El bebe de mi jefe -
Capitulo 46
Capitulo 46:
La observé jugar con sus dedos en una clara señal de nerviosismo.
“Te agradezco enormemente este gesto, y también la amistad sincera que me has brindado. Jamás imaginé posible el ser amiga de mi jefe, pero aquí estamos…
Aunque sabía que ella me sentía como un amigo más, escucharla decir aquello escoció en mi interior, por lo que no me quedó más que hacerme a la idea de que no podía pasar nada más entre los dos y fingí mi mejor sonrisa.
“Para eso están los amigos”, dije intentando aparentar que todo estaba bien.
“Eso es cierto”
Asintió y luego volvió a mirarme a la cara.
“Me gusta ser tu amiga”.
M!erda, un disparo hubiera dolido menos.
“Lo mismo digo”, sonreí, pero lo cierto es que no estaba seguro de si proyecté aquello, pues por dentro solo me sentía derrotado.
“Iré a preparar la cena, tú ponte cómoda y descansa”.
“Está bien”, respondió con una sonrisa.
“Solo no quemes la cocina”, bromeó haciéndome reír.
Salí de aquella habitación y bajé hasta la cocina para preparar una receta que había encontrado en internet, la cual todos aseguraban que era milagrosa para curar la anemia, y mientras cocinaba aquel platillo de carne de res con verduras, pensé en cómo ayudar a Ruby estando aquí en casa, pues mi idea es que no hiciera nada, incluido el cuidado de mi pequeño hijo.
“¿Athom?”
Me volteé al escuchar la voz de mi madre, y entonces una idea cruzó por mi cabeza al verla de pie en la entrada de la cocina.
“Madre…”, murmuré.
“Que bueno que sigues aquí, pues necesito otro favor tuyo”.
Los ojos de mi madre me escudriñaron de arriba hacia abajo y luego solo alzó una ceja en mi dirección, con expectación.
“Te escucho, hijo”
…
POV Ruby…
Desperté de inmediato en el momento en que escuché el llanto de Asher, y poco a poco abrí los ojos, que se sentían terriblemente pesados.
Tallé mis ojos con mis manos y miré la hora en mi celular, para confirmar que eran pasadas las diez de la mañana y que seguro Athom ya se había ido a la empresa.
Me levanté con cuidado para después caminar hasta la habitación de al lado, donde dormía el pequeño Asher.
“Buenos días, Asher”
Lo saludé al entrar en su habitación y tomarlo en brazos.
Sus intensos ojos azules repararon en mi rostro y pareció reconocerme, pues su llanto cesó luego de unos segundos en que me moví de lado a lado mientras lo acunaba en mi pecho.
“Creo que alguien despertó con mucha hambre”, musité cerca de su oído y luego sonreí cuando se aferró a mi cuello, pues parecía no querer soltarme.
Entonces, salí de la habitación con Asher en brazos y bajé las escaleras con precaución, pues Asher debía tomar su leche y a mí me haría bien desayunar.
Ciertamente la medicación parecía hacer efecto en mi cuerpo, pues aunque me sentía muy cansada, los mareos ya no estaban presentes como ayer cuando desperté.
Dejé a Asher sentado en una de sus sillas de bebé y comencé a preparar el agua para su leche, y mientras estaba concentrada en mi tarea el timbre sonó.
Arrugué las cejas con confusión, pues pensé que tal vez a Athom se le había olvidado algo, y había vuelto antes a casa. Caminé hasta la entrada y al abrir la puerta me encontré con una señora de cabello rubio, muy elegante frente a mí.
Su rostro se me hizo conocido, pero no recordaba en qué momento de mi vida la había visto.
«Hola», saludé.
De pronto, me miré hacia abajo y me sentí avergonzada por estar aún en pijama, por lo que intenté esconderme tras la puerta.
Aquella mujer ignoró mi evidente incomodidad y entró en la casa de mi jefe con total confianza sin decir nada, y entonces noté que traía consigo una enorme bolsa de papel color café.
«Hola, Ruby», dijo al voltearse y mirarme con una sonrisa amable.
«No nos conocíamos en persona, pero soy Aurora Williams, madre de Athom”
Abrí la boca levemente en señal de asombro y luego simplemente fingí una sonrisa educada.
Mis mejillas se tiñeron de rojo de inmediato, pues seguro ella podría malinterpretar esta situación, y además, parecía saber a la perfección quién era yo.
Maldita sea, estaba en la casa de su hijo en pijama.
¿Qué podría pensar la madre de mi jefe al verme en esta situación?
«Yo…”, susurré con afán de decir algo coherente, pero no conseguía que nada cruzara por mi cabeza.
«Athom está trabajando en Intelligent…”, murmuré contrariada, pues seguro lo estaba buscando a él, y en cambio, se había encontrado conmigo aquí.
«Lo sé, linda», dijo sonriendo.
«Es solo que mi hijo suele ser muy específico y me ha pedido que venga a cuidarte mientras él no está en casa, pues me comentó que estás enferma, y que has sido muy buena al ayudarlo a cuidar de mi nieto», explicó y alzó la bolsa de papel en sus manos para luego guiñar un ojo en mi dirección.
«Espero que tengas hambre, pues traje comida italiana para ambas”
Guardé silencio, pues no sabía cómo interpretar todas las molestias que Athom se estaba tomando conmigo, por lo que simplemente suspiré y sonreí hacia aquella mujer que parecía ser agradable.
«Gracias, Señora Williams», dije.
«Puedes llamarme Aurora, cariño», se encogió de hombros y luego miró en todas las direcciones,.
«¿Dónde está aquel hermoso bebé que se ha robado mi corazón?», cuestionó divertida.
«En la cocina, justo estaba preparando su biberón», musité.
«¡Genial!»
Asintió con la cabeza y luego se perdió en dirección a la cocina.
La seguí de cerca y sonreí al ver cómo Asher se emocionaba al ver a su abuela y estiró sus pequeños brazos hacia ella pidiendo que lo carguen.
«Creo que ya me estabas extrañando…”, susurró ella mientras lo cargaba.
Luego de haber disfrutado de la deliciosa comida italiana que la madre de Athom había traído, me comencé a sentir muy cómoda con su presencia, pues había resultado ser que aquella famosa pintora era también una mujer con miles de temas de conversación, y muy respetuosa conmigo, pues en todo momento se había mostrado cortés y preocupada por mi salud.
«¿No has pensado en ser madre, Ruby?» preguntó de pronto, desviando el tema y llamando por completo mi atención.
«Al parecer, tienes un don con Asher, pues él te ama», lo señaló con su mentón, mientras él estaba sentado sobre mi regazo y no dejaba de tirar mi cabello con sus manos.
«La verdad sí lo he pensado», reconocí con una sonrisa triste.
«Pero mi ex pareja no pensaba igual que yo… digamos que él tenía otros planes para su futuro», resumí, sin entrar en mayores detalles como que me había sido infiel con otro hombre o que al parecer solo seguía conmigo para cubrir los gastos económicos del lugar en donde vivíamos juntos.
«Linda, creo que esa decisión no debería depender de nadie más que de ti», dijo.
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