El bebe de mi jefe -
Capitulo 26
Capitulo 26:
Tía Amanda se llevaba el premio por haber ayudado a que mis padres tuvieran su historia de amor años atrás, aunque esa era una historia larga y complicada de explicar. La abracé con fuerza y ella correspondió al gesto, hundiendo su rostro en mi pecho.
Ella se había casado y era muy feliz con su esposo, pero habían decidido no tener hijos, por lo que yo había sido el niño afortunado que había recibido todos sus mimos y consejos.
En conclusión, esa mujer era muy importante para mí. Una vez terminado el abrazo, le sonreí de medio lado y puse mi brazo en forma de jarra para que enganchase el suyo al mío, luego comenzamos a caminar hacia el jardín de la enorme casa.
«Hoy vengo con una buena noticia, madrina», le comenté, provocando su curiosidad.
«¿Te vas a casar o serás padre?», afirmó con seguridad, examinando mi rostro con cautela. Me reí y luego hice una mueca.
«Tibio», le guiñé un ojo, provocando que sus ojos se abrieran un poco más de lo normal.
«Pero en un momento les contaré a todos».
«¡Ya llegó Athom!», chilló mi madrina, respetando mi decisión y anunciando mi entrada, para luego sonreír con dulzura y alejarse en dirección a su esposo, quien alzó la mano hacia mí en forma de saludo.
Miré hacia el frente al tiempo que cruzaba la puerta hacia el jardín y sonreí al ver a mi madre a pocos pasos, con una enorme sonrisa marcada en los labios.
“Definitivamente los años no pasan para ti, madre”, le dije al detenerme frente a ella y rodearla con un fuerte abrazo que me hizo sentir como si un vacío se llenara en mi interior.
“Has heredado esa excesiva amabilidad de tu padre”, musitó ella, aún rodeada por mis brazos.
“¡Te extrañaba tanto, hijo!”, exclamó, haciéndome reír.
“Ya, deja que el chico salude a los demás. No seas acaparadora, Aurora”, musitó Tía Ivy a su lado, haciendo que mamá se hiciera a un lado para que ella pudiera abrazarme con fuerza.
Tía Ivy era una mujer muy atrevida y desde que tengo uso de razón, se ha teñido el cabello de diversos colores, pero siempre vuelve a ese tono de azul eléctrico tan llamativo que ahora traía encima.
Ella es prima de mi padre, y esposa de Tío Oliver, quien también es hermano de mi madre. Sí, nuestra familia era particularmente rara, pero eran las mejores personas que conocía.
“Se te da bien esto de ser el centro de atención, primo”, dijo Alexander llegando a mi lado y rodeando mis hombros con su brazo, dejando aquella frase con la clara intención de fastidiarme, pues sabía que pronto dejaría caer la bomba de mi paternidad.
Miré de reojo a mi primo y giré los ojos fingiendo fastidio.
“¿Dónde está mi ahijado? Quiero verlo”, pregunté al no verlo por ningún lado, cambiando el tema totalmente.
“¿Ya ves que no te digo mentiras, madre?”
Cuestionó Alexander hacia Tía Ivy, quien no dejaba de susurrar cosas a mi madre, quien le respondía en el mismo tono de voz, como si tuvieran un gran secreto entre manos.
“¿Qué dices, cariño?”, preguntó ella, volviendo a vernos con una sonrisa, al igual que mamá.
“Te decía que Athom continúa siendo un amargado”.
“Solo preguntaba dónde está Ángel”, dije alzando una ceja hacia Alex.
“Está con tu padre y Oliver”, respondió mamá, enganchando su brazo al mío.
“Vamos, te acompaño”.
Asentí hacia ella y justo cuando estábamos comenzando a caminar en dirección contraria, escuché a mis espaldas aquel sonido infantil al que ya me estaba acostumbrando.
“¿Y ese bebé?”, preguntó Tía Ivy mirando con curiosidad hacia un punto tras de mí. Me volteé hacia donde se dirigía su mirada y me encontré con Amalia, quien traía a Asher entre sus brazos con una sonrisa.
“Es mi hijo”
Lanzé sin anestesia y de manera apresurada.
El agarre de mamá en mi brazo se desvaneció y se giró lentamente hasta mirarme fijamente, con los ojos bien abiertos.
“Familia, les presento a Asher, mi hijo”, sonreí de medio lado.
Me acerqué a Amalia y tomé al pequeño entre mis brazos, quien de inmediato comenzó a balbucear cosas inteligibles en su idioma infantil.
Mi madre abrió la boca sin saber bien qué decir, y sus ojos no perdían detalle alguno de Asher.
“¡Hijo, ya llegaste!”
Miré hacia un lado y suspiré al ver a mi padre caminar hacia nosotros, con Ángel entre sus brazos y Tío Oliver a su lado. Ambos miraron confundidos a Asher y yo sonreí de manera tensa, intentando hacer que todos reaccionaran ante la noticia que había soltado sin anestesia alguna, pues incluso mi madrina se había acercado a nosotros junto a su esposo.
“Athom…”
Advirtió mamá mirándome como si me hubiera salido un enorme grano en la frente.
“¿A qué estás jugando?”, preguntó.
“No es ningún juego, madre”
Puntualicé, sintiéndome un poco dolido con su reacción.
“Esto también me ha tomado por sorpresa, pero resulta que hace varios meses atrás tuve relaciones sexuales sin protección y aquí está el resultado”
Señalé a Asher con mi mentón.
“Él llegó a mi oficina hace algunos días sin previo aviso”.
“Dios mío…”, musitó Tía Ivy, llevando una mano a su boca en señal de auténtica sorpresa.
“Sí, y antes de que muchas teorías pasen por sus locas cabezas, hay un examen de ADN que avala esta paternidad”, dijo Alexander, llegando a mi lado para tomar a Asher en sus brazos, quien de inmediato chilló emocionado y tomó su nariz entre su pequeña mano y se la apretó, haciendo a mi primo reír.
“No puedo creerlo…”, susurró papá aún con mi ahijado entre sus brazos, quien no dejaba de ver a Asher con curiosidad, pues en la familia no había más niños que él, y por lo mismo, era el consentido.
“Soy abuela”, espetó mi madre con los ojos enstalizados y luego negó con la cabeza como si no pudiera creerlo.
“Diablos, Athom. ¿Cómo es posible que no me dijeras antes?”, cuestionó frunciendo las cejas y cruzándose de brazos.
“¡Hubiera traído un regalo para mi nieto!”
“Cariño, creo que estás exagerando”, musitó papá acercándose a ella y rodeándola con su brazo, para luego mirarme con una sonrisa.
“Felicidades, hijo”.
Sonreí y luego, sin previo aviso, mi madre se acercó a mí y me apretó en un fuerte abrazo que logró reconfortarme.
“Gracias por hacerme abuela”, musitó, haciendo reír a papá.
“Seré la mejor, te lo juro”.
Luego de haber hecho las respectivas presentaciones, todos querían tener la atención del pequeño Asher, por lo que aproveché para alejarme un poco del grupo y poder respirar con tranquilidad, procesando lo que acababa de ocurrir aquí.
“¿Sabes? Por parte de Maddy, mis padres y yo somos todo lo que Asher tiene”, murmuró Max, acercándose a mí con una sonrisa triste en los labios.
“Por desgracia, mi prima creció sin padres ni hermanos, por lo que me duele pensar que su vida ha sido tan dura y que además, acabará pronto a causa del maldito cáncer”.
Los ojos del esposo de mi prima se nublaron y pronto las lágrimas corrieron por sus mejillas. Lo entendía, pues si Amalia estuviera en la situación de Madison, estaría incluso peor de lo que Max me estaba dejando ver.
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