El bebe de mi jefe -
Capitulo 43
Capitulo 43:
“Creo que has bebido mucho”, comenté intentando no hacer más incómodo el momento.
“Aún así, sigo creyendo que eres una gran mujer, Ruby”, reconoció.
Me quedé helada ante sus palabras y luego simplemente caminé hacia la cama con él a rastras, para ayudarlo a sentarse y recostarse al lado de Asher.
“Dormiré en el sillón”, dije con una sonrisa y cuando quise alejarme, aquel hombre de intensos ojos azules me tomó de la mano y negó con la cabeza.
“No, duerme aquí, por favor…”, me suplicó con la mirada.
Lo pensé por un instante y, ¡Diablos!
Esto era muy extraño y nuevo para mí.
A pesar de todo pronóstico asentí con la cabeza, pues creía conveniente estar cerca por si vomitaba o necesitaba algo.
Subí a la cama y gateé hasta quedar al otro extremo, teniendo a Asher en medio de ambos, y me acosté de lado, mirando a mi jefe, quien poco a poco cerraba los ojos para darle paso al sueño.
Sonreí de medio lado, pues sin duda, este hombre no dejaba de sorprenderme.
Lo miré por largos segundos más, hasta que nuevamente el sueño logró derribarme y me entregué a los brazos de Morfeo.
“Gracias, Ruby…”
Fue lo último que escuché antes de dormirme por completo.
POV Ruby…
A pesar de haber descansado todo el fin de semana, me sentía terriblemente agotada.
Anoche antes de dormir me había puesto de acuerdo con Athom y habíamos acordado que esta semana yo iría primero a la oficina y luego llegaría a su casa para hacerle relevo y quedarme con Asher por la tarde, así él podría asistir a sus reuniones con mayor tranquilidad.
Tenía que presentarme en la oficina, pues tenía mucho trabajo acumulado, pero aún así mi cuerpo parecía querer todo lo contrario.
Mis ojos pesaban y mis extremidades parecían no tener la fuerza necesaria para mantenerme en movimiento.
Estaba esperando a subir en el ascensor del edificio y me afirmé contra la pared, descansando mi cabeza contra el frío metálico, pues sentía que ya no tenía fortaleza para mantenerme en pie.
“Hola Ruby, ¿Cómo estás?”, preguntó Josh al detenerse a mi lado.
“Diablos, pareces enferma… ¿Te sientes bien?”
Insistió al presionar su mano contra mi frente e hizo una mueca con los labios demostrando con eso que algo andaba mal en mí.
“Estoy bien”
Mentí, pues me sentía terrible.
“Ruby, estás congelada”, susurró a mi lado tomándome de los hombros para agarrarme con fuerza.
Me recosté contra él y para mi suerte Josh me abrazó contra su costado, pues sentía que estaba por caerme.
“Vamos arriba, te haré un café para que te repongas, pero creo que lo más sensato sería ir al médico”.
“No, debe ser que estoy incubando un virus”.
Me justifiqué restándole importancia, pues no me gustaba visitar a los médicos.
El ascensor abrió sus puertas y ambos subimos, mientras yo cerré mis ojos descansando al aprovechar que el cuerpo de Josh me servía como soporte.
En tiempo récord nos bajamos del ascensor y con cuidado, caminamos hasta mi escritorio, donde mi querido amigo y compañero de trabajo me ayudó a sentarme a la vez que me decía que esperara a que él me trajera un café para sentirme mejor, pues poco a poco sentía que mi temperatura corporal disminuía sin razón alguna.
Mi celular vibró dentro de mi bolsa, por lo que con mucho esfuerzo logré tomarlo y alcancé a leer que se trataba de un mensaje por parte de Athom, pero antes de conseguir leer lo que quería decir, mis ojos se cerraron de golpe y todo a mi alrededor se convirtió en una pantalla negra.
POV Athom…
¿Cómo diablos había olvidado que hoy unos practicantes de la carrera de ingeniería visitarían la empresa?
¡Diablos, ahora tendría que ir a la oficina!
“La decana dijo que los estudiantes venían en camino”, mencionó Emma, la recepcionista del edificio.
“Gracias por avisarme, Emma”
Agradecí y luego finalicé la llamada.
Me vestí lo más rápido posible mientras llamaba a mi madre para pedirle ayuda, pues ya era tarde para que Ruby viniera a cuidar a Asher, y tampoco era una opción llevarlo conmigo, pues debía hacer de guía y mostrarle todo el lugar a aquellos chicos que visitarían Intelligent.
“¡Hola, hijo!”
Saludó muy animada mamá al contestar mi llamada.
“Necesito un enorme favor, madre”
Solté sin darle tiempo a que dijera nada más.
“¿Puedes venir a cuidar a Asher? Necesito correr a la oficina y Ruby no vendrá hasta dentro de unas horas”.
“Claro, Athom”
Accedió de inmediato y sonreí, pues sin duda mi madre era lo máximo.
“Estoy a quince minutos de tu casa, nos vemos”.
“¡Gracias, mamá!”, dije rápidamente y finalicé la llamada para dedicarme a vestir a Asher, quien se encontraba en pijama sentado en la cama intentando ponerse de pie.
Sonreí al verlo hacer el intento, pues desde que había cumplido 8 meses se encontraba mucho más activo, lo que también requería más atención de mi parte para prevenir algún accidente en casa.
“Ven, Asher”, me acerqué a él y lo tomé en brazos.
Él apoyó sus pequeñas manos sobre mis mejillas y sonrió como si yo fuera su mundo entero.
M!erda, definitivamente no cambiaría esto de la paternidad por nada. Asher me había conquistado desde el primer momento en que lo vi, y en el fondo siempre albergué la esperanza de que fuera mi hijo biológico.
Escogí una tenida de ropa casual y cómoda para él, pues sabía que al venir mi madre Asher tendría que estar con la ropa apropiada para una tarde de juegos con ella.
Lo vestí rápidamente, sorprendiéndome a mí mismo por la habilidad que había adquirido para cumplir con mi cometido.
Cuando estaba terminando de arreglar a Asher, el timbre de casa sonó, alertándome de que mamá había llegado.
Tomé a mi hijo y caminé con él hacia la entrada de la casa.
“¡Hola, mi príncipe!”, exclamó mamá al entrar en casa y quitarme a Asher de los brazos.
La vi llenar su pequeño rostro de besos y luego reír al ver que a Asher le provocaba cosquillas.
“Ya debo irme a la empresa, madre”, dije al acercarme a ella y besar su mejilla, al igual que la de mi pequeño hijo, quien ya estaba sonriendo y balbuceando con felicidad al estar con su abuela, quien no hacía más que mimarlo.
“Ve tranquilo, hijo”
Mamá me guiñó un ojo.
“Te prometo que soy la más feliz al quedarme con este bebé hermoso”, dijo con emoción, y le creía, pues su mirada me lo decía todo.
“Cualquier cosa me llamas, estaré pendiente al celular”, dije y ella asintió con la cabeza en respuesta.
.
.
.
Si encuentras algún error (contenido no estándar, redirecciones de anuncios, enlaces rotos, etc.), por favor avísanos para que podamos solucionarlo lo antes posible.
Reportar