El arte del sexo
Capítulo 43

Capítulo 43:

-En ese caso, es un trato -le tiende la mano y ella la observa. Traga saliva en seco y también le tiende la mano.

– ¡Si!

Pero justo en ese momento que ella estrecha su mano, él la acerca a su cuerpo de un jalón para luego envolver su cintura con los brazos.

Cuando la tiene muy cerca junta sus labios con los de Daviana propinándole un beso intenso.

La castaña se sobresalta al recibir aquel beso en medio de la calle, ensancha la mirada, pero luego al sentir como su jefe introduce la lengua en el interior de su boca cierra los ojos. Una parte del trato no era tan malo si lo miraba bien, ya que ella sentía una especie de atracción por ese hombre.

Cobrándose el trato Ge Quizás todo era físico, y como nunca había sido tocada por un hombre y al ser tentada por ese con tanta experiencia, y encima la mantenía descolocada cada vez que la besaba o la estrechaba contra su cuerpo.

Era posible que su experiencia sexual con Michele no fuese del todo mala, lo único negativo de aquello era se estaba vendiendo por ayudar a su hermano.

– Ahora sí, podemos ir a cancelar lo que necesite tu hermano -él CEO hace gesto hacia la entrada del hospital, y ella al ver aquella entra alumbrada supo que no había vuelta atrás.

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[…].

Luego de una larga hora de espera, Michele cancelo la enorme deuda que ella sostenía con el hospital, desde luego que la castaña obvia la parte de contarle que le debía al doctor que atendía a su hermano.

Creía que no era necesario que él lo supiera, con que cancelara la deuda del hospital y el traslado a la nueva clínica era suficiente. Con su trabajo esperaba poder pagarle al médico.

– Sí que tenías una deuda muy grande aquí -Le dice Michele guardando su chequera en su saco -. Ahora tu hermano será trasladado a otro lugar, he pedido el servicio de una ambulancia con los equipos necesarios para llevarlo sin problema.

– Está bien, gracias…

– Tengo que hacer una llamada, regreso en un momento.

Ella pilla a su jefe alejarse y por más aliviada que se sintiera, no dejaba de sentirse perturbada por lo que tenía que hacer con ese hombre tan grande. Muerde sus labios al ver su espalda ancha y aquel cuerpo tan musculoso.

Niega, solo eran los nervios que la tenía pensando pendejadas.

Ge Voltea la vista y es cuando visualiza al doctor de su hermano acercarse a ella con una sonrisa amable en sus labios.

– ¡Daviana! Me he enterado de que trasladaran a Arthur a una clínica para su operación.

– Sí, muy pronto saldrá de todo esto.

– Estoy muy contento porque hayas logrado conseguir la manera de operarlo, estoy seguro de que muy pronto estará corriendo por toda la casa.

– Muchas gracias, y con respecto a la deuda que tengo con usted. Seguiremos haciendo como vamos, no pude conseguir para pagarle lo que le debo.

– No te preocupes, yo te entiendo.

El doctor posiciona una mano sobre su hombro y le sonríe con dulzura. Era un alivio contar con un doctor tan amable como ese.

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