El arte del sexo -
Capítulo 44
Capítulo 44:
– ¿Interrumpo algo? -pero la fuerte voz de Michele la tenso en el acto recordando todo lo que había tratado con él.
– No, solo conversaba con el doctor de mi hermano.
Daviana percibe la mirada de Michele sobre el doctor y la joven se imagina cualquier tipo de discusión.
-Creo que debemos esperar afuera -dice ella para alejar a esos dos.
– Sí, opino lo mismo -responde a regañadientes.
La castaña se despide del doctor sin darle tantas explicaciones de quien era el recién aparecido y sale junto con su jefe al exterior del hospital.
– ¿Se te ha olvidado lo que te he dicho?
– Michele sujeta a Daviana por el codo mientras la miraba cabreado -. Te dejo sola unos minutos y ya andabas hablando con ese doctor.
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– Me estaba preguntando por mi hermano, ¿Qué de malo tiene eso?
– ¡Lo malo es que te toque! -le dice jaloneando un poco su brazo -. ¿Eso lo puedes comprender?
¿Esta cabreado porque hable con el doctor?
Sinceramente era muy posesivo ese hombre.
– Yo no estaba haciendo nada indecente, señor Gershon -se suelta bruscamente de su agarre-. No sé qué anda pensando usted, pero ese doctor ha sido un buen amigo.
– Un amigo que quizás quiere coger contigo -le reclama en tono tajante.
Ella se impacta ante sus palabras puesto que nunca se imaginó nada igual, el doctor siempre se portó muy profesional con ella. Jamás ha notado algo diferente para con su trato.
– ¿Se ha vuelto loco? -musita para no llamar la atención.
Cuando Michele deseo objetar ambos escuchan que la ambulancia ingresa en el área del estacionamiento para dirigirse a emergencias. Ellos se miran fijamente para luego encaminarse hasta esa parte del hospital.
Posteriormente dos horas más tarde el hermano de Daviana se encontraba estable en una habitación únicamente para él, seria atendido toda la noche por las enfermeras y por la mañana revisarían su expediente para pasarlo a operación.
Daviana sabía que necesitaba ir a casa a descansar puesto que al día siguiente tenía que trabajar. La joven se despide de su hermano, mientras que Michele hacia quien sabe que afuera.
En cuanto ella sale de la habitación, escucha como el CEO habla con el doctor de guardia pidiéndole que le asignaran una enfermera personal al niño. El corazón de la castaña latió con tanta fuerza que creyó que se desmayaría.
Seguía atónita por todo lo que estaba haciendo su jefe y por la fortuna que se estaba gastando en ella y su hermano.
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