El bebe de mi jefe
Capitulo 18

Capitulo 18:

“Hay unos que son muy buenos y vienen listos en papilla, para calentar y servir”, me comentó mientras yo asentía con la cabeza e intentaba absorber la mayor cantidad de información.

Principio del formulario

“También debo comprar una silla para el automóvil”, comenté a su lado y entonces Amalia se volteó para sonreír.

“Deberías pensar en buscar una niñera para Asher”, musitó.

“Pues no creo que lo quieras llevar al trabajo contigo todos los días”.

Hice una mueca con los labios, pues claramente no había pensado en eso, y tenía sentido, pues no creía poder trabajar bien con Asher todos los días en mi oficina, pues a mis inversores no les gustará tener a un bebé balbuceando mientras hablamos de cerrar negocios.

“Pero tranquilo, pues estoy segura que hay una guapa pelirroja que estará feliz en ayudarte con eso”, me guiñó un ojo y yo giré los ojos ante aquella insinuación por su parte.

“¿Qué te dio con Ruby?”

Cuestioné en respuesta.

“Solo me di cuenta que harían una linda pareja”

Se encogió de hombros en respuesta y luego me jaló al interior de una enorme tienda para bebés que tenía miles y miles de productos, lo que me hizo sentir agobiado, pues no conocía ni la mitad de las cosas que estaban allí.

“Este es el paraíso de bebés”, me explicó Amalia haciéndome reír, pues claramente, para mí no lo era.

Luego de un día muy agotador, Asher y yo habíamos vuelto a casa, y esta vez me sentía un poco más seguro al estar solos con él, pues ya tenía su comida molida, y además había comprado una silla transportadora para el automóvil y ropa nueva, todo acompañado de muchas cosas que Amalia le había comprado, como baberos, mordedores y juguetes de estimulación sensorial.

Me sentía como un cuidador responsable, porque con Amalia había aprendido cómo cargarlo de la manera correcta y cómo podía hacerlo dormir en la noche.

“Creo que lo mejor será que comamos algo antes de ir a dormir”, le dije al pequeño que se encontraba sentado en una silla alta que había enviado Amalia la noche anterior.

“Vamos a ver si Amalia tiene razón y esta comida te gusta”.

Abrí la bolsa que estaba llena de frascos con comida para bebé y tomé uno, siguiendo todas las indicaciones para que Asher pudiera disfrutar de aquello.

La calenté en el horno y luego me senté al lado del pequeño para dársela en la boca.

Asher balbuceó muchas cosas ininteligibles mientras comía, pero parecía feliz al probar la nueva comida, por lo que rápidamente tomé mi celular y le envié una fotografía del momento a Amalia, la cual respondió con muchos corazones al ver al pequeño con la cara embarrada en comida, pero con su típica sonrisa amplia. Sonreí al ver a Asher comer con tantas ganas, pero luego un mensaje de Ruby desvió mi atención.

«Jefe, Madison Taylor llamó hoy por la tarde y dejó el siguiente mensaje para usted…”

[Necesito que Athom sepa que estaré internada en la clínica oncológica Kathleen Kilgour, por si mi hijo necesita algo, o quiere ir a visitarme]

Luego de eso, ella finalizó la llamada.

“Diablos”, murmuré al leer aquello y de inmediato le di las gracias a Ruby, para después pedirle que por favor consiguiera personal para que viniera a mi casa a armar todo lo que quedaba pendiente del mobiliario para Asher

Bloqueé mi celular y luego miré al bebé a mi lado, sintiéndome extraño, pues él parecía estar muy cómodo, mientras yo no tenía idea de cómo cuidarlo de la mejor manera, aunque estaba intentando aprender cómo hacerlo.

Entonces, nuevamente sentí pena por la situación en que se encontraba Asher, pues si no resultaba ser mi hijo, alguien más tendría que hacerse cargo de él, y no sabía si él tendría todo lo que necesitaba.

Seguro no era fácil crecer sabiendo que tu madre estaba muerta.

Yo amaba a mi madre, era mi heroína, por lo que sentía mucha tristeza al saber que Madison moriría tan joven, dejando a su hijo sin madre.

“Prometo que voy a cuidarte, Asher”, le dije al pequeño, mientras sus intensos ojos azules me atrapaban junto a una sonrisa.

“Sí, lo digo en serio… no voy a dejarte a la deriva, pues solo eres un bebé, y no mereces pasar miserias a tan corta edad”.

Asentí con la cabeza ante mis propias palabras y luego sonreí cuando su mano se afirmó sobre la mía.

“Seguro que cuando yo sea viejo, tú podrás devolverme la mano y cambiarme los pañales cuando tenga incontinencia urinaria”

Me reí de mí mismo, pues claramente Asher no estaba entendiendo nada sobre esta conversación.

Terminé de darle la comida y luego fui hasta mi habitación, donde le cambié el pañal y luego le puse un cómodo pijama.

Lo abracé y me moví de manera lenta, mientras poco a poco, el cansancio se apoderaba de ambos, haciéndome caer dormido con el pequeño entre mis brazos.

POV Ruby…

M!erda, m!erda, m!erda.

A pesar de haberme levantado de la cama con mucha anticipación, nuevamente estaba atrasada para llegar a la empresa.

Tomé mi bolsa y me puse un abrigo por encima, de la manera más rápida que podía, intentando salir rápido de casa, pues no quería volver a llegar tarde y tener que pedirle disculpas eternas a mi jefe.

“¿Ruby, estás en casa?”

Me congelé en mi lugar al escuchar la voz de Andi al otro lado de la casa, y cuando él apareció en mi campo de visión, sentí que podría vomitar en ese mismo lugar a causa de los nervios de tener que enfrentarlo. Nuestras miradas conectaron y entonces la rabia me invadió, pues me sentía dolida al no haber recibido respuesta de su parte ayer en todo el día, y además, tampoco se había dignado a volver a casa.

“Buenos días, Andi”, dije con simpleza e intenté ignorarlo, pues no tenía tiempo para él en ese momento.

Le pasé por un lado y él me agarró del brazo con fuerza antes de que pudiera escapar.

“Ya me voy al trabajo”, musité con la intención de que me suelte.

“¿Así me recibes?”, preguntó ofendido.

Lo miré de reojo y sonreí con ironía, pues no podía creer su actitud de m!erda.

“¿Cómo debería hacerlo?”, cuestioné de vuelta.

“Luego de no haber llegado a dormir por dos días seguidos, tal vez pensé que no te importaba esta relación”, espeté con dureza.

“Sobre todo porque decidiste ignorar nuestro aniversario para irte con tus amigos”, dije con furia.

Sus ojos me enfocaron y yo le di la cara, mostrándome segura de mí misma y de lo que estaba reclamándole.

«Eres una exagerada, Ruby”, dijo con una sonrisa fingida.

“¿Ya ves por qué me desaparezco? ¡Porque eres una persona tóxica!»

Me quedé callada mientras lo veía hacer esto una vez más, el hecho de culparme por todo lo que él hacía o dejaba de hacer, como si realmente la culpa fuera mía.

“Luego tendremos tiempo para hablar”

Espeté escondiendo las inmensas ganas de llorar que guardaba.

“No lo creo, Ruby, pues tengo muchas cosas que hacer más tarde”.

Negó de inmediato con la cabeza, dejando mi brazo en libertad.

“Mejor me dices ahora lo que te pasa”.

«Andi, te recuerdo que tengo que ir a trabajar», dije mordiendo mi labio inferior a la vez que mis ojos comenzaban a picar.

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