuera de la ciudad. Se fueron hoy por la mañana y vuelven en dos días”, explicó Amalia con una sonrisa torcida.

Ángel se acercó a mí y se sentó a mi lado, y le sonreí con amabilidad mientras acariciaba su cabello.

«¿Y mi padrino?», me preguntó, al no ver a Athom por ningún lado.

«Debe estar por llegar, solo salió a comprar algunas cosas”, respondí con una sonrisa.

Y como si lo hubiésemos invocado, Athom apareció por la puerta de nuestra casa con Asher en brazos. Sonreí al ver que ambos traían gorros de Santa Claus sobre sus cabezas, además de cargar con muchas bolsas de papel.

«¡Regalos!», exclamó Ángel emocionado al ponerse de pie y correr hasta Athom, quien lo envolvió en un fuerte abrazo, mientras Asher se ponía de pie sin mucho esfuerzo y caminaba hacia mí.

Me acerqué a Asher, lo tomé en mis brazos y lo abracé contra mi pecho, dándome cuenta de lo mucho que lo había extrañado toda la tarde. Ahora que vivíamos juntos, ya no podía imaginarme mis días sin aquel pequeño remolino.

«Traje gorros de Navidad para todos»

Anunció Athom señalando las bolsas, mientras Ángel aún estaba colgado de su cuello.

Amalia caminó hasta Athom, tomó las bolsas y comenzó a repartir gorros navideños.

Después de unos minutos, Alexander y Finn se unieron a nosotros, y nos sentamos en los sillones de la terraza a esperar a mis padres, quienes estaban por llegar.

Aurora ya había servido galletas de jengibre y chocolate caliente, por lo que me sentía en el paraíso rodeada por los brazos de Athom y con Asher dormido sobre mi regazo.

«Creo que es momento de contarles a todos la nueva noticia»

Soltó de pronto Amalia, ganándose la atención de todos.

«¿Qué pasa, hermanita?», preguntó Alexander arrugando las cejas.

Max soltó una risa nerviosa y luego tomó a Ángel en sus brazos, mirando a Amalia con seguridad.

«No me digas…”

Susurró Athom a mi lado, dándole una extraña mirada a Amalia.

«No, ¿Es en serio?», preguntó Alexander al ponerse de pie de un salto y mirar a su hermana fijamente.

«¡Dejen de hablar telepáticamente!»

Se quejó Aurora, y yo me reí.

«No seas celosa, cariño”, la reprendió Finn con dulzura.

«Estoy embarazada»

Soltó Amalia, y entonces Alexander corrió hacia ella para abrazarla con fuerza, alzándola del suelo mientras la felicitaba.

Athom se puso de pie y fue hasta Max para felicitarlo con un abrazo, luego se unió al abrazo grupal.

«¡Ahora me toca ser el padrino!», exclamó Alex, haciéndonos reír.

«Si, hermano»

Concedió Amalia, mirando a Max de reojo.

«Esta vez serás honrado con aquel título”

«Felicidades, mi niña», murmuró Aurora con los ojos aguados al ponerse de pie y envolver a su sobrina en un fuerte abrazo.

«Felicidades, Amalia”, dije.

«Me alegro por ustedes, serán unos padres geniales”

«Gracias, Ruby”, respondió Amalia al rodearme con sus brazos y luego susurró en voz baja contra mi oído:

«Ahora es tu turno”

«¿De qué?», pregunté en un susurro.

«De traernos otro heredero a la familia”, dijo divertida, luego se separó de mí y me guiñó un ojo.

Me alejé de ella y volví con Asher, mientras no dejaba de pensar en lo que Amalia me había dicho.

¿Sería el momento de ser madre?

¿Athom querría eso también?

«Hola, Asher»

Saludó mi madre apenas entró en la casa.

El pequeño estiró sus brazos hacia ella y mi madre se derritió con aquel gesto del pequeño ojiazul, por lo que lo cargó contra su pecho y luego procedió a saludar a todos los presentes, al igual que mi padre, quien se mostraba algo tímido.

“Los estábamos esperando”, dijo Aurora al acercarse a mis padres junto a Finn.

«Nosotros somos los padres de Athom”, se presentó.

Sonreí al ver cómo se saludaban con simpatía, y luego de las presentaciones, Aurora nos indicó que era momento de cenar.

«Voy a dejar a Asher en su cama, vuelvo enseguida”, me excusé con todos y tomé al pequeño en brazos para llevarlo hasta el segundo piso.

«Descansa, pequeño”, musité al besar su frente al notar que ya había cerrado sus ojos para descansar.

“No puedo dejar de pensar en que eres un ángel caído del cielo, Ruby Smith”

Escuché al voltearme para ver a Athom de pie en la entrada de la habitación. Sonreí de medio lado y caminé hasta él para abrazarlo y recargar mi rostro en su pecho.

“¿Por qué me espías?”, pregunté a modo de broma, haciéndolo reír.

“Solo venía a ver si necesitabas ayuda”, dijo, pasando sus grandes manos por mi espalda, erizando mi piel.

Diablos, estaba segura de que nunca me aburriría de este hombre.

“Debo decirte algo, mi amor”, dije alzando mi rostro hacia el suyo.

Athom me observó fijamente, evaluando mis gestos, y yo mordí mi labio inferior al sentirme muy nerviosa ante lo que estaba por decir.

“Dime, mi amor”

“Quiero ser madre”, solté.

Su sonrisa apareció, y entonces supe que aquello no era malo.

“Yo también quisiera ser padre nuevamente, contigo”, respondió, logrando alterar todo mi sistema con aquella respuesta.

“¿Estás seguro de eso?” pregunté para confirmar.

“Claro que sí, mi amor”

Sonrió y besó mi frente.

“Amaría vivir el proceso desde el inicio, contigo. No dudo en que serás una gran madre, pues ya lo eres. Asher te adora, y tú a él”

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