El bebe de mi jefe -
Capitulo 52
Capitulo 52:
«Creo que es bueno que debas luchar por algo que realmente quieres, o mejor dicho: alguien», dijo Amalia con convicción.
Me quedé en silencio al escuchar su argumento, pues nuevamente Amalia tenía la razón.
Toda mi vida había sentido que las cosas habían sido fáciles para mí.
Tenía una familia maravillosa, buena situación académica, económica, y desde que supe que el tema de los negocios era lo mío, también tuve claridad de que heredaría la empresa por la que mi padre había trabajado toda su vida.
Todo siempre había sido fácil para mí, incluso el acercarme al se%o opuesto. Las chicas siempre me habían visto como un chico guapo y con dinero, lo que sin duda me acercaba a mujeres interesadas y también a las que me querían solo por guardar apariencias con los demás.
Ahora, yo sabía que las cosas con Ruby eran diferentes, pues a pesar de que yo tenía dinero y era su jefe, ella no parecía interesada en ello.
De hecho, desde un comienzo me había ayudado a cuidar de Asher de manera desinteresada. Estaba seguro de que si yo no le hubiese ofrecido un aumento de sueldo, ella no lo hubiera solicitado, y de igual forma me ayudaría con el cuidado de mi pequeño hijo sin esperar nada a cambio.
Aquella pelirroja era una de las personas más lindas y sinceras que yo había conocido, y por eso no sabía cómo acercarme a ella de una manera más allá de lo amistoso sin que ella pensara que yo estaba abusando de mi poder al ser su jefe.
«Tienes razón, pues Ruby vale la pena».
Reconocí dejando salir un suspiro.
«Pero también es cierto que nunca había tenido que esforzarme para que una chica me viera como un interés romántico».
«¡Es justo por eso que debes ser más inteligente!», exclamó Amalia, golpeando su frente con una mano.
«Debes buscar la mejor manera de que Ruby se fije en ti por la persona que eres».
«No sé cómo hacerlo».
Reconocí con una sonrisa triste.
«Estoy perdido en esto».
«Qué suerte que me tienes a mí para ayudarte, primito».
Me guiñó un ojo con complicidad y yo me reí.
Encendí el motor y comencé a conducir en dirección al buffet en donde trabajaba Amalia, pues debía dejarla ahí y después volver a casa para que mi madre cuide de Asher mientras yo me ocupaba de algunos asuntos en la oficina.
«Tengo una idea», murmuré recordando lo que hacía unos días había pasado por mi mente.
«Espero que sea una buena idea», respondió Amalia con diversión.
“¿Te importaría ceder tu puesto a Ruby en la fiesta de premiación?», pregunté con una sonrisa torcida. Amalia, mi fiel acompañante de eventos sociales, estaba a mi lado.
Cuando el correo de confirmación llegó a mi buzón, la idea de llevar a Ruby a la premiación se convirtió en una oportunidad para acercarme más a ella.
«Ya decía yo que no podías ser tan lento», chilló Amalia.
«Es obvio que no me importa, Athom», dijo finalmente, negando con la cabeza.
«Es más, creo que es la ocasión perfecta, pues estarán solos, disfrutando de comida deliciosa y además, podrá acompañarte a recibir aquel premio que tanto te mereces por ser un excelente empresario”
Sonreí con ilusión ante la idea que se me hacía maravillosa.
«Ahora solo falta que ella acepte», dije con la esperanza de que así fuera.
«Lo hará, estoy segura», me animó Amalia.
Horas después, al llegar al edificio, me detuve en la entrada para saludar a Emma, la recepcionista. Luego, marqué el botón del ascensor para subir hasta mi despacho.
Sentía nervios al pensar en hacerle la invitación a Ruby.
Aunque no quisiera admitirlo, ya me había ilusionado con la idea de ir juntos a la premiación, donde reconocerían mi trabajo.
Después de unos segundos, el ascensor abrió sus puertas para mí y me subí inmediatamente. Pero cuando estaba por cerrar, Josh apareció corriendo e impidió que eso ocurriera.
«Hola, jefe».
Saludó al subirse junto a mí.
«Lo siento, solo salí a comprar algo para Marco».
Añadió mostrando una bolsa de papel que desprendía un olor a pescado frito. Asentí en su dirección, intentando ser amistoso.
«Eso es lo que provoca el amor…”, susurré divertido.
«¿De eso sabe mucho usted, eh?», preguntó Josh con diversión.
Arqueé las cejas hacia él y su rostro palideció de inmediato.
«Lo siento, jefe… No quise ser imprudente ni faltarle el respeto», dijo bajando la mirada.
«No te preocupes, Josh».
Negué con la cabeza.
«Ya me di cuenta de que me has descubierto», me encogí de hombros y él alzó una ceja hacia mí, para después cruzar sus brazos a la altura de su pecho.
«Sí, lo he descubierto mirando a mi mejor amiga con otros ojos y aunque tenía mis sospechas, usted me lo acaba de confirmar».
Asintió con la cabeza.
«Y solo diré que tiene un buen camino que recorrer, pues ella no parece darse cuenta de nada», se encogió de hombros haciendo una mueca divertida.
«Justo ahora daré un paso, espero lograr lo que planeo», dije con una sonrisa tímida.
«Usted solo debe sonreírle mucho».
Me guiñó un ojo.
«Estoy seguro de que aquello logrará despertar algo en ella”
«Gracias, Josh», respondí con una sonrisa amplia.
El ascensor abrió su puerta en un piso inferior al que yo iba y entonces aquel chico se bajó, dejándome con un deje de esperanza para pedirle a Ruby que me acompañe a aquel evento.
Cuando llegué a mi piso, caminé con seguridad hacia el cubículo donde se encontraba Ruby y me afirmé en el escritorio fingiendo tranquilidad.
«Hola, Athom».
Saludó ella alzando la mirada hacia mí, con una linda sonrisa en los labios.
«Pensé que habías salido a hacer un trámite…”
«Ya volví».
Me encogí de hombros.
«Fui a cambiar el apellido paterno de Asher, pues ahora es un Patel en toda regla», le conté con orgullo y Ruby llevó una mano a su boca en señal de asombro.
«Wow… ¡Felicidades!».
Chilló emocionada y luego se puso de pie para rodear el escritorio y darme un fuerte abrazo.
Aproveché el momento para dejarme abrazar por ella y afirmé mi mentón en su hombro, disfrutando de la cercanía de nuestros cuerpos.
«Gracias, bonita…”, susurré con una sonrisa.
Ella se distanció de mí y luego volvió a sentarse en su lugar.
«Creo que es una muy buena noticia, Athom», dijo, pero además, quería hablar de otro asunto», dije sin soportar.
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