El bebe de mi jefe
Capitulo 87

Capitulo 87:

Guardé silencio un momento y lo que decía tenía mucho sentido, pues yo me sentía del mismo modo hacia él. Entonces me encogí de hombros y asentí con la cabeza, aceptando su ayuda.

“Está bien»

Accedí.

“Es solo que aún no sé de qué quiero trabajar», reconocí y él arrugó las cejas con confusión.

“¿No quieres volver a ser secretaria?»

Cuestionó.

“Pensé que te gustaba ese trabajo…”

“No lo creo»

Negué con la cabeza.

Athom me tomó de la mano y me llevó hasta el sofá, en donde ambos nos sentamos para mirarnos frente a frente y poder conversar con tranquilidad.

“No me malentiendas, pero mi trabajo en Intelligent… o sea…”

Mordí mi labio inferior al sentir que me estaba dando muchas vueltas con el asunto.

“Solo dilo, mi amor. Recuerda que puedes decirme cualquier cosa»

Me animó acariciando mis manos entre las suyas.

“Ese trabajo no es algo que me vea haciendo toda la vida»

Reconocí con vergüenza.

“No me gusta trabajar en una oficina, siento que quiero hacer otra cosa con mi vida… ¿Tal vez estudiar en la universidad?”

“No le veo lo malo a querer estudiar”, comentó.

Alcé una ceja hacia él y luego negué con la cabeza.

“Pero para poder estudiar en la Universidad, debo tener dinero, y si no consigo un trabajo, ¿Cómo podré permitirme eso?», cuestioné.

Desvié la mirada, pues en definitiva, no sabía qué hacer con aquel tema.

Siempre había querido ir a la Universidad, pero el problema es que nunca me había decidido por una carrera en particular, y seguía dudando de si lo conseguiría en algún punto.

“Si el problema es el dinero, sabes que cuentas conmigo, mi amor», soltó Athom.

“Puedo pagarte cualquier carrera universitaria que tú quieras”.

“¿Cómo dices, Athom?», pregunté arrugando las cejas.

Negué con la cabeza de inmediato, pues no podía permitirme aquello.

“¡Claro que no, mi amor! Es decir, te lo agradezco con el alma, pero no, es muchísimo dinero y yo…”

“Y si tú deseas, me lo puedes devolver cuando gustes, aunque de ser por mí, no quisiera que me lo devuelvas”, se encogió de hombros y yo abrí la boca con asombro, pues en definitiva, este hombre era totalmente bondadoso.

Aún no teníamos ni un mes como novios y ya me estaba ofreciendo una enorme cantidad de dinero.

“Mi amor, no es un secreto que tengo dinero, y me haría muy feliz poder ayudarte con eso… ¿Cuánto me has ayudado tú con Asher? Y encima sin pedirme nada a cambio”.

“Athom, estamos hablando de pagar una carrera universitaria”, le recordé.

“No de comprarme un collar, o qué sé yo”.

“Lo sé»

Asintió con la cabeza y luego se acercó a mí para depositar un beso en mis labios.

“Y si me permites un consejo, creo que tienes todo el potencial para ser una exitosa empresaria, es solo cuestión que te lo propongas, y yo puedo ayudarte”.

“¿Empresaria?»

Cuestioné dejando salir una risita nerviosa.

“Ese lugar te lo dejo a ti, mi amor”.

“¿No lo has pensado?», preguntó con curiosidad.

“Puedes crear un proyecto ligado al cuidado de niños, que es algo que te gusta mucho”, dijo con una sonrisa ladeada.

“Puedes estudiar administración de empresas y luego crear tu propia empresa de guardería, con el tiempo hacer varios centros, tener especialistas en educación, no lo sé… es cosa de dejar ir la imaginación…”

Me quedé en silencio, pues su idea no me parecía una completa locura, salvo por el hecho de que no tenía un solo peso para entrar a la universidad o crear una empresa. Lo miré con una sonrisa, y me pareció lindo el hecho de que tuviera tantas expectativas en mí, y que además, se ofreciera a tenderme una mano.

“Gracias por creer en mí»

Asentí con la cabeza.

“Debo pensarlo… todo esto”.

“Piénsalo, y no te apures»

Negó de inmediato.

“Ya ves que se acerca Navidad, y te adelanto que mi regalo irá directamente a tu cuenta bancaria, así no tendrás prisa en buscar un trabajo”.

“¡Athom!»

Me reí con nerviosismo y mordí mi labio inferior, pues me apenaba el hecho de que mi novio tuviera que apoyarme de manera económica.

“Yo…”

Susurré bajando la mirada hasta mis piernas.

“No creo que pueda aceptar eso”.

“Tendrás que acostumbrarte a que tienes un novio consentidor y además, con mucho dinero»

Tomó mi mentón entre sus manos y plantó un nuevo beso en mis labios, pero esta vez, se trató de un beso más intenso y posesivo, que me derritió de inmediato.

“Además… podrías pensar en venir a vivir con nosotros»

Espetó a milímetros de mi boca.

Alcé ambas cejas con notoria sorpresa, haciéndolo reír.

“¿Qué?», pregunté confundida.

“Mi amor, pero… ¡Llevamos días de ser novios!», le solté con asombro.

“¿No crees que es muy pronto?”

“Pero te la pasas aquí”, dijo al encogerse de hombros.

“Y no me quejo, pues me encanta tenerte aquí, y creo que además, así te ahorrarías pagar un arriendo que no estás utilizando”.

“¿Y qué hago con Zafiro?», pregunté confundida.

“Te la traes, ¿Cuál es el problema con eso?», preguntó de vuelta.

“Además, reconoce que de no ser por ella, no irías a diario a tu departamento”.

“Debo pensar en eso también» terminé diciendo.

Athom asintió con la cabeza y luego me jaló para abrazarme contra su pecho.

Me acomodé mejor al sentarme sobre su regazo y mirarlo directo a los ojos.

“¿Debes ir a trabajar?», pregunté.

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