El arte del sexo -
Capítulo 86
Capítulo 86:
– ¿Dónde está la secretaria de mi padre?
– señala el lugar con la mano que sostenía el teléfono.
-No ha aparecido en todo el día, cuando he llegado ella no estaba. Y ya he pasado varias veces por aquí y su escritorio sigue desocupado.
Connor empieza a imaginarse cosas que comenzaba a cabrearlo, su padre no estaba, la secretaria menos, ¿Qué significaba eso? ¿Los dos estaban juntos? Aprieta la mandíbula al pensar que su padre y ella estuvieran follando quien sabe desde cuánto tiempo.
Luego niega, y piensa que Michele apenas G acababa de llegar y ya estaba cogiendo con su secretaria, ¿en qué momento le gano tanto terreno? Por otro lado, si su teoría era cierta, esa mujer era más interesada de lo que imaginó.
Ahora entendía porque lo rechazaba todo el tiempo, ¡claro! estaba cogiendo con su padre y no le interesaba hacerlo con el hijo.
– ¿Ocurre algo? -pregunta su secretaria.
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– No -se da la vuelta para encaminarse hasta su oficina.
[…]
La espera era angustiosa para Daviana quien no paraba de pensar en cómo se encontraba su hermano. La joven junta sus manos y presiona la frente sobre las mismas implorando al cielo que todo saliera bien con él.
– ¡Café! -ella escucha la voz de su jefe lo que la lleva a levantar la mirada.
– Gracias -coge el vaso con el café -. Creo que se están demorando mucho.
– Este tipo de operaciones demoran, debes tener paciencia -él se sienta a su lado pareciendo muy tranquilo.
Daviana lo mira de reojo percibiendo esa masculinidad de su persona, a pesar de no tener ese deber con ella para estar acompañándola en ese momento, lo hacía. No se separaba a menos que se levantara a por un café.
Ella regresa la vista al frente sintiéndose un poco nerviosa por lo que estaba sintiendo en esos momentos.
– ¿No cree que debe ir a la oficina?
– ¿Quieres que me vaya? -su pregunta la inquieto.
– Se lo pregunto porque sé que hay muchas cosas que hacer.
Michele mira la punta de sus zapatos fijamente, si, tenía mucho trabajo, pero no podía dejar sola a Daviana con eso de la operación de su hermano. Y encima de eso, no se fiaba de ese doctor.
-Mi empresa ha sobrevivido sin mí por mucho tiempo, por un día que yo falte no pasará nada Daviana -el CEO voltea a verla y en ese momento sus miradas se conectan.
El corazón de Daviana da un vuelco al ver esos ojos verdes machados mirarla fijamente, Michele solía verla con mucha intensidad lo que provocaba un gran caos en su interior. Traga saliva puesto que sentía muchas ganas de abrazarlo.
– Familiares del Arthur Morris -la mención del nombre de su hermano la hizo dar un respingo y regresar a la realidad.
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