El arte del sexo -
Capítulo 15
Capítulo 15:
Michele se queda con la boca abierta puesto que era la primera vez que una mujer lo dejaba encendido, él creyó que iban a terminar teniendo sexo, pero resulta que ella se le escapo fácilmente de las manos.
– ¿Qué mierda? -se pone en pie mirando la maldita puerta -. ¿Cómo es que se me escapo?
– sonríe de medio lado.
EI CEO levanta la mano con la que consiguió ese orgasmo y luego vuelve a mirar la puerta, se preguntó porque había salido huyendo de esa manera. Frunce el ceño puesto que su polla seguía palpitando por ella.
Baja la mirada y nota su pantalón mojado por los fluidos derramados por Daviana…
– No habrá segundas oportunidades para escaparte, Daviana.
Su regreso no resultaba ser tan aburrido como pensó, y quedarse por un tiempo largo quizás no era tan mala idea. Daviana podía resultar un incentivo para alargar su presencia en la empresa.
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[…]
Daviana corre escaleras abajo sintiendo que le faltaba la respiración, luego del descenso de varios pisos ella se detiene para coger un poco de aire. Recuesta su cuerpo de la pared mientras inhala y exhala.
– Mierda, ¿Qué demonios he hecho? -lleva la mano libre al centro de su cuerpo, su corazón se le iba a salir del pecho.
Niega justo cuando siente que sus piernas parecen de gelatina, estaba de pie, pero las mismas temblaban tanto que creyó que se desvanecería… relame sus labios y cierra ojos para intentar calmarse un poco.
– Joder, joder, la he cagado por completo. ¿Qué mierda hice con mi jefe? ¿Por qué me deje hacer todo eso? -se reclama furiosa.
Luego repasa lo que había pasado allá arriba y su corazón se pone peor de lo que ya estaba, pestañea varias veces al rememorar ese primer beso, y luego cuando… cuando él la toco en su coño.
– Noooo… ¡¿Qué carajos estoy pensando?!
Aplana los labios y mira hacia las escaleras, no quiso bajar por el ascensor, corría el riesgo de que él la pudiera alcanzar en el mismo y culminaran repitiendo todo. -Carajo, soy una idiota -frota su cien con impaciencia.
Al cabo de algunas horas, la castaña lanza su bolso en la cama para luego tumbarse en la misma. Suelta el aliento mientras observa el techo de su apartamento, Daviana aplana los labios sintiendo mucha angustia y preocupación por dentro.
– ¿Cómo demonios me voy a presentar mañana a trabajar? -cierra los ojos con inquietud -. Joder, esto es un problema grave -se da la vuelta para abrazar la almohada.
En eso que gira su cuerpo siente que presiona el mismo contra el colchón haciéndole recordar cuando estuvo entre los brazos de su jefe. La castaña frunce el ceño al evocar esa mirada tan penetrante, y tanto fue su recuerdo que sin que se diera cuenta muerde su labio inferior.
– ¿Cómo puede ser tan intenso?
Cierra los ojos puesto que aun lograba recordar como la toco en su coño, como la masturbo, como la hizo alcanzar ese orgasmo. Y esos besos tan lujuriosos; ella pensó que era una completa locura.
Tenía un jefe muy ardiente.
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