El bebe de mi jefe
Capitulo 19

Capitulo 19:

“¡Claro!”

Abrió los brazos y los dejó caer a sus costados.

“¡Cualquier cosa es más importante que yo!”

“¿Qué dices?”

Cuestioné al cruzarme de brazos y mirarlo con confusión.

“¡Eres tú el que me evade cada vez que puede!”

Negué con la cabeza y luego simplemente suspiré con agobio, pues Andi nunca entendería mi punto en esta conversación, por lo que caminé hacia la puerta de casa, mientras él me seguía de cerca.

“¿Ah sí?”

Cuestionó con ironía a mis espaldas.

“Pues lo que yo veo es que tú eres la que se va mientras hablamos”.

“Vete a la m!erda, Andi”, dije antes de salir corriendo de casa.

Salí del edificio, mientras me tragaba las enormes ganas de llorar que sentía, pues no le daría el gusto a Andi de hacerme sentir mal y culpable por sus malditas acciones.

Caminé hasta encontrar un taxi disponible y miré la hora en mi celular maldiciendo al notar que en efecto llegaría tarde una vez más, pues aún me quedaba media hora de trayecto.

Por suerte, un taxi se detuvo en mi camino y me subí de inmediato, sintiendo algo de alivio.

“¿A dónde se dirige, señora?”, me preguntó el conductor del taxi una vez me subí. Hice una mueca al escuchar aquella manera de referirse a mí, pues odiaba que me trataran de señora solo por verme con un vestido elegante y tacones.

“Voy a Intelligent en el centro de la ciudad”, dije de inmediato y luego me crucé de brazos sin poder aguantarme las palabras que tenía atragantadas.

“Y soy joven, no señora”.

El conductor me miró avergonzado y se deshizo en disculpas, las cuales acepté, para después revisar mis mensajes pendientes para aprovechar el tiempo mientras me dirigía a la oficina.

Noté que luego de mi mensaje de anoche, mi jefe me había pedido enviar a su casa personal para que pudieran armar el mobiliario que faltaba para Asher, por lo que de inmediato me puse en contacto con una empresa que se dedicaba a armar muebles, y que además, eran de confianza, pues no podía meter a cualquier persona a la casa del mismísimo Athom Patel.

Bufé al ver que Andi me había escrito un mensaje hace unos minutos, pero no me desgasté en él y decidí ignorar su intento de comunicarse conmigo, a la vez que comencé a organizar la agenda diaria de mi jefe en el organizador digital, pues una cosa era llegar tarde, y otra era hacer mal mi trabajo.

Luego de aproximadamente media hora, por fin el taxi se detuvo fuera del edificio de Intelligent, lo que me tranquilizó un poco.

“¿Cuánto le debo?”, le pregunté al conductor, quien sonrió muy feliz al voltearse hacia mí.

“Son solo 150 dólares, señorita”, me guiñó un ojo.

Arrugué mis cejas a la vez que bufé para luego resignarme a tomar los billetes desde mi bolsa y extenderlos a aquel taxista, que al parecer, se había hecho el sueldo del día conmigo.

Me bajé del taxi y corrí hacia la entrada del edificio, me subí en el ascensor y llegué casi sin aliento hasta mi cubículo de trabajo, pues había corrido mucho en poco tiempo y no estaba acostumbrada a eso. Al mirar en mi escritorio suspiré al notar que había una nota escrita por mi jefe, la cual decía que me esperaba en su despacho apenas llegara.

M!erda, m!erda, m!erda.

Acomodé rápidamente mis cosas en mi lugar de trabajo y luego me arreglé un poco el cabello, pues seguro parecía una loca toda despeinada al haber corrido, y después caminé hasta la oficina de mi jefe, quien seguro llevaba mucho tiempo esperando por mi llegada.

Abrí la puerta del despacho de Athom Patel y sonreí al verlo sentado tras su escritorio junto a Asher, quien no dejaba de balbucear cosas en su lenguaje infantil.

“Buenos días, jefe”

Saludé provocando que aquel hombre alce la mirada hacia mí al verme entrar en su oficina.

“Lamento llegar tarde, pero tuve un inconveniente personal que me atrasó”, dije con amargura al recordar la discusión que había tenido con Andi antes de salir de casa.

“Pero prometo recuperar mis minutos de atraso a la salida”.

“No te preocupes, Ruby”, dijo él con una sonrisa en los labios y luego me indicó la silla frente a él, por lo que caminé hasta sentarme frente a él.

“Te quiero pedir un favor, con el que seguro quedaremos a mano”, indicó al juntar ambas manos bajo su barbilla y mirarme con cautela.

“Lo escucho, jefe…”.

Asentí con la cabeza y uní mis manos sobre mi regazo.

“Te quiero pedir ayuda para encontrar alguna niñera apropiada para cuidar a Asher mientras yo trabajo”, dijo señalando con su mentón al pequeño que descansaba sobre una silla a su lado.

“Aunque quisiera, no puedo traerlo conmigo todos los días”.

Diablos, al verlos a ambos no podía dejar de sonreír, pues se veían muy tiernos, y Asher parecía un mini empresario con aquella camisa a juego con la que traía mi jefe.

“Claro, no tengo problema en hacer eso, solo envíeme sus requisitos en un correo y yo haré un filtro para después concretar las entrevistas”

Asentí con la cabeza y mi jefe sonrió satisfecho, lo que provocó que una vez más me sintiera útil.

POV Athom…

Agradecía que Ruby se ofreciera a cuidar de Asher por mí, pues había olvidado que hoy estaba repleto de reuniones online, lo que me tomaría gran parte de la mañana, y Asher era demandante, pues debía comer y cambiarse el pañal cada cierto tiempo, cuestión que se dificultaría al estar conectado con los inversionistas en una reunión virtual.

Sin duda, Ruby se estaba convirtiendo en un gran apoyo para mí, y no quería pasar eso desapercibido, por lo que me aseguré de enviarle un mensaje al chico encargado de recursos humanos, para pedirle que desde ahora le aumentara el sueldo a mi secretaria, al menos en un 40%, pues ella se lo merecía por todo el trabajo que hacía aquí en la oficina, y ahora, ayudándome con Asher, cuestión que para nada estaba dentro de sus funciones como asistente o secretaria de Intelligent.

Mi celular sonó alertándome de una nueva llamada, por lo que lo tomé en mis manos y sonreí al ver que se trataba de una videollamada proveniente de mi madre.

Sonreí aún más al ver su rostro sonriente al otro lado de la pantalla.

“Hola, madre”, dije con alegría.

“¡Athom!”

Saludó ella muy sonriente.

“¿Cómo estás, hijo?”, preguntó como siempre preocupada de mi bienestar.

Demonios, esa pregunta era tan amplia que preferí recurrir a mi fiel mecanismo de defensa ignorar los últimos hechos de mi vida.

“Súper bien”, dije con algo de exageración, cuestión que mi madre notó, pues arrugó las cejas con confusión.

“Estoy casi listo con los acuerdos para lanzar el nuevo videojuego al mercado, ya solo faltan pequeños detalles, en los cuales, por supuesto, estoy trabajando”, le comenté.

“Me alegra mucho saber eso, mi niño”, dijo con dulzura y la observé moverse del lugar en donde se encontraba.

“Pero también quisiera saber de tu vida fuera del trabajo”.

“Ayer pasé todo el día con Amelia”

Le conté sin saber muy bien si mamá se refería a aquello.

“¿Ah sí?”, cuestionó divertida.

“¿Qué hicieron?”

.

.

.

Consejo: Puedes usar las teclas de flecha izquierda y derecha del teclado para navegar entre capítulos.Toca el centro de la pantalla para mostrar las opciones de lectura.

Si encuentras algún error (contenido no estándar, redirecciones de anuncios, enlaces rotos, etc.), por favor avísanos para que podamos solucionarlo lo antes posible.

Reportar