El arte del sexo -
Capítulo 17
Capítulo 17:
Se cruza de brazos pensando seriamente en esa posibilidad, era probable que fuese de esos jefes que si su secretaria no accedía a follar terminaban despedidas. Y aquella teoría la asusto mucho, no podía perder su empleo.
Muerde sus labios pensando en una solución para ese problema, aunque no estaba segura de lo que su jefe buscaba en sí.
– Por dios Daviana, no seas idiota. Como no vas a saber lo que busca, es obvio que quiere follar contigo.
Niega irritada mientras empieza a desvestirse, no había que ser muy inteligente para darse cuenta de que ese hombre era un cazador nato. Y más que confirmado cuando lo pillo mirándola en el suelo mientras recogía sus pertenencias.
Y encima de eso, le dijo a su exjefe que ahora ella sería su secretaria. Eso era otra cosa, a Connor no le agrado que se quedara con ella, aunque ella prefería mil veces ser la asistente de Connor que del padre.
Sin embargo, el jefe era Michele no Connor.
– Mierda, esto es un jodido problema.
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[…]
Al llegar a su casa Michele divisa aquel lugar desde la entrada lo cual le trae muchos recuerdos que no le agradaron. El CEO cierra la puerta y solo puede escuchar tanta soledad que siente que lo abruma.
Tira las llaves en la entrada y se encamina hasta las escaleras, cuando llega hasta la puerta de su recámara observa su cama y la verdad es que no le apetece para nada dormir en ella. Se da la vuelta y se encamina hasta otro cuarto.
Tumbado en otra cama el CEO mira el techo y no supo porque, pero piensa en Daviana y en lo que hicieron en su oficina.
– ¡Esa chica!, creo que tendremos una interesante conversación el día de mañana.
La puerta del ascensor se abrió y Michele espero encontrar a su secretaria en su escritorio, pero la joven no estaba. Arruga el ceño puesto que pensó de inmediato que ella no pensaba regresar a trabajar.
EI CEO mete las manos en sus bolsillos mientras se queda allí parado viendo el escritorio vacío.
– ¡Siempre hace eso! -la voz de su hijo lo hace mirar de soslayo-. A veces llega un poco tarde -el joven se detiene a su lado.
– Entiendo… me pregunto porque no la has despedido aun -Michele observa a su hijo con una mirada penetrante.
-Es buena empleada, no creo que te guste tener a una secretaria que llegue tarde todo el tiempo. Puedo encontrar una mejor para ti, que se adapte a tu estilo.
Michele endereza su cuerpo para ver mejor a su hijo. Era claro que estaba interesado en esa chica, pero si tanto le gustaba como es que en un año no había follado con ella. Quizás Daviana lo rechazo y eso era lo que lo mantenía obsesionado.
– ¿Te gusta esa chica? -Connor se endereza ante la pregunta de su padre -. No estás aquí para obsesionarte con las empleadas, creo que fue lo primero que te dije cuando te he dejado la empresa a tu cargo.
– No estoy encaprichado de ella… te conozco y sé que te molesta la impuntualidad.
– Y hasta donde sé, a ti también te cabrea eso de un empleado.
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