El arte del sexo -
Capítulo 80
Capítulo 80:
– Estoy esperando una respuesta, Daviana.
Podía notar como la vena de la frente de Michele palpitaba de mera ira.
– ¿No me lo vas a decir?
– Michele… -susurra.
– Dime -insiste perdiendo la paciencia.
Pero debido a que ella seguía guardando silencio no le quedó más remedio que sujetarla por la cintura y arrastrarla hasta la cama para lanzarla sobre la misma y terminar tumbado sobre ella.
– Si no me lo vas a decir por las buenas lo harás por las malas.
– ¿Qué estás haciendo?
Daviana siente como Michele introduce las manos por debajo de su falda para apretar sus muslos y parte de sus nalgas.
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– Quiero que me digas que demonios hacías en la oficina de mi hijo.
– Yo, es que yo… -pero a esas alturas le estaba costando un poco concentrarse en una respuesta para ese hombre -. ¿Cómo quiere que le conteste si me tocando de esta manera?
– Suelta por fin las palabras.
– Creo que es más fácil cuando te tengo de esta manera -musita mientras propina besos en su cuello.
La castaña traga saliva al sentir como ese hombre toca su cuerpo de una manera que la enloquece. No lo podía evitar que él la dominara a su antojo, era muy audaz para calentarla, excitarla. Poseía un arte nato para complacer a una mujer.
Sus años de experiencia eran su mejor arma.
Daviana muerde sus labios con lujuria cuando esa lengua se desliza por su piel erizando todo su cuerpo y de la nada ella suelta un gemido como si estuviera liberando su alma entera.
Arquea su cuerpo al sentir que ambas manos de Michele se cuelan por su cintura suavemente.
Él besa su cuello al mismo tiempo que acaricia su cintura apretando un poco, la cadera de Michele estaba en medio de sus muslos ejerciendo presión de su polla contra su coño y no más al sentir aquella violencia contra su sexo la enloqueció.
– Por favor, ¿cuánto más seguirá haciéndome esto?
-Hasta que me digas lo que quiero oír.
– No hice nada con él, ¡se lo juro!, yo nunca he estado con su hijo -gruñe con fuerza no más cuando Michele sujeta ambas tetas y las aprieta -. No le miento -insiste sintiendo todo su cuerpo temblar.
Aunque le pareciera extraño por su parte Michele le creía, y eso que era un tipo bastante desconfiado, sin embargo, no dejaba de estar cabreado por el comentario de esa pelirroja mal intencionada. Pero de todas formas pensaba comerse a Daviana en ese momento.
El hecho de que estuviera celoso no quería decir que no deseara su cuerpo y todo de ella.
– No quiero que estés cerca y a solas con mi hijo-demanda sujetando el mentón de Daviana para hacer que ella lo mirase.
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