El arte del sexo -
Capítulo 16
Capítulo 16:
Era un hombre con mucha experiencia en, quizás eso era lo que la llevo a dejarse llevar por él y sus habilidosas manos. Y de solo recordar lo que le hizo sentir se volvía a excitar con la misma fiereza que en la oficina.
– ¡NO! -exclama a gritos sentándose en la cama -. Esto no es correcto, joder, ¡claro que no lo es! Daviana; estúpida, ¡es tu jefe!, el dueño de la empresa que paga tus malditas deudas y encima de que es mucho mayor que tu…
La joven se pone en pie caminando hasta el cuarto del baño, mira su reflejo en el espejo y vuelve a soltar el aliento.
– Si te dejas llevar por ese hombre serás una más del montón, una secretaria más que pasa por las manos de su jefe. Tú no eres de esas mujeres, recuerda que conseguiste ese empleo por tus propios méritos, no necesitaste tener sexo con nadie para ese puesto.
Suspira reposando las manos en el lavado, luego aplana los labios seguidamente que lleva una de sus manos hasta su vientre bajo… esa parte que él tocó seguía palpitando, era como si hubiera dejado una marca especial en su cuerpo.
– Maldita sea, ¿Qué me pasa? -abre los ojos y se queda varada como en una nebulosa.
Desde que lo vio parado observándola con esos ojos verdes y esa mirada de peligro quedo completamente atolondrada, su presencia la descoloco tanto que se olvidó de quien era. Y la prueba estaba cuando se dejó besar por él.
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Es que no lo conocía y ya habían hecho cosas que no debieron hacer, era una locura… Daviana niega.
– Eso no puede volver a suceder, se lo que les pasan a las chicas que suelen follar con sus jefes. Voy a perder mi puesto, y no quiero eso, no puedo, si me dan otro puesto o me despiden como pago tantas deudas.
Todos los días trataba de mantenerse firme y evitar llegar tarde a su trabajo, siempre hacia lo mejor posible en su labor para evitar tener problemas y fuera despedida. Llevaba un año pagando una extraordinaria deuda y si continuaba a ese ritmo podría resolver muchos asuntos pendientes.
Vuelve a levantar la mirada y recuerda a su hermano menor y siente mucho dolor, sus ojos se ahogan del sufrimiento al pensar en él. Luego limpia sus lágrimas y sabe que todo lo que hace es por su bien. Debía conversar su empleo para sacarlo adelante, no tenía tiempo para hombres.
Por esa razón desde que se volvió una mujer nunca se tomó el tiempo para salir con ningún chico, nadie la había tocado, hasta ese día que a su jefe le dio por ser un pervertido. Se da la vuelta reposando su culo del lavado.
– No puedo caer en las artes de seducción de ese hombre, lo único que busca es tener sexo conmigo y luego desecharme como a todas. Además, lo más probable es que este casado, no tuvo a Connor por inseminación artificial.
Jadea con fuerza…
– Joder, seguro que su esposa lo esperaba en casa mientras que él intentaba coger con la secretaria. Como es posible que me vea como una amante, ¿acaso lo tengo escrito en la frente?
Enojada camina hasta la regadera para abrir el grifo.
– Si intenta volver a seducirme le diré unas cuantas cosas en la cara… -siente que el agua empieza a calentar y es cuando piensa en algo que le daba como un susto – Pero ¿y si me despide por negarme?
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