El arte del sexo
Capítulo 81

Capítulo 81:

– Pero también es el jefe de la… -ella observa esos ojos verdes cual brillaban con intensidad y se petrifica.

– El único jefe en esa empresa soy yo, Daviana -musita irritado -. ¿Lo entiendes? -aprieta su mentón con un poco más de fuerza.

– Sí -suelta con un jadeo.

El pelinegro baja la mirada hacia sus labios medio abiertos y decide besarla, la mantiene sujeta del mentón y besa su boca con fuerza. Al mismo tiempo envuelve su cintura mientras que ella alza una pierna alrededor de la cadera de Michele.

Ambos estaban tan juntos que no existían ni un poco de espacio entre sus cuerpos, y mientras se comían la boca del otro, el CEO comenzó a subir su falda hasta llevarla hasta la altura de su ombligo.

Rápidamente sus pantaletas fueron deslizadas por sus muslos con mucha agilidad y seguidamente de eso ella oye el sonido de la cremallera del pantalón de su jefe, unos segundos después, su coño siente como la polla de su jefe empieza a penetrarla lentamente.

– ¡Ahhh!, espera, no, espera…

Los capítulos finales, por NovelasFree.org.con

– No, no vamos a esperar nada, Daviana.

Michele introduce un poco más su polla dentro de su cuerpo hasta alcanzar a penetrarla por completo y arrancar un ronco gemido de su garganta. Daviana se aferra a su camisa mientras que él sujeta su cintura al mismo tiempo que entra en ella con ímpetu.

– ¡Ah! ¡Ah! Michele, Michele… -gime con fuerza, la camisa de ese hombre era como su tabla salvavidas.

Entraba y salía de ella con agresividad, pero esa rudeza le gustaba mucho, la estaba enloqueciendo por completo. Las caricias de Michele la llevaban a la locura, insistía en pensar que ese hombre tenía un no sé qué, que la descolocaba por completo.

– Michele, me voy a correr, ya no puedo soportarlo más -gruñe para luego morder sus labios.

EI CEO se incorpora un poco dejando su peso sobre sus antebrazos, afianza las penetraciones para escuchar a Daviana gemir con más fuerza.

Admira la belleza de su rostro mientras alcanza el orgasmo y se maravilla al percibir esas mejillas que se tornan de rojo.

Muerde sus labios con tanta pasión que le produce envidia de ver como hace esa maldad con ellos, ya que él es quien desea morderlos y hacerlos suyos.

Pero al contrario de eso, él muerde sus propios labios y continúa penetrándola hasta que consigue eyacular en el interior de Daviana de manera bruta soltando un fuerte gemido de placer. Cierra los ojos al sentir que su polla se vacía por completo. -Mierda… -masculla.

Abre los ojos para ver a Daviana jadear con fuerza. Su rostro sudado y esas mejillas coloradas lo mantenían encendido, se inclina hacia su rostro y sonríe con malicia.

– Parece que te gusta que te saque lo que quiero utilizando este modo -ella ensancha la mirada.

– No, claro que no.

– Pero has terminado confesándome todo, ¿no es así? -chupa su labio hasta morderlo.

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