El bebe de mi jefe -
Capitulo 47
Capitulo 47:
Procesé sus palabras y me hicieron sentido.
Es decir, claro, necesitas de un hombre para quedar embarazada, pero también existen otras opciones para ser madre, como la adopción…
Asentí hacia ella, comprendiendo lo que me estaba diciendo, y tenía toda la razón del mundo.
«Es cierto, pues no sé por qué sigo pensando en que no puedo ser madre si no es al lado de un hombre», medité.
M!erda, esta mujer me había hecho descubrir una maravillosa idea, y de pronto sonreí ante la posibilidad de convertirme en madre, pues desde que Asher había entrado en mi vida, la posibilidad de serlo me llenaba el alma, y Aurora Williams tenía toda la razón del mundo al decir que era mi decisión, y que no dependía de un hombre.
«¿Sabes?», cuestionó mirando a su nieto, quien aún estaba sobre mi regazo.
«El otro día fui a comprar lana, pues quiero tejer un sweater para Asher, ya sabes, quiero ser la abuela que le haga ropa y galletas…”
Sonrió de medio lado.
«Si Mabel estuviera viva, seguro ella haría esas cosas por Asher», musitó más para ella que para mí.
«¿Quién es Mabel?», pregunté con curiosidad, pues no me sonaba para nada aquel nombre.
«Mi segunda madre, la esposa que tuvo mi padre», dijo con una sonrisa melancólica.
«Cuando mi padre falleció hace unos años, ella partió con el meses después… muchos dicen que fue a causa de la pena, que murió por amor, y yo que pensaba que nadie podía morir de eso”
«Seguro su amor era muy fuerte», opiné sin saber muy bien el contexto, pero de inmediato la mujer frente a mí asintió con la cabeza en señal de aprobación.
«En fin, quiero honrarla aprendiendo a tejer para poder darle calor de abuela a Asher», dijo poniéndose de pie.
Caminó para tomar su bolsa y de ella sacó algunos ovillos de lana de diversos colores y unos palillos.
«No tengo idea de cómo se hace esto, pero por suerte tenemos internet para aprender”
«Hoy es su día de suerte, pues mi madre me enseñó a tejer desde muy pequeña», le guiñé un ojo con complicidad y ella aplaudió emocionada.
«Ya veo por qué mi hijo te estima tanto, Ruby», musitó con una sonrisa torcida, y yo no supe qué decir frente a eso.
POV Athom…
Abrí la puerta de mi casa y escuché risas femeninas emanar desde adentro, y entonces supe que mi madre y Ruby ya se habían conocido, lo que al parecer, había resultado bien.
«¡No puedo creer que esto sea tan difícil!»
Chilló mamá provocando que Ruby se riera más fuerte.
Caminé hasta la sala de estar, desde donde provenían las risas, y me encontré a ambas sentadas en el sillón mientras tenían lana entre sus manos y Ruby intentaba quitarle un ovillo a Asher, quien gateaba sobre la alfombra y escapaba de ella con la lana atorada en su pierna.
Sonreí a la vez que me cruzaba de brazos a la altura de mi pecho y las miraba compartir como si se conocieran de toda la vida.
Y era justo aquello algo que me encantaba de Ruby, que era capaz de conectar con facilidad con las personas, pues parecía que era algo innato en ella, y que no se esforzaba demasiado para agradar, ya que lo conseguía con efectividad.
«Veo que ustedes están muy divertidas», dije divertido al llamar la atención de ambas.
Ruby me miró con curiosidad y mamá alzó una ceja en mi dirección.
«Hola, hijo», saludó mamá alzando una mano hacia mí en señal de bienvenida.
«Estábamos intentando hacer un sweater para Asher»
Comentó Ruby a la vez que mi madre se agachaba para tomar a mi hijo en sus brazos y hacía una mueca con los labios al acercar su cuerpo a ella.
«Creo que alguien necesita un cambio de pañal», murmuró.
Asher pareció responderle con su típico balbuceo y sonreí hacia él.
Me acerqué a mamá y dejé un beso en la coronilla de Asher, para luego cargarlo con la intención de ir a mudarlo, pero mi madre puso resistencia.
«Yo iré a cambiar al niño, tú siéntate y descansa», me guiñó un ojo con picardía a la vez que miraba de reojo a la pelirroja, quien intentaba armar un ovillo con la lana que estaba desparramada por el sillón y la alfombra.
«Ya vengo”
Me dejé caer a un lado de aquella mujer que llamaba tanto mi atención y ella me miró de reojo, mientras continuaba con su tarea.
«No era necesario que me enviaras una enfermera personal…”, susurró.
Me encogí de hombros restándole importancia.
«Es en serio, Athom», reafirmó al mirarme con seriedad.
«Solo no quiero que vuelvas a desmayarte, pues cuando te encontré así en la oficina tuve mucho miedo de que algo peor pudiera ocurrirte», reconocí.
Sus ojos me escudriñaron con cautela y luego suspiró.
«Está bien…”, ladeó su rostro con una sonrisa.
«Debo admitir que tu madre es muy agradable”
«Lo es», asentí.
«Al igual que tú, por lo que no me sorprende que se hayan llevado bien”
Ruby no dijo nada más y continuó juntando la lana en el ovillo.
Me tomé la libertad de observarla en silencio e intenté racionalizar mis sentimientos, buscando aquello que me hacía sentir tanta atracción hacia ella, y entonces pensé en que era la primera vez que una mujer no se dejaba deslumbrar ante mi dinero, y que Ruby se preocupaba genuinamente de mi hijo, cuestión que solo me hacía sentir agradecimiento y aprecio hacia ella.
Por otra parte, era una mujer hermosa, inteligente y fácil de tratar, pues a su lado sentía que podía ser yo mismo.
¿Tal vez también me gustaba porque no se mostraba interesada en mí de manera romántica?
Diablos, quizá yo era un maldito masoquista y recién lo estaba notando.
«Tu madre trajo comida italiana», comentó Ruby al mirarme.
«Por si tienes hambre”
«Claro, gracias».
Asentí con la cabeza a la vez que suspiraba y me ponía de pie hacia la cocina, pues sentía que podría ahogarme con mis propios sentimientos.
…
Había transcurrido exactamente una semana desde que Ruby había llegado a mi casa, y para mi desgracia, los días se me habían escurrido como agua entre las manos, pues ya era hora de que ella volviera a retomar su vida en su departamento, lo que significaba ya no verla a diario en mi casa.
Odiaba esto, pues mi estúpido corazón estaba cada vez más dependiente de ella, y solo me pedía buscar excusas para pasar mayor tiempo al lado de aquella pelirroja y continuar disfrutando de su presencia, pues no me bastaba con tenerla cuidando de Asher, ya que yo quería compartir espacios con ella a solas.
«Gracias por todo, Athom. Estos días me han servido mucho para descansar», dijo una vez me estacioné fuera de su nuevo hogar.
«Mañana nos veremos en la oficina, ¿Cierto?», preguntó emocionada por volver a trabajar en Intelligent y yo asentí con la cabeza.
«Claro, tu licencia médica ya se terminó», confirmé provocando que su sonrisa solo creciera más.
Al verla sonreír de aquella forma solo hacía que las malditas mariposas se instalaran en mi estómago, pues Ruby tenía aquella capacidad de hacerme sentir mucho con el mínimo esfuerzo.
«Nos vemos», dijo. Besó la mejilla de Asher y luego se bajó de mi automóvil, moviendo su mano en señal de despedida.
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