El bebe de mi jefe -
Capitulo 30
Capitulo 30:
“¿Entonces no pagarás el arriendo de este mes?”
Cuestionó directamente, con los ojos cristalizados.
“No, este mes no me apetece hacer caridad contigo”
Negué con la cabeza y le sonreí sin más, para después abandonar por completo aquel lugar, el cual cada vez se sentía más reducido, como si las paredes fueran a asfixiarme.
Bajé rápidamente hasta el primer piso del edificio y corrí por la calle, con mi maleta a rastras, hasta encontrar un taxi disponible. Le pedí al chofer que me dejara en un hotel en el centro de la ciudad, pues necesitaba dónde dormir y no quería volver a casa de mis padres, pues no estaba preparada para contarles lo que había visto.
Mientras miraba el paisaje a través de la ventana del taxi, miles de recuerdos invadieron mi mente, haciéndome ver cada uno de los momentos que yo pensé que habían sido especiales para ambos. Me cuestioné si todo eso había sido real, si él me habría amado en cierto punto, o si era cierto que lo nuestro no era más que una tapadera.
Mordí mi labio inferior mientras una lágrima traicionera recorrió mi mejilla, dejándome ver que en realidad, aunque no quisiera, lo que Andi me había hecho sí había calado dentro de mí.
M!erda, no podía creer que aunque me había entregado por completo a Andi, él había decidido que engañarme era lo más sensato.
Ignoré la curiosa mirada del chofer, quien me observaba por el espejo retrovisor con cautela, como si yo fuese a quebrarme en cualquier momento.
Me tragué mis lágrimas, pues no estaba dispuesta a dedicarle nada más a Andi, ni siquiera mi pena, pues él no se merecía nada de mí.
Me repetí en mi cabeza que desde ahora yo debía ser mi única prioridad, pues en algún punto esta relación había provocado que yo me perdiera, y mi labor ahora era encontrarme conmigo misma y volver a ser la misma Ruby que antes, e incluso, una mejor versión que aquella inocente chica que nunca se cuestionaba las cosas y dejaba que el resto pasara por sobre ella, aceptando cosas que sabía que no merecía
Mientras una lágrima más se liberó de mis ojos, sonreí, pues tenía claro que esto marcaría un nuevo inicio.
…
POV Ruby…
“Me siento estafado”, musitó Josh a mi lado, mientras me ayudaba a acomodar mi nueva cama en el centro de la habitación.
“¿Por qué lo dices?”
Cuestioné confundida.
“Mi radar g%y falló”
Hizo una mueca con los labios.
“Debí haber previsto que Andi resultaría ser un g%y de clóset”.
Me reí al escuchar las palabras de mi compañero de trabajo y amigo, quien amablemente se había ofrecido a ayudarme con mi cambio de casa.
Había tenido la suerte de encontrar un nuevo departamento en cuestión de días, y además, que este se encontrara a pocos minutos de mi lugar de trabajo, pues al parecer, los días de llegar tarde habían llegado a su fin.
“No hablemos de esa rata de alcantarilla, por favor”, le pedí una vez mi cama quedó en el lugar que quería. Sin pensarlo, me lancé sobre ella y sonreí al sentir lo cómoda que era.
Definitivamente, a partir de ahora dormiría mucho mejor, pues este suave colchón era lo mejor que le había pasado a mi espalda.
“Vamos, hay que acomodar el sillón”, dijo Josh haciendo un movimiento con su mano para que me levantara de aquella cama que se negaba a dejarme ir.
Lo sentí salir de mi habitación y me quedé acostada un momento más, mientras pensaba en la locura que se había convertido mi vida en los últimos dos días.
Al llegar a ese hotel de paso, lo único que pude hacer fue llorar por varias horas, mientras mi autoestima caía en picada, hasta que Josh apareció por milagro con una llamada telefónica, y fue ahí donde le conté todo lo que había ocurrido con mi ex novio.
Josh me había buscado este departamento y me había ayudado a firmar los contratos de arriendo, por lo que si yo estaba aquí, disfrutando de un lugar seguro y tranquilo, era gracias a él.
“¡Ruby!”
Chilló Josh desde la sala principal.
“¡Te llegó visita!”
Arrugué las cejas con confusión, pues apenas llevaba medio día en esta casa, por lo que era imposible que alguien viniera a verme, ya que ni mis padres estaban enterados de mi cambio de casa.
Me levanté de un salto y caminé a paso rápido por mi nuevo hogar hasta llegar a la puerta principal y encontrarme con una escena que logró ponerme los ojos aguados.
Josh tenía entre sus brazos a un pequeño gatito anaranjado que maullaba y se removía inquieto.
“¿Qué significa esto?”, pregunté acercándome lentamente a mi amigo y mirando con curiosidad a aquella pequeña criatura.
“Desde ahora, esta será tu compañera”, dijo mi amigo extendiéndome a la gata.
Sonreí al entender a lo que se refería Josh y tomé a la pequeña entre mis brazos, a la vez que me dejaba encantar por sus enormes ojos y carita adorable.
Recordé entonces que le había comentado a Josh que ese día había llegado antes al departamento por las inmensas ganas que tenía de poder adoptar a un gatito, y que mi amigo se haya preocupado hasta de este detalle me hacía sentir enormemente cuidada y valorada.
“Gracias, Josh”, dije a la vez que las lágrimas comenzaron a rodar libres por mis mejillas ante la emoción del momento.
“Ay, no”, negó con la cabeza.
“No llores, Ruby”, pidió con una mueca en los labios y luego se acercó para abrazarme con fuerza, mientras el pequeño gatito no dejaba de removerse entre mis brazos con intensos maullidos.
“Mejor piensa en un nombre para ella”.
“Diablos, creo que tendré que comprar todo un equipamiento para ti”, le dije a la gatita, quien solo me respondió con un adorable miau.
“De hecho, todo viene en camino”, musitó Josh al guiñar un ojo hacia mi.
“Lo compré con tu tarjeta, espero no te moleste”, me guiñó un ojo.
“¿Por qué eres g%y?”, pregunté con una sonrisa en los labios.
“Deberíamos casarnos, o algo así”.
“Ay, Ruby”
Soltó mi amigo con una risotada.
“Mejor será que comiences a fijarte en hombres heterosexuales, pues no estoy a tu alcance”
Me sacó la lengua y luego se acercó al sillón que habíamos comprado ayer, el cual aún estaba embalado.
Miré a la pequeña gatita y me agaché para dejarla caminar en el suelo de mi nuevo hogar, pensando en cómo podría llamarla, pues aún no conseguía procesar que por fin tenía un nuevo integrante en la familia.
“Te llamarás Zafiro”, musité hacia ella con una sonrisa.
“¿Seguirás con tu linaje de piedras preciosas?”
Cuestionó Josh al escucharme.
“Bueno, acepto que es original, como el tuyo”.
“Sí, creo que es el nombre indicado”
Señalé con una enorme sonrisa al verla acercarse a mí para pasar su cola entre mis piernas.
Lo que más amaba de este nuevo departamento es que tenía un balcón que me permitía ver la ciudad iluminada.
.
.
.
Si encuentras algún error (contenido no estándar, redirecciones de anuncios, enlaces rotos, etc.), por favor avísanos para que podamos solucionarlo lo antes posible.
Reportar