El bebe de mi jefe -
Capitulo 51
Capitulo 51:
Ahora que mamá me había pedido que cuidara de Asher mientras estaba en la empresa, ya no tenía excusa para pasar tiempo con Ruby como solía hacerlo, lo que me ponía nervioso.
Quería que nuestra relación no cambiara debido a la llegada de mi hijo.
¿Qué podía hacer ahora para estar más tiempo a su lado?
Me levanté de mi silla y salí de mi despacho en busca de alguna excusa para hablar con ella, aunque fuera por un momento, como un idiota necesitado de su atención.
La vi detrás de su cubículo riendo junto a Josh, lo que me reconfortó, ya que sabía que él no representaba una amenaza para mis sentimientos hacia ella.
Además, Josh era homosexual y estaba involucrado con otro chico del trabajo, así que solo eran amigos.
Me quedé observándola durante un rato mientras se reía, notando cómo sus hoyuelos se formaban en sus mejillas, haciéndola ver aún más adorable.
Sus ojos brillaban con cada broma de Josh, quien parecía muy entretenido hablando sin parar mientras ella reía.
«Jefe, lo estaba buscando», murmuró Patty a mi lado.
Me giré hacia ella y noté su pronunciado escote y la forma en que jugaba con un mechón de pelo mientras me miraba, pero decidí ignorar sus intentos de llamar mi atención.
«Dime, Patty», respondí.
Me entregó un folder con algunos documentos y noté que se trataba de bonificaciones pendientes para algunos trabajadores.
«Revisaré esto y luego te los enviaré a tu oficina», le dije de manera cortés.
«Gracias, jefe», respondió con una sonrisa coqueta.
«Cualquier cosa, estaré disponible en mi lugar de trabajo», murmuró casi ronroneando antes de alejarse, moviendo sus caderas de manera exagerada y provocativa.
Bufé ante aquella escena innecesaria, pues desde que había puesto mi atención en Ruby, ninguna otra mujer me parecía interesante, aunque Patty parecía no darse cuenta de mi falta de interés.
Miré hacia donde estaba Ruby y nuestros ojos se encontraron de inmediato.
Me acerqué rápidamente y, una vez cerca de ella, sonreí como un tonto.
El brillo de diversión en los ojos de Josh me hizo darme cuenta de que él ya se había dado cuenta de mis sentimientos.
«Hola, jefe», saludó Josh, guiñándome un ojo.
«Ya nos estábamos preguntando si Patty se había lastimado la cadera por esa extraña forma de caminar…”, comentó con una sonrisa burlona.
Me reí al entender su referencia y negué con la cabeza.
«Supongo que ella es así…” dije restándole importancia.
Miré a Ruby y ella sonrió con cierta tensión, lo que me desconcertó. Rápidamente, aclaré mi punto.
«De cualquier manera, no me interesa ella», solté apresuradamente, tratando de corregir mi metedura de pata.
Josh apenas logró contener una risa mientras llevaba su taza de café a los labios.
Ruby, frente a mí, alzó una ceja con confusión, lo que me hizo sentir como un completo idiota.
«Digo, tengo muchas cosas en las que pensar», continué, tratando de no parecer un imbécil.
«Ya saben, ser un padre soltero no es fácil, y todo eso…”
«Lo estás haciendo muy bien, Athom», me interrumpió Ruby con una sonrisa comprensiva.
«Eres un buen padre”
La miré sin decir nada, sintiéndome incómodo por mi comportamiento inapropiado.
«Solo pasé a saludar», dije finalmente, tratando de salvar la situación. Asentí hacia ellos y acomodé mi saco, sintiéndome aún más incómodo.
«Que tengan buena tarde”
«Igualmente, jefe», respondió Josh con complicidad, guiñándome un ojo.
Me di la vuelta hacia mi oficina y, una vez solo tras mi escritorio, reflexioné sobre el ridículo que acababa de hacer frente a Ruby y Josh.
Me di cuenta de que si quería acercarme más a Ruby, necesitaba ser estratégico y no un completo estúpido.
Para distraerme, revisé mi correo electrónico y encontré un mensaje de la asociación de empresarios nacionales, solicitando mi confirmación para asistir a la fiesta de premiación donde recibiría un reconocimiento por mi trabajo en la empresa. Una idea surgió en mi mente, haciéndome sonreír con satisfacción frente a la pantalla del ordenador.
…
Luego de procesar que me había convertido en padre de la noche a la mañana, creía que Madison me había dejado el mejor regalo de la vida al permitirme ser padre, pero no, ahora que tenía entre mis manos un documento que ella había dejado en vida, autorizando que yo pudiera reconocer a mi hijo legalmente con mi apellido, sentía que aquella mujer no dejaba de sorprenderme, aún al haber dejado este mundo.
“Al fin eres un Patel por todas las de la ley”, dijo Amalia hacia Asher, quien estaba sentado sobre sus piernas y aplaudía con emoción.
“Desde el primer momento en que te vi, supe que serías hijo de Athom, pues aquellos ojos son genéticos”.
«Amalia, es un niño de nueve meses…” dije con una sonrisa al mirar a mi prima, quien no paraba de hablarle a Asher como si él pudiera entender algo de lo que ella decía.
“A los niños hay que hablarles, Athom”, murmuró ella, girando los ojos.
“Aquí tiene su documento, Señor Patel”, señaló el ejecutivo del registro nacional al volver a la oficina en donde nos encontrábamos a la espera de la cédula de identidad de Asher, en la cual figuraba una fotografía que le habían tomado hace poco y con sus nuevos apellidos: Patel Taylor.
«Muchas gracias», dije con una sonrisa para después ponerme de pie y salir de aquella oficina junto a Amalia y Asher.
«Aún sigo sin creer cómo es que no había pensado antes en darle mi apellido a Asher», murmuré mientras caminábamos hacia el estacionamiento.
«Esa es otra cosa que le deberé a Madison».
«Ya ves, es solo que andas con la mente en otro lado», murmuró mi prima con un deje de picardía.
Giré los ojos en respuesta y no dije nada más, pues todo podría ser usado en mi contra cuando se trataba de Amalia Williams.
«Como por ejemplo, en una linda pelirroja que no te da ni la hora».
«Eres insoportable», respondí haciendo una mueca con los labios, pues no me hacía gracia el hecho de que Ruby no me viera de la misma manera en que yo la veía, y mucho menos que a todos les pareciera divertido.
«Debo reconocer que me gusta la situación en que te encuentras».
Asintió con la cabeza.
Nos detuvimos al llegar a mi automóvil y con ayuda de mi prima dejamos muy bien acomodado a Asher en su silla de bebés en los asientos traseros.
«¿Qué decías, primita?», pregunté retomando el tema al sentarme tras el volante.
«Que me agrada el hecho de que ella no te vea con otros ojos», musitó con una sonrisa torcida a la vez que se ponía el cinturón de seguridad al igual que yo.
«¿Me estás jodiendo?», pregunté arrugando las cejas hacia Amalia, quien sonreía con diversión.
«Es la verdad, Athom», se encogió de hombros.
«Todo en la vida ha sido fácil para ti, y es algo que siempre dices, así que no puedes negarlo…”, musitó llevando una mano a su cabello para jugar con él.
.
.
.
Si encuentras algún error (contenido no estándar, redirecciones de anuncios, enlaces rotos, etc.), por favor avísanos para que podamos solucionarlo lo antes posible.
Reportar