El bebe de mi jefe -
Capitulo 40
Capitulo 40:
Ángel estaba sentado sobre una piscina de pelotas de colores, mientras tenía a Asher cargado sobre sí y lo abrazaba con fuerza. Sonreí con ternura ante esa imagen y de inmediato me acerqué a ellos al ver que mi prima le tomaba fotos como loca.
Alcé una mano hacia Ángel y él me sonrió en respuesta, a la vez que besaba la coronilla de Asher.
“Creo que lo hemos conseguido”, musité hacia Amalia, rodeando su hombro con mi brazo.
“Ya se aman”.
“Sí, sin duda crecerán como hermanos, tal cual nosotros”, respondió ella con emoción.
“Ahora tan solo falta que Alexander se nos una al clan de padres”, bromeé soltando una risa, la cual fue correspondida por Amalia, pues en el fondo ambos sabíamos que eso no sería factible en un buen tiempo.
“Aunque si las cosas salen bien con Wang, ¿Quién sabe?”, cuestioné.
“Con mi hermano es mejor no hacerse ilusiones, ya lo sabes”
Guiñó un ojo y yo asentí con la cabeza.
POV Athom…
Me sentía muy confundido y aterrado desde aquel día en el parque con los niños, pues no había podido sacarme las locas ideas de mi prima de la cabeza.
De solo pensar en que me estaba comenzando a gustar Ruby, sentía terror, pues no quería echar todo a perder.
Ella estaba saliendo de una relación tormentosa y no necesitaba tener este tipo de problemas, como el hecho de que su jefe esté encaprichado con ella.
Pero ¿Cómo podía dejar de pensar en ella?
¡Se me hacía muy difícil!
Tan solo verla cargar a Asher y sostenerlo contra su pecho mientras besaba su coronilla me provocaba mil cosas.
Me encontraba en una constante lucha interna, en la cual me obligaba a mí mismo a dejar de pensar en Ruby como algo más que una amiga.
Pero por otra parte, no dejaba de fantasear con la idea de que algo entre nosotros pudiera surgir con el tiempo.
“Hola, primito”
Saludó Alexander al entrar en mi despacho como si nada. Le sonreí y le hice un ademán para que se sentara frente a mí.
“Hola, Alex”
Saludé.
“¿Qué te trae por aquí?”, pregunté con curiosidad.
“¿Acaso debo pedir una cita para verte, imbécil?”
Cuestionó de vuelta alzando una ceja y logrando sacarme una sonrisa.
“Wow, veo que estás un poco sensible”
Me encogí de hombros y él negó con la cabeza.
“Pues solo pasaba a decirte que en la noche tu y yo saldremos a beber, como en los viejos tiempos”, me guiñó un ojo y yo arrugué las cejas en respuesta, pues algo me decía que mi primo no estaba bien y necesitaba de mi compañía para aclarar sus ideas.
“Las cosas han cambiado, pues ahora tengo un hijo, Alex”, musité.
“Debo ver si Ruby puede cuidarlo, de lo contrario, no podré ir”.
“¿Qué te hace pensar que aquella linda pelirroja se negará a hacerte un favor?”, preguntó con picardía.
Giré los ojos con fastidio y luego simplemente él se puso de pie.
“Me tengo que ir, solo pasé a avisarte en persona porque voy a una reunión aquí cerca”.
“Está bien”
Sonreí de medio lado.
“Luego te aviso si podré ir, pues pensándolo bien, me haría bien despejar las ideas”.
“No te hagas de rogar, Patel”
Me guiñó un ojo y luego se dio media vuelta para desaparecer de mi vista.
Me reí un momento, pues Alexander era tan espontáneo que algunas veces deseaba ser un poco más como él, y no ser tan estructurado con mis planes o incluso con mi propia vida.
Mi computadora se encendió de manera automática, lo que solo significaba una cosa: estaba por comenzar otra reunión más.
Me enderecé en mi silla y abrí mi agenda para verificar que efectivamente tenía una reunión con el representante de DF Medios, por lo que esperaba que me diera la fecha de lanzamiento de nuestro videojuego.
Cuando vi a aquel chico al otro lado de la pantalla, le sonreí con cordialidad y mi mente se fue directamente a ese proyecto que me tenía tan emocionado, dejando de lado por un instante las locas fantasías que estaba teniendo con mi secretaria.
Abrí la puerta de mi casa y de inmediato escuché aquella canción infantil que Ruby solía ponerle a Asher para hacerlo dormir, por lo que en silencio me acerqué a la habitación de mi hijo. Cuando llegué hasta ahí, no entré, nada más me quedé observando la escena desde la puerta, pues me parecía adorable ver cómo Ruby se balanceaba con Asher en sus brazos para hacerlo dormir.
Un escalofrío me recorrió la espina, pues se me hacía muy lindo el hecho de que aquella pelirroja quisiera tanto a Asher y lo cuidara tan bien, ya que le entregaba muchísimo más de lo que yo le pedía.
Diablos, ya parecía un vil acosador, por lo que al caer en cuenta carraspeé para llamar la atención de aquella mujer que me estaba dando la espalda y con eso hacerle notar que ya había vuelto de la oficina.
Como predije, Ruby se giró lentamente y me sonrió a modo de saludo.
Asentí hacia ella y luego me di media vuelta, dejándola a solas con Asher para que pudiera acabar con su cometido.
Fui directo a la cocina y preparé un café mientras esperaba que Ruby saliera de la habitación para poder pedirle el gran favor que necesitaba.
“Asher ya se durmió”
Me informó Ruby entrando a la cocina.
Alcé la mirada hacia ella y le sonreí de medio lado.
“Gracias, Ruby”, musité.
“Por cierto, ¿Tienes planes para hoy por la noche?”, pregunté.
Su mirada se iluminó y de inmediato negó con la cabeza.
“No, no tengo planes”
Se encogió de hombros.
“Es triste, pero es viernes por la noche y yo pretendo hacer una maratón de mi serie favorita mientras me devoro muchas golosinas”.
Me reí ante su confesión y luego le di un sorbo a mi taza de café, preparando mis palabras.
“¿Te gustaría quedarte con Asher hoy por la noche?”, pregunté directamente y la confusión se instaló en su mirada.
“Alexander quiere que salga con él, y pues no puedo llevar a Asher con nosotros…”, susurré evaluando la reacción de aquella pelirroja.
“Obviamente te pagaré extra por esto, pues está fuera del acuerdo y del horario que habíamos definido”.
“No te preocupes por eso, Athom”
Negó de inmediato y un cosquilleo me recorrió la piel al escucharla llamarme por mi nombre.
Diablos, eso se escuchaba tan bien.
“Puedes pedir pizza, golosinas o lo que quieras”.
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