El bebe de mi jefe
Capitulo 31

Capitulo 31:

Ya estaba apareciendo un hermoso atardecer frente a mis ojos y poder ver los colores en el cielo me hacían sentir una extraña tranquilidad y paz interior.

Desde que todo me había explotado en la cara respecto a mi relación con Andi, las cosas poco a poco fueron tomando su lugar, y comencé a entender que esa relación me estaba consumiendo poco a poco, cada día más.

Ahora que ya no estaba con él, me sentía diferente, como si ya no tuviera mayores preocupaciones negativas en mi vida.

Dejar a Andi me había devuelto la calma, y poder ver eso me hacía sentir segura en mi nuevo hogar, reforzando la idea de que todo pasaba por algo, y sintiéndome agradecida al haberlo descubierto en su mentira, pues de lo contrario seguiría engañada bajo su fachada de chico bueno.

Miré hacia el suelo al sentir una bolita de pelos sentarse sobre mis pies descalzos y sonreí al ver a Zafiro alzar la cabeza hacia mí, a la vez que maullaba por mi atención.

Me agaché y la tomé en mis brazos, para después entrar en nuestro nuevo hogar y buscar su bolsa de comida para servir un poco en el hermoso plato color rosa que Josh había escogido para ella.

Mi celular comenzó a sonar anunciando una llamada, por lo que dejé sola a Zafiro y corrí a mi habitación para tomar el artefacto entre mis manos y contestar la llamada.

Mi corazón palpitó con fuerza al ver que se trataba de mi jefe, por lo que temí que algo malo le hubiera ocurrido a Asher, de lo contrario, no encontraba otro motivo para que Athom Patel me llamara un domingo por la tarde.

“Buenas tardes, jefe”, contesté de inmediato.

“Buenas tardes, Ruby”, saludó él con calma.

“Lamento molestarte en tu día de descanso”, dijo con pesar.

“Pero necesito de tu ayuda, con algo de urgencia”.

“Claro, dígame”

Accedí de inmediato.

“¿Qué ocurre?”

Cuestioné un poco preocupada.

“¿Recuerdas que te pedí ayuda para encontrar una niñera para Asher?”, preguntó a modo casual.

Diablos, con tanto en mi mente lo había olvidado por completo.

“¡Claro!”, dije de inmediato, fingiendo que no lo había olvidado.

“Yo…”

“Te envié mis requisitos por correo electrónico, para que mañana puedas comenzar a trabajar en eso”, me interrumpió antes de que pudiera decir algo, y agradezco aquella interrupción, porque me deja ver que en realidad aún estoy a tiempo de arreglar mi olvido.

“Si te soy sincero, necesito a alguien urgente, porque a Asher no le hace bien estar todo el día metido en la oficina contigo o conmigo. Quiero a alguien que lo cuide y que le dedique toda su atención”.

“De acuerdo, jefe, mañana comenzaré con aquella misión”

Sonreí al escucharlo hablar de ese modo, pues no tenía dudas de que el pequeño Asher había llegado a las mejores manos, pues su padre estaba dando todo para hacer de su vida la mejor.

“Gracias, Ruby”, dijo él soltando un suspiro.

“Que tengas un buen descanso, nos vemos mañana”

“Igualmente, jefe”.

La llamada finalizó y de inmediato abrí mi correo electrónico para confirmar que efectivamente mi jefe me había enviado aquel correo hace poco.

Suspiré de alivio al encontrarlo y como no tenía más que hacer, comencé con la búsqueda de niñeras por internet, anotando números en mi agenda del trabajo, y haciendo comentarios según lo que indicaban en las páginas de internet que ofrecían servicios de cuidado para niños.

Necesitaba encontrar a una persona que accediera a firmar un contrato de confidencialidad, debido al cargo que tenía mi jefe, además de alguien que pudiera dedicarse a tiempo completo a Asher, mientras estuviera a su cargo.

Mi jefe había sido claro en sus requisitos, y yo esperaba poder encontrar a alguien que cumpliera con todo eso.

Navegué por internet varios minutos, registrando contactos y números telefónicos, hasta que de pronto, mi celular volvió a sonar, pero esta vez sentí un enorme vacío en el estómago al notar que se trataba de mamá, pues eso solo significaba una cosa, que debería contarle lo ocurrido con Andi, ya que entre ambas nunca había secretos.

“Hola, madre”, saludé.

“¿Cómo estás, Ruby?”, preguntó ella de inmediato.

“Esperé a que llamaras para contarme cómo te fue con la búsqueda de tu nuevo gato, ¿Andi lo aceptó?”, dijo haciéndome reír, pues en definitiva, ese era el menor de mis problemas.

“Ay, no me digas que cediste a no tener un nuevo gato por ese imbécil que tienes por novio”.

Exploté en carcajadas ante las palabras de mamá, pues seguro estaría muy feliz al escuchar lo que tengo para decirle sobre mi ruptura con Andi.

“Ay, madre…”, suspiré.

“No tienes ni idea de lo que ocurrió en estos dos días”.

“¡Pues dime, niña!”, chilló espantada.

“Al llegar al departamento me encontré con Andi acostado con su mejor amigo, ya te podrás imaginar qué estaban haciendo, desnudos, en mi cama”, solté sin anestesia.

Mi madre guardó silencio por varios segundos, hasta que por fin habló otra vez.

“Cuéntame todo, Ruby Smith”.

Y así me pasé el resto de la tarde hablando con mi madre sobre lo que había visto, mi cambio de casa, la llegada de Zafiro y sobre lo más importante: mi extraño sentimiento de tranquilidad al dejar la relación con Andi.

“Cariño, todo cae por su propio peso, y estoy segura que has venido a este mundo por cosas mejores que una relación donde te amaban a medias”, dijo finalmente haciéndome sonreír con esperanza, pues estaba segura de que mi madre tenía la razón.

POV Athom…

“¿En serio estás trabajando un día domingo por la tarde, hijo?”, preguntó papá entrando en el despacho que tenía en casa, con dos latas de cerveza.

Me extendió una y yo la recibí con una sonrisa en los labios, pues hacía mucho que no teníamos el tiempo de compartir un momento así, de padre e hijo.

“Solo le estaba pidiendo a Ruby que me ayude con la búsqueda de una niñera para Asher”, expliqué bajando la pantalla de mi computadora y dejándola a un lado para darle mi atención a aquel hombre que me había dado la vida.

“¿Mamá está con su nieto?”, pregunté con diversión, pues mi madre desde que se había enterado que era abuela, no perdía el tiempo para estar pegada al pequeño Asher.

“Están afuera en el jardín”, me dijo sonriente, para después darle un sorbo a su lata de cerveza.

“¿Puedes creer que ya está planeando pintarte junto a Asher?”, preguntó.

Me reí y asentí con la cabeza, pues mi madre, al ser una excelente pintora, no perdía la oportunidad de mostrarnos su talento.

“Me alegra que ya se haya adaptado a él, porque por un momento pensé que ustedes no lo aceptarían en la familia”.

Reconocí con algo de amargura ante aquel pensamiento.

“¿Por qué haríamos tal cosa?”

Papá arrugó las cejas con confusión.

“Es tu hijo, sea como sea, llegó a nuestras vidas con el propósito de alegrar nuestros corazones”.

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