El arte del sexo -
Capítulo 13
Capítulo 13:
EI CEO se separa un poco de su secretaria para mirar la parte de debajo de su cuerpo, sus pantaletas no eran las apropiadas, la verdad es que eran algo puritanas, pero eso no importaba cuando pretendía quitárselas.
– ¿Cómo te llamas? -musita contra su cuello mientras reparte cientos de besos por su exquisita piel.
contesta -Daviana… -contesta con voz sofocada.
– ¡Daviana! -repite su nombre para luego tomar sus labios una vez más.
La castaña vuelve a ser besada derrumbando más barreras, ya no lo soportaba más, ese hombre estaba haciendo mella en ella. No lo podía permitir, aquello no estaba bien, él era su jefe.
– No -le dice alejándose un poco, pero Michele la sujeta del mentón para volver a besarla-. No está bien… -objeta de nuevo separándose un poco.
– ¿Qué es lo que está mal, Daviana?
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La mención de su nombre la hizo temblar, luego de eso la mano de su jefe hace presión en su coño que la hace sobresaltarse e intentar alejarse de él, pero Michele era tan astuto que la sujeto por la cintura para retenerla donde quería.
– No, no, esto no está bien… -lo empuja por el pecho levemente.
– ¿Segura? -insiste el CEO frotando su coño por encima de su pantaleta.
Aquella fricción llevo a la locura a Daviana, era excesivo para soportar. Su cuerpo estaba muy caliente, y no entendía porque, si apenas estaba conociendo a ese hombre. Pero aquel roce la enloquecía, cerró los ojos al sentir como esos dos dedos se deslizaban de arriba hacia abajo por el centro de su vagina.
– Joder no… -gime con morbo y sin poder evitarlo.
Ese gemido fue más que suficiente consentimiento para Michele quien no perdió el tiempo y coló sus dedos dentro del coño de ella hasta sentir las paredes vaginales del sexo de Daviana.
Ella estaba realmente muy mojada, sus dedos se empaparon al instante, deslizándose suavemente entre su coño. Michele se atrevió a introducir un poco más hondo uno de sus dedos en su interior consiguiendo de ella un gemido tan erótico que lo complació.
EI CEO muerde sus labios al mirar esa boca de Daviana, ella se mordía la boca con tanta lujuria y morbo que su polla estaba que explotaba.
Las manos de esa castaña se aferraban a sus hombros entre tanto él masturbaba su vagina con suma delicadeza.
– ¿Te gusta, Daviana? ¿Te gusta lo que te estoy haciendo? -gime contra su boca abierta.
– Por favor, señor Gershon, debe… debe detenerse… -la oye tragar saliva, pero no dejaba de jadear muy bajo mientras era masturbada.
– ¿Deseas que me detenga? -empuja un poco más su dedo dentro de la cavidad de su coño y empieza hacer movimientos circulares dentro de su sexo -. ¿Eso quieres? -añade con voz ronca.
– Es que yo…
Sin que ella pudiera evitarlo, inclina el rostro hacia la boca de su jefe y ambos terminan por besarse de nuevo. Ella no buscaba besarlo, pero ese sujeto tenía algo que la descolocaba, era como si tuviera la habilidad para controlar su cuerpo y sus acciones.
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