El bebe de mi jefe -
Capitulo 12
Capitulo 12:
Entré en la primera habitación disponible a la mano derecha, la cual me había indicado mi jefe hace unos minutos, y al abrir la puerta me sentí aún más intrusa al notar que se trataba de su habitación. Su varonil perfume se sentía por todos lados, como si todo en esa habitación tuviera la etiqueta de Athom Patel. Inhalé aquel aroma y sonreí, pues sin duda, era un olor divino al cual no podía resistir.
Me encaminé hacia la cama de tamaño king que estaba en medio del lugar y dejé al pequeño Asher ahí. Lo arropé muy bien con las sábanas de la cama y luego me recosté a su lado, mientras le susurraba una suave canción de cuna, esperando que con aquello él volviera a dormir tal como lo había hecho en el viaje de camino aquí. Sonreí al ver cómo poco a poco Asher volvía a cerrar los ojos para sumirse en un sueño reparador.
«Descansa, bebé», musité en voz baja.
Cuando el bebé ya estaba definitivamente dormido, supe que tenía que salir de aquella habitación, pues debía irme a casa, y esperaba que mi jefe pudiera ir a dejarme, como habíamos acordado, porque de lo contrario, tendría que tomar un taxi que me costaría la mitad de mi sueldo en la empresa, ya que yo vivía al otro lado de la ciudad. Por un momento pensé en llamar a Andi y pedirle que viniera a buscarme, pero luego descarté aquella posibilidad, pues seguro se negaría por el hecho de estar con sus amigos.
«¿Está dormido?»
Me volví levemente para ver a mi jefe entrar en su habitación y me sentí incómoda al notar que yo estaba prácticamente acostada con toda la comodidad del mundo sobre su cama.
De inmediato me acomodé en mi lugar, sentándome con la espalda recta, para no sentir que me estaba propasando.
«Acaba de dormirse», le confirmé con una sonrisa tímida. Athom Patel asintió con la cabeza y luego se sentó a los pies de la cama, mientras se dedicaba a observar a Asher de reojo, como si no pudiera entender qué hacía el pequeño ahí.
«Es un bebé tranquilo», comenté con el objetivo de no caer en un silencio incómodo. Mi jefe me miró con una sonrisa y luego asintió con la cabeza.
«Sí, lo es», reconoció dejando salir un suspiro ahogado.
«Solo espero que esto se aclare pronto…”, musitó en un murmullo apenas perceptible.
«Porque no quiero hacerme ilusiones de ser padre en vano, por lo que espero que Madison me haya dicho la verdad”
Vaya, esto me parecía muy lindo de su parte, el hecho de cuidar a un bebé del cual no estaba seguro de ser padre, solo porque la madre del niño estaba muy enferma.
Sonreí hacia aquel hombre, pues sin duda, él era una muy buena persona y bastante noble, cuestión en la que nunca antes había reparado, pues nuestra relación era netamente profesional, hasta ahora, en que ambos habíamos cruzado una línea, la cual esperaba no se transformara en un conflicto con el pasar del tiempo.
«Ya verá que todo saldrá bien, jefe», dije con la esperanza de que así fuese.
«Debería ir a dejarte a casa, ¿No?», preguntó y luego sus ojos cayeron en Asher, quien dormía plácidamente.
«Es solo que no quiero dejarlo solo”
Y él tenía razón, pues el bebé no podía quedarse solo.
Diablos, no había previsto esto.
«Pues… puedo irme en taxi», sugerí intentando buscar una solución.
«No, eso no sería seguro, Ruby», hizo una mueca con los labios.
«Llamaré a mi chofer de emergencia, él es un hombre de confianza que seguro podrá llevarte sana y salva”
«Está bien, muchas gracias», sonreí con agradecimiento, pues en definitiva, aunque lo había propuesto, no quería irme sola en taxi.
«Vamos abajo mientras lo contacto», dijo él con amabilidad.
Asentí con la cabeza y luego me puse de pie a la vez que él también lo hacía. Salimos de aquella habitación, dejando la puerta entreabierta, por si Asher despertaba.
«Wow…”, susurré al bajar la escalera y encontrarme con muchísimas cajas por todos lados. Miré en todas las direcciones, esperando encontrarme con aquella mujer rubia, pero no lo hice, pues al parecer, ella ya no estaba. Observé de manera discreta a mi jefe y no noté nada extraño en él, por lo que esperaba no haber ocasionado un problema entre él y aquella mujer.
«¿Todo esto es para Asher?», pregunté llamando su atención.
«Sí, todo esto me lo envió Amalia con su secretaria», dijo con una sonrisa, para después acercarse a una enorme caja, que era incluso más grande que él.
«Solo espero que Murcia no le comente nada a mi prima, pues no quiero que se entere de esto aún”
¿Murcia era solo la secretaria de su prima?
¿Acaso ella lo amaba en secreto o tenían una relación amorosa?
Me pregunté en silencio, mientras él continuaba observando cada caja en la casa.
«¿Armará todo esto usted solo?», cuestioné con curiosidad.
«Es mucho lo que hay pendiente por hacer», susurré mirando las cajas que reposaban ahí.
«Sí, debo armar un hogar temporal para Asher».
Asintió con la cabeza mostrando convicción en lo que haría y luego suspiró para tomar su celular desde el bolsillo de su pantalón.
«Voy a llamar a mi chofer para que vaya a dejarte a casa», dijo mirándome con una sonrisa.
«Debo darte las gracias por todo lo que hiciste por mí el día de hoy, Ruby, ya que nada de esto está dentro de tus funciones en la empresa. Sin duda, no habría podido lograr nada sin tu ayuda”
Una sonrisa se formó en mis labios, pues sus palabras me hacían sentir útil, cosa que hacía mucho no sentía en ningún aspecto de mi vida.
«No se preocupe, jefe».
Asentí con la cabeza devolviéndole la sonrisa.
De pronto, sentí pena por él, pues definitivamente no alcanzaría a armar todo él solo, por lo que me acerqué a una de las cajas para notar que se trataba de una linda cuna de madera.
«¿Sabe una cosa?», cuestioné de manera retórica, llamando su atención.
«Podría quedarme un poco más de tiempo para ayudarle a armar todo esto, pues no tengo nada más interesante que hacer en casa», me ofrecí sin ninguna segunda intención.
Athom Patel me miró fijamente con aquellos intensos ojos azules, para después sonreír ampliamente, y pude ver sus ojos iluminarse ante mis palabras. Por un momento pensé que aceptaría mi ayuda, pero por el contrario, terminó por negar con la cabeza.
«No quiero abusar de tu buena voluntad, Ruby», aseveró con una mueca en los labios.
“Juro no demandarlo por explotación laboral”, me encogí de hombros a la vez que negaba con la cabeza, haciéndolo reír a carcajadas
Diablos, al verlo así, podía evidenciar que Athom Patel era un hombre muy guapo cuando se reía de aquel modo, pero en definitiva no era algo que yo debiese observar con tanto detalle, porque no era para nada correcto verlo con otros ojos.
«Entonces acepto tu ayuda, pero solo porque no podré armar aquella cuna solo», señaló la caja a mi lado y yo asentí hacia él, evadiendo todas las ideas que se generaban sobre el aspecto físico que mi jefe pudiera tener.
«Manos a la obra», sonreí alzando mi pulgar en su dirección.
Mi jefe asintió con la cabeza y luego se acercó hacia la caja que hacía un rato yo había estado observando, entonces la abrió con la ayuda de una tijera.
En el interior pude observar muchas piezas de madera sueltas, hasta que un papel llamó mi atención e intenté tomarlo al pensar que se trataba del instructivo, pero sin querer, Athom Patel tenía la misma intención que yo, por lo que terminé con mi mano sobre la suya. Nuestros ojos se conectaron por unos segundos y luego sentí mucha vergüenza al saber que mis mejillas se sonrojaron de inmediato ante aquel leve contacto de nuestras manos.
Alejé mi mano de la suya de inmediato, como si el contacto quemara mi piel, y tomé una bolsa de tornillos, observándola con gran detalle, como si nunca hubiese observado aquello. De reojo miré cómo mi jefe tomó el maldito papel y frunció el ceño al leer lo que ahí decía.
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