El bebe de mi jefe
Capitulo 10

Capitulo 10:

Al llegar al edificio de mi empresa, recordé de escribirle a Amalia los datos de mi tarjeta y le pedí que enviara todo a mi casa sin mayor explicación.

“Jefe, no vino nadie externo en su ausencia”

Alcé la cabeza hacia aquella voz y me encontré con Emma, quien me miraba con susto, como si temiera por su lugar de trabajo.

“Gracias por informarme, Emma, pero no te preocupes, no pasa nada”

Sonreí de medio lado y luego presioné el botón del ascensor que pronto llegó para llevarme hasta mi oficina.

Subí por el elevador y al poner un pie dentro de mi lugar de trabajo, me sorprendí al escuchar un sollozo, el cual descubrí que provenía de Ruby, quien tenía a Asher sobre su regazo mientras negaba con la cabeza y las lágrimas resbalaban por sus mejillas.

“¿Ruby?”

Cuestioné al verla llorar de aquel modo.

Sus ojos se ampliaron al verme y temí haberme tardado demasiado, pues de seguro ella ya debía haberse ido hace mucho a casa.

Principio del formulario

“¡Jefe!”

Chilló fingiendo una sonrisa y luego se levantó de su silla con Asher en brazos para luego dejarlo en su canasto de mimbre.

“Lo estábamos esperando”, comentó.

Le sonreí avergonzado, pues era evidente que ella sólo deseaba irse y yo la había retrasado.

“Lamento la demora, es solo que…”

Suspiré sin saber bien qué explicación darle a esta amable chica, pues mi día había resultado un caos. Asher hizo un leve ruidito de bebé que captó mi atención, por lo que mis ojos lo captaron y me dije a mí mismo que aquel pequeño no tenía la culpa de nada, y que mientras esperaba para hacerme aquel examen de ADN, lo cuidaría con mi propia vida.

“¿Quieres ir por algo para comer? Después de todo, te lo debo por el favor que me has hecho”, propuse finalmente, ya que se lo debía por la espera.

Los ojos verdes de Ruby me captaron y vi la duda en su mirada cristalizada.

Quería que dijera que sí, pues además de que yo no quería comer solo, aquella pelirroja también parecía necesitar compañía.

POV Ruby…

¿Ir a comer con mi jefe?

Diablos, eso no sonaba para nada correcto

“No se moleste, jefe”, le respondí con una sonrisa muy fingida, pues para ser sincera, lo único que quería era llegar a casa y llorar como una desquiciada mientras me lamentaba por mi desgracia.

“Fue un placer cuidar de Asher, es un niño muy tranquilo”.

“¿Te encuentras bien, Ruby?”, preguntó él ladeando su rostro con curiosidad y luego caminó en mi dirección, hasta detenerse enfrente del escritorio que nos separaba.

“No quiero ser entrometido, pero puedes contarme lo que ocurre, después de todo, yo he pasado los límites al pedirte cuidar de Asher”.

¿Contarle a mi jefe que mi novio es un insensible que parecía ya no amarme?

¡Ni que estuviese loca!

Sonreí con los labios apretados y dejé salir un suspiro agobiado, pues era cierto que me sentía como la m!erda y necesitaba desahogarme, pero no quería cruzar aquella línea con quien era mi jefe, aunque todo apuntaba que el hecho de ser la niñera de su supuesto hijo ya lo había logrado por ambos.

“Solo tuve un problema personal con mi novio”, dije encogiéndome de hombros para restarle importancia.

“Él canceló a última hora nuestra cena de aniversario por ir a jugar tenis con sus amigos”.

Diablos, ¿Es que estaba loca?

¡No era correcto hablar de esto con mi maldito jefe!

Me avergoncé al haberle contado aquello tan personal, por lo que intenté disimular mis mejillas sonrojadas al alcanzar el canastillo de Asher y ponerlo sobre mi escritorio, haciendo que mi jefe centrara su mirada y atención en el pequeño de ojos azules.

“Bueno…”, musitó mi jefe dejando salir un profundo suspiro.

“Por lo que veo, tú te has quedado sin cena y yo necesito comer algo o me desmayaré a causa del hambre”, sonrió de medio lado y luego se encogió de hombros.

“Te propongo ir a comer junto al restaurante que está cerca, yo te invito y luego puedo acercarte a tu casa”

Alzó la mirada hacia mí y su intensa mirada azul me atrapó al intentar convencerme.

Por un instante sentí pena por este hombre frente a mí, pues se veía derrotado, y al parecer, necesitaba compañía, de lo contrario no me estaría pidiendo ir a comer juntos.

Lo miré con algo de recelo, pues no quería aprovecharme de la situación, pero ir a cenar con él no me parecía un mal plan.

Después de todo, aunque no lo consideraba del todo correcto, no estaríamos haciendo nada malo o que pudiera entorpecer la relación de trabajo que teníamos hasta el momento. Además, podía tomarme aquella invitación como una simple cena laboral.

“Está bien, vamos a comer”

Accedí finalmente con una sonrisa tímida, y luego mi jefe tomó el canasto de Asher, llevándolo consigo.

POV Athom…

Ruby se encontraba sentada frente a mí, mientras el pequeño Asher estaba a mi lado, mirando con atención todo lo que ocurría. Gracias a mi considerada secretaria, habíamos traído un biberón listo para dárselo cuando él tuviera hambre, por lo que ahora Asher estaba muy entretenido succionando su comida. Suspiré al pensar en que haberle pedido ayuda a Ruby había sido todo un acierto, pues ella parecía saber mucho sobre bebés y los cuidados necesarios que se debían tener.

Corté un trozo de carne y luego lo llevé hasta mi boca, deleitándome con el delicioso sabor que tenía aquella comida, mientras miraba disimuladamente que la pelirroja frente a mí se limitaba a revolver la comida en su plato sin siquiera comer algo.

“¿No te gustó la comida, Ruby?”, pregunté alzando una ceja hacia ella, pues lo cierto es que no sabía si ella comía carne, y tal vez había cometido un error al pedir carne de res para ambos.

“Está deliciosa”, dijo de inmediato sonriendo con amplitud.

“No te he visto probarla”, puntualicé.

Ella se sonrojó y bajó la mirada, mostrándose avergonzada.

“Si quieres pedir algo más, puedes hacerlo…”

“No es eso, jefe”

Negó con la cabeza y luego la vi cortar un trozo de carne para llevárselo a la boca y g$mir al masticar.

“¡Está maravilloso!”

Afirmó al asentir con la cabeza.

“Lo siento, es solo que estaba pensando en algo…”

Claro, seguramente en su novio, quien parecía ser un imbécil. Aunque claro, no era bueno hacer juicios sin conocer su versión de la historia, pero aún así me parecía muy feo el hecho de cancelar una cena de aniversario, pues después de todo, suponía que era algo importante.

“No te preocupes”, le respondí con una sonrisa.

“¿Puedo confiarte algo, Ruby?”, pregunté afirmando mis codos sobre la mesa a la vez que la observé fijamente. Aquella pelirroja alzó sus curiosos ojos hacia mí y asintió con la cabeza en respuesta.

“Claro, jefe”, musitó suavemente a la vez que llevaba la copa de vino a sus labios para darle un pequeño sorbo.

“Hoy encontré a la madre de Asher”, dije sintiendo un nudo en la garganta al recordar a Madison y la maldita enfermedad que la estaba matando.

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