El bebe de mi jefe
Capitulo 58

Capitulo 58:

“El mérito es tuyo, Athom”, dijo.

Sonreí y tuve que morderme el labio inferior para no besarla ahí, en frente de todos aquellos hombres, los cuales estaba seguro que ahora estarían interesados en negociar conmigo.

Principio del formulario

“Gracias por estar aquí conmigo”, le respondí finalmente, tragándome todos los sentimientos que querían aflorar por la adrenalina.

POV Athom…

La noche había sido perfecta, pues dejando de lado el reconocimiento público que el Señor Jones me había otorgado por mi trabajo, la compañía de Ruby había sido todo lo que no sabía que necesitaba.

“¿Cómo lo pasaste esta noche?”, pregunté mirando de reojo a la pelirroja que iba sentada a mi lado en la limusina que había contratado hoy para nuestro transporte.

Desde que Josh me había comentado que Ruby amaba el color rojo, quise que todo fuera de ese color, para que se sintiera a gusto, y al parecer, lo había conseguido, pues ella no dejaba de acariciar los asientos de piel color rojo con una sonrisa plantada en los labios.

“Para serte sincera, con este vestido me siento como en un cuento de hadas…”, musitó con una sonrisa torcida.

Su respuesta me hizo sentir que todo lo que había hecho para sorprenderla había valido la pena y me relajé en mi asiento para mirar por la ventana mientras mi chofer personal se encargaba de conducir hasta el departamento de Ruby.

“¿Puedo saber qué es lo que te entregó el Señor Jones?”, preguntó Ruby luego de algunos minutos en silencio.

La miré con curiosidad y me encogí de hombros.

“No tengo idea de cuál es el premio”.

Reconocí dejando salir una carcajada que logró contagiarla.

“Pero supongo que debemos descubrirlo antes que acabe la noche. Por favor, de lo contrario la ansiedad no me dejará dormir”, bromeé.

Tomé el sobre desde el interior de mi saco y lo abrí con cuidado, pues no sabía qué había en su interior. Al sacar la hoja de papel que había ahí casi me dio un infarto, e incluso tuve que parpadear varias veces al leer lo que decía, pues no podía creerlo.

“Empresas Jones tiene el agrado de otorgar a Intelligent y asociados, cien mil millones de pesos para invertir en sus proyectos de desarrollo tecnológico…”

Leí con rapidez. Miré a Ruby y su rostro fue todo un poema, pues al igual que yo estaba muy sorprendida ante lo que significaba ese premio.

“Demonios, eso es mucho dinero…”

“Creo que él realmente confía en tu trabajo”, dijo con una sonrisa y luego tomó mi mano, la cual temblaba al sostener ese papel que decía que Ether Jones me había regalado semejante monto para invertir en mi empresa.

“Mi padre estará muy orgulloso de mí”, dije con seguridad.

“En realidad, mi madre también”.

Agregué al imaginar sus rostros llenos de felicidad con esta noticia, la cual me abría muchas puertas nuevas para desenvolverme en la industria de los negocios.

“No es para menos”.

Contestó Ruby encogiéndose de hombros al restarle importancia.

“Eres genial, Athom. Deberías comenzar por creerte el cuento”

Y sin querer, aquellas palabras hicieron un clic en mi interior.

La miré con una sonrisa torcida y me animé a mí mismo, pues esta era mi oportunidad para darle rienda libre a mis deseos y robarle aquel beso que llevaba queriendo hace mucho.

Me acerqué lentamente a ella, sin dejar de mirar su boca y entonces…

“Señor Patel, hemos llegado”.

Maldije en mi interior a mi chofer, quien había hablado por el interlocutor desconcentrándome por completo y arruinando el momento que estaba a punto de vivir con la chica de mis sueños. Los ojos verdes de Ruby me escanearon con sorpresa y supe que había descubierto mis intenciones, pero no dijo nada al respecto.

Abrí la puerta del automóvil y me bajé, para después extenderle mi mano a Ruby para que ella pudiera descender también de la limusina.

“Creo que la noche llegó a su fin”, dije al tenerla de pie frente a mí.

Ruby sonrió y asintió con la cabeza, pero después miré un punto tras de mí y su rostro se contrajo en una mueca de desagrado.

La miré con curiosidad y después me giré lentamente para observar a un chico a pocos pasos de nosotros.

“¿Ocurre algo, Ruby?”, le pregunté a mi acompañante, quien me miró como si pidiera ayuda a gritos.

POV Ruby…

Miré a Andi a lo lejos, pero de pronto su silueta comenzó a avanzar hacia nosotros, y cuando estuvo a pocos pasos, Athom musitó algo hacia mí, pero no pude procesarlo, pues estaba absorta mirando a mi ex novio, quien traía los ojos inyectados en sangre y se tambaleaba un poco al caminar, lo que solo significaba que estaba muy ebrio para controlar sus movimientos.

“Andi…”

Espeté con dureza cuando se detuvo a un lado de Athom.

“¿Qué diablos haces aquí?”, pregunté mostrando mi disgusto al verlo aquí como si nada.

Mi jefe se volteó levemente hacia mi ex novio y luego se acercó un poco más a mi cuerpo, lo que me hizo sentir más segura, pues lo cierto es que me encontraba aterrada, pensando en que Andi podía ponerse agresivo en cualquier momento al estar sumergido en alcohol.

“¡¿Qué?!”, preguntó Andi al cruzarse de brazos a la altura de su pecho, mirando con recelo a Athom y alargando la pregunta con voz pastosa.

“¡Ne-necesito que me pagues la maldita renta…!”

Chilló eufórico, señalándome con su dedo índice.

Un escalofrío me recorrió la espalda y por instinto retrocedí un paso, pues Andi siempre había sido otro tipo al beber, una que no era nada agradable.

Ahora sus ojos se veían desorbitados y apestaba a cerveza, además de no tener control de su equilibrio, pues parecía que podría caer en cualquier momento.

“Será mejor que te largues ahora o llamaré a la policía”

Amenazó Athom con dureza. Andi alzó una ceja con incredulidad hacia mi jefe y luego soltó una carcajada al mirarme de reojo, como si quisiera burlarse de ambos.

“¿Le vas a dar?”, preguntó divertido”.

“¡Buen pro-provecho!” tartamudeó y volvió a reír como un loco.

Abrí la boca con asombro, pues sus palabras me hacían ver cuánto tiempo y energía desperdicié estando a su lado, junto a un hombre que podía referirse de ese modo hacia mí, como si lo único que yo pudiera ofrecer fuera se%o.

“No juegues con mi paciencia”, soltó Athom.

Noté como su cuerpo se tensó y aquello no pintaba nada bien, pues no quería que esta magnífica noche terminara en un problema por culpa de Andi, quien no dejaba de querer arruinarme la existencia.

“Andi, debes irte”.

Insistí comenzando a desesperarme.

“¡Tú no…!”, gritó abriendo los brazos y dejándolos caer a sus costados.

“¡Tú cállate, maldita sea!”.

Me apuntó con su dedo índice y entonces mis ojos se cristalizaron y bajé la mirada, pues aunque las cosas entre ambos terminaron mal, me dolía ver el modo en que ahora me trataba, como si yo fuera cualquier cosa.

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