El arte del sexo
Capítulo 45

Capítulo 45:

Cuando todo el asunto estuvo arreglado en la clínica, Michele y Daviana se dirigieron en el coche del CEO a la casa de la castaña. En cuanto llegaron, el pelinegro divisó la residencia donde ella vivía.

La zona no era de las mejores de la ciudad y que el hospital donde estuvo su hermano quedaba bastante cerca de su casa. Sin embargo, la distancia de la clínica sí que era lejos. Por otro lado, su empresa estaba como a una hora de camino, ahora comprendía porque llegaba tarde.

– ¿Aquí vive? -le pregunta mirando la residencia atreves del cristal del coche.

– Estaba cerca del hospital -responde bajándose del automóvil y él hace lo propio.

– Ahora comprendo porque mi hijo me dijo que siempre llegaba tarde, de camino a la empresa es como una hora.

– Si bueno, hago lo posible por llegar a tiempo.

Ella ingresa en la residencia que constaba de cuatro pisos, el CEO la sigue de cerca mientras la ve tomando las escaleras. Continúa detrás de ella detallando aquel lugar nada agradable, y menos para cuando su hermano saliera de una operación.

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Al llegar al cuarto piso, ambos ingresan al interior de un apartamento bastante pequeño.

La sala y la cocina estaban unidos, solo consiguió ver una puerta que asumió que era la habitación.

– Bueno, ya comprobó que nadie me espera en casa -Daviana se queda en medio de la entrada y él lo que hace es enfocar sus ojos luego de inspeccionar aquel diminuto apartamento.

Michele camina hacia ella con pasos firmes y mirada penetrante y en un ágil movimiento envuelve la cintura de la castaña. Tomarla de esa manera la coge por sorpresa, pudo notarlo por la forma en que lo miró.

– No quiero que vuelvas a tener contacto con ese doctor, ¿te queda claro? -su advertencia le acelero los latidos de su corazón -. No creo que sea conveniente que te recuerde a cada momento nuestro acuerdo.

Ella aplana los labios, ese acuerdo no lo olvidaría… la verdad es que lo tenía muy presente; la fortuna que se gastó ese hombre en sus necesidades fueron muchos excesivas.

– Sí, está bien… -sin embargo, no podía olvidar que tenía una deuda con ese doctor.

El CEO baja la mirada hacia sus labios y luego observa sus ojos, segundos después de eso sujeta a Daviana por la curva de sus nalgas para elevarla del suelo y encaminarse hasta la única puerta que vio.

Al abrirla, ambos ingresan en un diminuto cuarto con una cama bastante pequeña, hasta pensó que era muy pequeña para ella misma… sin embargo, Michele se tumbó con la castaña en esa cama metiéndose entre sus muslos.

Los nervios estaban matando a Daviana, era obvio que él pensara follar con ella esa misma noche. Después de la fortuna que gasto, quien no quisiera ir cobrándose esa deuda. Ella muerde un poco sus labios al ver las facciones de su jefe tan regias y aquellos labios tan viriles y seductores.

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