El arte del sexo -
Capítulo 14
Capítulo 14:
Michele volvió a besar a Daviana metiendo su lengua hasta la garganta, seguía masturbándola sin detenerse, y es que no podía dejar de hacerlo, esa mujer era un océano completo entre sus muslos.
Su mano se encontraba muy babosa mientras entraba y salía de su coño, y ni hablar de la temperatura del cuerpo de ella.
– Por favor… -le pide entre sus labios, pero es que ni ella misma sabía lo que estaba pidiendo.
– ¿Qué? ¿Quieres más que mis dedos? -sus movimientos iban en aumento dentro de su cuerpo provocando que ella se estremeciera contra su cuerpo.
– No puedo más-gime en voz alta mientras se agarra de su saco con fuerza.
Michele aprieta su cintura y vigoriza el movimiento de su dedo, en ese instante sintió que las paredes vaginales de ella se contraen, Daviana cierra un poco más sus muslos contra él y su rostro se torna bastante colorado.
– ¡Ahhhh! -exclama presionando su frente contra su hombro -. Basta, basta…
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– Sigue, no te detengas Daviana…
El sonido creado por la masturbación encendía mucho más a Michele, el CEO no dejo de frotar el coño de Daviana puesto que ella estaba a un paso de correrse tan solo con su dedo. Y eso que apenas estaba comenzando.
K Besa la curva de su cuello al mismo tiempo que ella jadea contra su saco apagando un poco su voz, lo abrazaba con tanta fuerza que él parecía un salvavidas. De un momento a otro, Daviana empezó a menar sus caderas contra su dedo y eso le gusto al pelinegro.
– ¡Ah! ¡Ah! -jadeaba acelerando el meneo de cadera, hasta que Michele percibe que su mano se humedece más de lo que ya estaba.
La respiración de Daviana era muy rápida, seguía reposando su frente contra su hombro mientras que él no retiraba la mano de su coño…
al cabo de unos segundos relame sus labios unos que termina mordiendo mientras extrae su dedo de la vagina de ella.
Y al hacerlo ella jadea como si estuviera terminando de liberarse.
EI CEO nota que su mano estaba muy húmeda, y dedo salpicado por los fluidos de esa castaña hermosa. Sus instintos de animal lo llevan a meterse los dedos en la boca para saborear la esencia de esa mujer.
– ¡Muy dulce! -exclama satisfecho.
En ese instante que Daviana oye la voz de su jefe abre los ojos de par en par percatándose de que lo que había hecho, la tranquilidad que su corazón estaba comenzando a sentir se hizo mierda cuando cayó en cuenta en la posición de su estado.
Y como si alguien la electrocutara por la espalda la castaña se baja de encima de su jefe causando gran impresión en el mismo. Ella lo ve pestañear sorprendido mientras que ella baja su falda y luego le echa un vistazo a su regazo, aquello era peor aún.
– Lo siento mucho, debo irme ahora…
Sin esperar una palabra por parte de él que la pudiera detener, la castaña sale corriendo hacia la puerta…
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