El arte del sexo
Capítulo 49

Capítulo 49:

– Arregla tus cosas y luego ven a darte un baño conmigo -demanda mientras se encamina hasta una puerta.

La joven aplana los labios, aquella petición no le gusto la hacía sentir utilizada. Pero un trato era un trato, mira su maleta y decide organizar las pocas cosas que trajo en ese enorme closet vacío. Cuando termino, escucha el sonido de la regadera.

Su corazón se estremece puesto que sabe que su jefe la estaba esperando, se quita los tacones y las medias, se saca la camisa para luego encaminarse hasta el cuarto de la ducha. Al asomarse por la puerta detalla la figura desnuda de Michele atreves del cristal de la ducha.

El interior del coño de Daviana reacciona ante aquella visión, su jefe era todo un monumento de hombre.

Y como si el presintiera de su presencia, se da la vuelta para verla con el rostro todo empapado de agua.

– Creo que tienes mucha ropa puesta.

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– No me parece buen momento para…

– Ven aquí, no quiero darme esta ducha solo.

Los vellos del cuerpo de Daviana se erizaron ante ese comentario, sin embargo, ingresa en el cuarto y empieza a bajar la cremallera de su falda siendo observaba por su jefe.

Baja su falda por completo para comenzar a aflojar los botones de la camisa, baja la mirada mientras lo hace. Se sentía incomoda cuando él la miraba de esa manera.

– Mírame Daviana, quiero que me mires cuando te desnudes para mí.

Titubea, pero decide levantar la mirada para verlo. Él corre la puerta corrediza de cristal para verla de abajo hacia arriba, se cruza de brazos y detalla sus movimientos. Daviana cambia la vista de su pecho hasta la zona de su polla, y cuando mira aquel pene entre sus muslos no se lo cree.

Su pene era realmente atractivo, rosado, musculoso y vigoroso. Y con esa erección que se gastaba las palabras se quedaban cortas. La joven traga saliva y relame sus labios disimuladamente.

Cuando ella se despoja de casi toda la ropa se queda únicamente con la ropa interior, y antes de poder soltar su sostén se lo piensa.

– Vamos Daviana, harás que me congele -apremia a la joven.

Ella muerde sus labios para liberarse de él, quedando al descubierto.

– Lo que sigue, Daviana.

Sigue con las bragas, era una mujer adulta. Así que se quita las pantaletas quedando completamente desnuda.

– Ven aquí… -camina hacia la ducha sosteniéndole la mirada a su jefe. Cuando pisa el suelo mojado se tensa -. El agua está a buena temperatura.

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