El bebe de mi jefe -
Capitulo 49
Capitulo 49:
«¡Mamá!», la interrumpí a la vez que me largaba a reír por su intensidad.
«Estoy bien, te lo prometo”.
«¿Estás segura?», preguntó para confirmar.
«Claro, de hecho acabo de volver a mi departamento», comenté divertida.
«Si quieres, puedo pasarme por tu casa para que lo compruebes por ti misma”
«¡No, claro que no!», dijo de inmediato mi madre.
«Mejor voy yo, no quiero arriesgarme a que te desmayes en el camino”
Giré los ojos con fastidio y me reí, pues mi madre solía ser muy exagerada cuando se trataba de los temas de salud.
«Entonces te espero aquí», dije finalmente.
«Está bien», musitó. «¿Estás sola?», preguntó con interés.
«Charo, ¿Con quién podría estar?», pregunté de vuelta.
«Tal vez con tu jefe, quien parece muy interesado en ti…” murmuró con picardía, haciéndome reír.
«Ay, madre»
Negué con la cabeza.
«Solo soy su secretaria, ¿Cómo crees que se podría interesar en mí?», pregunté divertida, pues lo cierto es que no creía que aquello fuera posible. Los hombres como Athom Patel no se fijaban en simples chicas como yo, claro que no.
«Eres una ciega, Ruby”, comentó mamá.
«Aquel hombre se ha tomado muchas molestias contigo como para no estar interesado”
«Somos muy buenos amigos, eso es todo”, aclaré de inmediato.
«Mejor será que vengas a verme, luego podemos seguir hablando”
«Está bien, nos vemos luego”, dijo.
Finalicé la llamada y Zafiro llegó hasta mis pies para pasearse con la cola levantada entre ellos, en una señal de saludo.
«Te extrañé, Zafiro”, musité y ella maulló en respuesta haciéndome sonreír.
POV Athom…
Desperté gracias al insistente sonido de mi celular, alertándome de una llamada entrante. Me senté en mi cama y revisé la hora en el reloj de pared.
Eran las 4:00 AM.
¡Diablos!
Tomé mi celular con una mueca en los labios y al ver que se trataba de Max, el esposo de Amalia, contesté de inmediato.
Seguro era una emergencia para que me llamara a esa hora.
«¿Max?», pregunté al coger la llamada.
«¿Qué ocurre?»
De reojo, miré a Asher, dormido profundamente en su cuna, intentando hablar en un tono bajo para no despertarlo.
“Athom…”
Susurró Max en un hilo de voz.
“Me han llamado de la clínica donde estaba Maddy…”
Un escalofrío recorrió mi espalda al escuchar eso. Max soltó un llanto desgarrador, indicando con eso que su llamada tenía un mal presagio.
“No, Max…”
Susurré, incapaz de aceptar la noticia de que Madison había perdido la lucha contra el cáncer.
Un nudo se formó en mi garganta mientras volvía a mirar a Asher, ajeno a lo que sucedía con su madre.
“Se fue, Athom. Maddy dejó de respirar y se fue…”, dijo Max entre sollozos.
“Mis padres y yo tenemos que organizar todo en la funeraria y conseguir los papeles correspondientes”
“Lo siento mucho, Max”, dije con sinceridad, abrumado por la tragedia.
“Iré a tu casa…”, murmuré, ofreciéndole mi apoyo.
“Gracias, Athom”, respondió Max con voz temblorosa.
“Saldremos en unas horas, aún no podemos retirar su cuerpo… te esperamos”
“Nos vemos, Max”
Rápidamente finalicé la llamada, me vestí apresuradamente y desperté a Asher.
Juntos nos subimos al automóvil, pues necesitaba estar cerca de Max y apoyarlo en este momento tan doloroso.
El recuerdo del último día con Madison me atormentaba. Había esperado que viera a Asher crecer y ser feliz, pero el cáncer nos había arrebatado esa posibilidad.
«Athom, ella se fue sabiendo que Asher estaba a salvo», comentó Amalia a mi lado.
Le sonreí con tristeza, sintiendo un vacío en el pecho.
«Quiero creer en eso», dije.
«Aunque nunca tuvimos una relación, yo sí la quería. Me dio el mejor regalo de la vida, y me arrepiento de haber tardado tanto en llevar a Asher con ella…”
«No debes culparte, Athom», murmuró Amalia abrazándome.
«Le diste las mejores dos semanas, y Asher sabrá que su madre lo amó desde el primer momento hasta el último”
Luché contra las lágrimas y asentí. Aunque doliera, debía aceptar que Madison había encontrado paz finalmente.
«La recepción está lista», anunció Max al llegar.
Amalia lo abrazó, y su dolor se hizo palpable en el aire.
Amalia se puso de pie al ver a Max y lo rodeó en un abrazo que lo hizo quebrarse.
Max lloró desconsoladamente en los brazos de su esposa, cayendo de rodillas al suelo mientras Amalia le brindaba palabras de consuelo. Su dolor era palpable, y me embargó una profunda tristeza al verlo así. Sabía cuánto significaba Madison para él.
“Hijo, creo que alguien vino a verte”, dijo mamá, rompiendo el momento.
Nos dirigimos juntos hacia la entrada del lugar donde se llevaría a cabo la primera parte del funeral de Maddy.
“¿Dónde está Asher?”, pregunté al darme cuenta de su ausencia.
“Con una de sus personas favoritas”, murmuró mamá.
Miré en esa dirección y vi a Ruby sosteniendo a Asher en sus brazos. Era reconfortante verlos juntos, aunque en circunstancias tan tristes.
Parecía que Ruby había ganado otro fan.
Caminé hacia Ruby como si fuera un imán.
“Ruby…”, susurré al acercarme.
Sus ojos encontraron los míos y me sonrió con tristeza.
Me abrazó, sosteniendo a Asher entre nosotros.
“Lo siento mucho, Athom…”, susurró.
“Quiero que sepas que estoy aquí para ti”, agregó.
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